Sunday, February 26, 2012

Tina Modotti: una mujer libre.

Tina Modotti.


 


Fotógrafa italiana y revolucionaria internacionalista, su figura y el ambiente que le tocó vivir ha sido cuidadosamente olvidada o despojada de sus entornos mas comprometidos. Para unos fue una despiadada agente soviética, otros la despolitizaron para "salvar" su figura artística, pero lo que es indiscutible es que utilizó sus imágenes para defender la libertad y rechazar la intolerancia, para ser una mujer libre.
Assunta Adelaida Luigia, nació el 16 de agosto de 1896 en Udine, ciudad de fábricas textiles en el norte de Italia. Su padre era Giuseppe Modotti, mecánico, socialista radical con ideas revolucionarias, perteneciente al Partido Socialista, y su madre, Assunta Mondini, por lo que su nombre completo fue Assunta Adelaide Luigia Modotti Mondini.



De niña es llevada a Austria, con la intención de vivir en un ambiente político más libre; pero al no conseguirlo, tuvieron que regresar a Italia. Luego de un tiempo el padre y la hermana mayor de Tina emigran a Estados Unidos, atraídos por el ideal del "sueño americano".
Mientras el padre trabajaba de obrero y la hermana en un taller de costura en California, ella trabajaba como costurera en Italia, haciéndose cargo de la manutención de su madre y sus hermanos pequeños, viviendo en condiciones muy extremas, pero con un gran sentido de justicia e igualdad derivado de la postura política familiar. Alrededor de los 17 años emigró con su familia a San Francisco, donde se empleó en una fábrica de seda (de 1913 a 1914) y después como modista (hasta 1917), pero gracias a su destacada belleza, pronto se transforma en modelo, incluso de sus propias confecciones.

De sus características lo que más llamaba la atención era su frágil figura, el delicado rostro y la mirada triste. Pronto incursiona como actriz en el cine mudo. El currículum cinematográfico, iniciado en Hollywood, comprende tres películas: The Tiger`s Coat de Roy Clements (1920), Riding Whit Death (1921) de Jacques Jaccard y I Can Explain de George D. Baker (1922). Tina Modotti se ajustaba bien al personaje de mujer fatal que le tocó interpretar por su gran atractivo físico, si bien debajo de ese papel de ficción se escondía una mujer sensible, humanista y comprometida.


Conoce a Roubaix de L'Abrie Richey, conocido como Robo, quien al cabo de un tiempo, sería su esposo. Robo se desenvolvía en un ambiente bohemio, pues era pintor y poeta; constantemente organizaba reuniones en su casa, donde se tocaban temas como la revolución rusa, el amor libre, los convencionalismos, la moralidad y las aventuras de Pancho Villa.

En 1922, queda atrapado por la magia de los sitios exóticos y su cultura, por lo que decide viajar a México, donde desgraciadamente cae enfermo y muere de fiebre amarilla. Tina, quien se había quedado en Estados Unidos, no lo alcanza a ver con vida.
Ella, que por aquella época mantenía una relación sentimental con Edward Weston –fotógrafo que le había sido presentado por su marido- mientras Robo permanecía en México, decide viajar a México con su nuevo compañero. Luego de su viajes por el país, la pareja se instala en la capital, siendo todo un acontecimiento para la sociedad mexicana que no estaba acostumbrada a ver parejas desnudas en las azoteas de sus casas.


Una vez establecidos, y envueltos por la multiplicidad de colores y ambientes, Tina descubre otra faceta de sí misma y abandona la melancolía y suavidad de Robo, por la explosión sensual y artística del fotógrafo. Logra convencer a Weston para que la tome como discípula, y poco a poco va logrando una obra de gran calidad. El fotógrafo tenía ideas abstraccionistas muy avanzadas para su época y esta influencia es notoria en la obra de Tina, que ya se había codeado con el mundo cultural de la época, sintiendo un gran compromiso con los indígenas.



Desde la primera vez que realizó un viaje al Istmo de Tehuantepec -junto a Diego Rivera, Frida y otros intelectuales de la época-, quedó maravillada y asombrada por el lugar y su gente, desde los paisajes, a la forma de organizarse, pero sobre todo, las condiciones de vida. Viajó por varias regiones de México, realizando excelentes fotografías de la situación del pueblo mexicano, a fin de publicarlas en un libro que iba a editar Anita Brenner (Mexican Folkways) en EEUU.
Weston abandonó México en 1927, y Tina se integró en la Liga Antiimperialista, donde reestableció su contacto militante y emocional con Xavier Guerrero. Juntos colaboraron con el periódico “El Machete” del PC y se integró en el Socorro Rojo Internacional.


Por aquellos días conoce a la embajadora de la URSS en México Alejandra Kollontai. De sus observaciones Tina asumirá postulados de clase muy concretos, “en el sentido de profundizar en la denuncia de la situación de extrema pobreza de los campesinos mexicanos y demostrar a los capitalistas que puede haber otro tipo de fotografía a servicio de la cultura del pueblo”, años más tarde María Teresa León, confirma dicho proceso:
“ La inteligencia de Tina le permitió recorrer varios caminos: el del teatro, el de la fotografía, el del amor. Le interesaba la imagen del ser humano, el por qué de la pobreza, la razón de las tristes desigualdades sociales. Sus fotografías se fueron transformando en íntimos descubrimientos de esa miseria que, cuando la tocas con los ojos, te obliga a elegir un camino."
A pesar de contar con una cámara muy pesada, captaba todo a su alrededor, para sintetizarlo de una forma sumamente expresiva. Sus ideas vanguardistas son un sello en su obra, así como toda la influencia de la tecnología de la época. Como muestra tenemos las fotografías de los Cables de luz y del Tanque. Aunque tiene algunas fotos un poco más románticas y sutiles -como su figura-, en las que aparecen madres amamantando a sus hijos.


De acuerdo con la tendencia general de muchos de los artistas mexicanos de la época, Tina se interesó en la representación de las clases sociales más humildes del país, principalmente de los indígenas y de los campesinos, creando algunas obras verdaderamente emblemáticas en su género. Por una parte, como la mayoría de los miembros del grupo, a través de sus obras quería hacer visible la marginación insostenible de dichas clases sociales; y por la otra, su intención era la de resaltar la belleza y la dignidad que encontraba en sus modelos indígenas y campesinos, como símbolo apropiado para representar la quintaesencia de la identidad nacional.




Sin embargo, dentro de estas tendencias generales, tanto Tina como otra gran fotógrafa mexicana, Lola Álvarez Bravo, se destacaron de sus colegas artistas varones por concentrarse, muy particularmente, en la representación de las mujeres indígenas y por hacerlo no sólo desde el punto de vista de la representación impersonal y objetiva de su situación de marginación social y económica, sino también, y principalmente, a través de la indagación y de la representación de algunas de las consecuencias emocionales más profundas de dichas condiciones en las mujeres.



Muchas de sus escenas aparentemente costumbristas o etnográficas, de acuerdo con las tendencias de la fotografía tradicional fuertemente asentada en el país, se distinguen del resto por la intensa emotividad con que Tina y Lola interpretan a sus figuras protagónicas. Ambas fotógrafas comparten la preferencia por la representación de las mujeres activas en sus distintos y duros trabajos, tanto rurales como citadinos, y lo hacen con tal vigor y sensibilidad que en muchas ocasiones logran transformar la más casual y cotidiana de las tareas de las mujeres, en iconos no sólo del sacrificio y del duro trabajo de las clases más marginadas del país, sino, y principalmente, de la imbatible fortaleza del género.


Las mujeres indígenas de Tina son tratadas en sus fotografías por medio de distintas perspectivas que abarcan un amplio espectro expresivo: desde el símbolo tangible de la pobreza y de la marginación más extrema, como en Miseria de 1928, pasando por retratos de mujeres concretas, como el de Elisa arrodillada de 1924–1926, hasta llegar a convertirlas en paradigmas arquetípicos de lo femenino como sinónimos del trabajo, la creación y el activismo político.
Se hizo miembro del Partido Comunista Mexicano en 1927. Apoyó activamente la lucha de Augusto C. Sandino, para entonces ya estaba muy comprometida con el comité Manos Fuera de Nicaragua, a pesar de ser un tanto tímida y callada, siempre asistía a las reuniones y ayudó a fundar el primer comité antifascista italiano.


En 1927 conoce a Vittorio Vidali, miembro del Partido Comunista de Italia desde 1921, que huyó de su país tras el ascenso al poder de Benito Mussolini. Miembro del Partido Comunista de Estados Unidos y del Socorro Rojo Internacional, trabajó con los seudónimos de Enea Sormenti, Comandante Carlos, José Díaz y Carlos Contreras. Fue un activo defensor de Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti, finalmente ejecutados.
Publicó sus fotos en la revistas Mexican Folkways y Mexican Life. Tuvo un breve amorío con Xavier Guerrero, y al poco tiempo, en 1928, conoce al amor de su vida, Julio Antonio Mella, dirigente estudiantil cubano, cuando se forma el comité en apoyo a los anarquistas Sacco y Vanzetti. De fuertes ideales izquierdistas, estaba encargado de ayudar a los compatriotas que huían de la isla.


“Te quiero, serio, tempestuosamente. Como algo definitivo”. Vuelve desde el pasado, la declaración amorosa de Julio a Tina, como señal de que también la pasión es imprescindible para hacer el mundo que soñaban.
Desafortunadamente Mella, luego de algunas discusiones y roces con el partido, es asesinado a balazos cuando caminaba con ella por las calles de la Ciudad de México.
Para ese entonces, Tina ya había publicado en algunas revistas y periódicos de izquierda -como la Revista de los Estridentistas, que a pesar de especializarse en literatura, coincidía con algunos principios de este movimiento artístico-, lo cual la vinculaba a esta postura política, indicio que llevó a culparla del asesinato del joven cubano. Aquí viene todo el amarillismo e intolerancia ejercido en contra de Modotti: su casa es saqueada y muchas de sus fotos destruidas.
La policía descubre una gran cantidad de los maravillosos desnudos en los que había posado para Weston, por supuesto, en esa época imágenes así eran vistas más como pornografía que como arte. Esto propicia que los tabloides encabecen la nota acerca del suceso como: "Bella fotógrafa, y prostituta italiana, asesina a su amante". Junto a esta versión, hay historiadores que consideran que fue Vittorio Vidali quien participó en el asesinato de Mella.



La muerte de Mella supuso para ella un golpe muy fuerte del que no logró recuperarse nunca. En ese mismo año, se celebró en la Biblioteca Nacional de la capital mexicana lo que sería la primera y última exposición de su obra en vida dado que ella renegó entonces de su condición de artista en favor de una militancia como fotógrafa en las filas comunistas. La crítica recibió con gran entusiasmo esta muestra y le dedicaron infinidad de elogios, entre los que destacaba el haber sabido desprenderse de amaneramientos y sentimentalismos haciendo gala de un estilo personal muy depurado, que después sería tan influyente para los propios fotógrafos mexicanos.
Al año siguiente la acusan de cómplice de una tentativa de asesinato a Pascual Ortiz Rubio, presidente de México en ese entonces, pero fue absuelta y expulsada del país, luego de que sus amigos, entre los que se encontraban Diego Rivera -para quien también posó desnuda durante la realización de los murales de Chapingo- y Manuel Álvarez Bravo, se pronunciaran a favor de ella.
La salida obligada de México fue un golpe definitivo para su moral después de haber visto como asesinaban a su gran amor; de tal forma que se dice que fue en ese mismo año cuando comenzó a abandonar progresivamente su carrera de fotógrafa para consagrarse a los compromisos políticos. En sólo un par de días tuvo que recoger sus cosas e irse hacia Europa no sin antes haber dejado gran parte de sus fotografías a su amigo y admirador Manuel Álvarez Bravo, que hoy en día es considerado como uno de los mejores fotógrafos de la historia mexicana y que, por respeto a su maestra, ha conservado hasta la actualidad el legado de esta malograda artista.


En su intento por llegar a Estados Unidos se le niega el permiso a causa de sus ideas políticas y se ve obligada a embarcase rumbo a Europa.
Tina parte a Alemania, sola, y comienza un recorrido en medio de países ahora para ella desconocidos y que estaban viviendo situaciones políticas y sociales críticas haciéndola sentirse incómoda, vacía. De este período existen fotografías de tono satírico en Alemania. Más adelante viaja a Moscú fanatizada por el comunismo donde se reencuentra con Vitorio Vidali. Siguieron juntos hasta el final, -luego él se convertiría en su esposo- más por una necesidad de apoyo que por un auténtico amor.


Vitorio Vidali era un marxista de primer nivel y gracias a esto Tina se convirtió en una agente secreta del Socorro Rojo Internacional lo que dificulta conocer a ciencia cierta sus pasos durante esos años por Europa. La causa política, la convicción de consagración a ayudar a sus camaradas en peligro son hechos que conducen a Tina a abandonar la fotografía, así lo ratifica la curadora mexicana Elisa Solano Alvarez:“ Si bien en México se desarrollaba ya una tradición muy fuerte del foto reportaje, no existía la combinación de la fotografía de autor y la de carácter social. En Modotti confluyen estos dos aspectos. Está la escuela de Weston y también el compromiso social. Una de las explicaciones del por qué dejó la fotografía está en su mayor participación como militante socialista.”



Tina Modotti murió el 5 de enero de 1942 por un ataque cardiaco. En su lapida en el panteón Dolores de la Ciudad de México se lee un verso de Pablo Neruda:



"Tina Modotti, hermana, no duermes, no, no duermes;
tal vez tu corazón oye crecer la rosa
de ayer, la última rosa de ayer, la nueva rosa."

Fragmento de un poema de Pablo Neruda:

Puro es tu dulce nombre,
pura es tu frágil vida:
de abeja, sombra fuego,
nieve silencio espuma,
de acero, línea polen
se construyó tu férrea,
tu delgada estructura...






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