Tuesday, September 11, 2012

VALENTINA NICANOFF


VALENTINA NICANOFF
 
"dónde está la alcantarilla
de las mujeres
que sienten la noche y mi oscuridad"
 

 

Valentina Nicanoff nació el 16 de Febrero de 1989 en la ciudad de Santa Rosa, La Pampa, Argentina. Su madre la parió del todo a eso de las 3am. Pero Valentina ya había empezado a vivir en sí misma antes de que la concibieran. Con el transcurrir de las semanas, aprendió su primera palabra: “arne”, para pedirle a su papá que dejara de derramar jugo de hierro en la polenta y le diera de una vez por todas un trozo de carne.  Algunos familiares dicen que Valentina no comió carne sino hasta que le salieron los primeros dientecitos. Otros teorizan que la abstinencia de este alimento cuando era bebé es la causa de que Valentina comenzara a comerse a sí misma.

Esta tendencia caníbal fue canalizada saludablemente a través del judo, deporte que Valentina practicó durante diez años, llegando a competir a nivel panamericano. El judo definía a Valentina con idéntica  intensidad con la que la que Valentina odiaba el judo. Y fue así que en su fiesta de quince, todos los kilómetros de ella misma que había comido, comenzaron a generarle espasmos.

Valentina se vomitó completamente al terminar la secundaria en el Colegio Normal de Santa Rosa. Entonces, se conectó con su palabra primigenia y empezó a buscarse sonámbula en el suelo. “Arne, arne”, decía Valentina al encontrar sus ojos debajo de la cama. “Arne”, y cosía los dedos de sus pies que flotaban en el lavabo.  “Arne, arne”, y se pegaba los labios con saliva podrida. “Arne, arne, aaaaaaarne” y domaba sus piernas que caminaban en direcciones opuestas. Hasta que una noche, encerrada en su habitación, recopiló sus manos y su estómago, agarró una lapicera negra, un cuaderno azul y gimió “AAAAAARNEEEEEE” durante horas hasta terminar de pujar su primer poema.

Mientras tanto, a Valentina la estaban mudando en ambulancia a Buenos Aires, donde empezó las carreras de abogacía, psicología, ciencias políticas, educación física, historia y letras, sin terminar ninguna. Pero descubrió la guarida literaria Siempre de Viaje, y cada vez más fue expresando su vocación en la escritura.

En 2010 publicó su primer libro de poemas, Amapola, que se reeditó en 2012, prologado por el tan querido poeta pampeano Edgar Morisoli, y dedicado a Fernanda, su psicoanalista. También llevó a escena un poema de La pérdida o la perdida, de Karina Macció, su mentora y escritora a quien admira. Hoy se encuentra escribiendo su segundo libro, El nudo, que entreteje poemas con extractos de diario. Y guiona el libro de Karina Macció con la intención de convertirlo en una obra de teatro.  

Valentina se “gana el pan” trabajando en un teatro, aunque más bien el sueldo para el pan es invertido compulsivamente en cigarrillos, en libros y en música. Con cigarrillos, mate amargo y rock y punk y grunge, Valentina escribe y escribe. Y aunque la literatura la pulveriza, es la única manera que conoce para dar vida a tantas vidas y para dar muerte a tanta vida. Cuando Valentina no encuentra la salida en la tierra, es decir casi todos los días, llora y se va a nadar a la pileta del barrio. Así siente que se exilia del mundo. Y mientras nada y sus sueños se convierten en anfibios, Valentina vuelve a adquirir esa contextura que otros llaman “real”.

 

SELECCIÓN POÉTICA

Tomado de:

a m a p o l a

Siempre de Viaje Ediciones

Colección V a l i j i t a

Dirección: Karina Macció

Con el permiso de la autora.

 
 


 

XIV

 

yo soy mentira

 

si fuese verdad

 

no habría quién escribiera

 

 

 

II

 

¡Abandónenme!

hoy no tengo ánimos de saliva

soy una llama mascando el silencio

y no me atrevo a escupir el cadáver

                                       /del espejo

(si fuese la otra, me ahorcaría

con los rayos del sol

y caminaría

una y otra vez

sobre los médanos

de mis huesos

con cicatrices de vida

en el cuello)

pero acá es necesario arder más

hacer leña con cada fibra muscular

rozar los harapos de la piel

acariciarme rápido y con asco

 

ensimismada

con dedos de fósforo

uñas de pala

y ¡zás!

en hoguera

todas las brujas

desaparecemos

 

porque ya no busco el suicidio del reflejo

ya no más arcaica espera

de impulso mamut congelado en el desierto.

 

 

VIII

 

una nena cuelga

desde la última hoja de la enredadera

en mi garganta

 

sus dedos ceden

hasta desangrarse

en el color de la nada

 

sin gotas

sin gravedad

 

ella se despierta

y sonríe

 

ahora es una burbuja

marrón levitando

entre los colmillos

de mi boca

 

 

XI

 

D-I-S-L-O-C-A-C-I-Ó-N

 

dónde está el recreo de las sin cabeza

       /que juegan rayuela para caerse y no caminar más?

 

y la cicatriz de la mano castigando

     /a las mejillas con las suelas de los zapatos?

 

y los murciélagos del insomnio

  /encandilándose con la vela azul del silencio?

 

y mi pulmón violeta exhalándose del

                     /cuerpo para no respirar?

 

 

dónde está la alcantarilla

de las mujeres

que sienten la noche y mi oscuridad

 

XIII

 

Su disfraz está en la columna vertebral

lo que ella ve es piel desnuda de un personaje que desconoce. Entonces, bailando alrededor de sí misma, invoca arañas paralíticas para tejerse diferente. Porque, ¿no es una muñeca? De trapo. Necesita conectarse con su sensación más real: el dolor, para encontrarse verdadera. Pero se convierte en la directora de su propia película y grita: ¡Corte y Confección!

Luego, encarna el cadáver de vértebras perdidas en su interior

 

XVI

 

me abismo

vislumbrando el vacío

                                                       tendrá mi tumba almohadas púrpura?

 

y quizás sólo por eso lloro

 

 

XVIII

 

mis sueños son un teatro de

                          /identidades en vigilia

mi vigilia está dormida

yo ya no sueño

 

V

romper la casa de huesos

hacer laguna de cera

y embarcarse con las manos

en la piel

no tener ya cómo

arrancarse el cuerpo

desde el fondo

de la sed
 
 

Nota de José Manuel Vara:

 Mi relación epistolar/digital con Valentina es reciente, pero, desde un primer instante, noté la química bastarda entre ambos. Su primer libro "Amapola", es todo un descubrimiento. Desde aquí le doy las gracias por su generosidad.

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