Saturday, March 02, 2013

Epílogo para Pequeña Poesía Postraumática, por Vara


Epílogo :La rareza

 

(Pequeña poesía postraumática)

 

 Cada día me acostumbro más a la rareza. Lo diferente. Lo alternativo. Lo raro. Lo no convencional. Lo que da miedo al cuerdo, al coherente, al que acata las normas. El otro lado. Lo oscuro. La locura. De hecho, creo que sin “esto” ya no podría vivir, no podría entender lo que sucede en la sociedad que me rodea, en la que vivo, en la que me desarrollo y a la que he tenido la osadía o la inconsciencia de traer hijos, con la delirante intención de  “cambiar algo”, aunque sólo se trate de aportar otro significado a nuestro estereotipado concepto de normalidad y realidad.

   Voy cerca de los 50 y me arrepiento de no haber sido más visceral en algunas cosas, pero la historia ha ido así y no de otra manera. Afortunadamente, tengo un empleo que me ata cada día a la puta realidad y una familia que me apoya en los momentos de incertidumbre existencial. Creo, en el fondo, ser un ser afortunado. Y eso, hoy en día, es un lujo.

   Internet nos ha hecho libres y nos ha hecho esclavos, pero también nos ha hecho próximos, siempre que basemos esta herramienta en algo productivo, creativo y sincero. Creo que de no existir internet, Neurótika Books no tendría sentido, ya que no tendría energía para llevarla a cabo como propuesta creativa underground. De sobras conocéis lo que me encanta usar este término...Neurótika Books existe porque vosotros queréis que así sea. Y a mí me encanta ese feedback contínuo. Esa retroalimentación de afectos, de emociones, de vulnerabilidades, de traumas, de deseos, de poesía, de dolor, de arrebato, de sinceridad, de heridas abiertas, de…lucha interna, de fascinación por descubrir infiernos interiores. Infernonautas que somos, en un mundo que nunca nos ha pertenecido. El mundo de los domadores de palabras, de los quiebraversos, y de los heridos en el alma.

   Me siento así. Al lado de los enajenados, de los que usan la locura como alternativa  a una sociedad enferma de cáncer de autismo emocional terminal, con todo el respeto a los autistas, esos transgresores natos de las normas de la comunicación universal, que nunca alcanzaremos a entender por nuestra incapacidad congénita a explorar otros caminos de entendimiento y de captación de la realidad ajena.

Infernonautas somos, aunque no lo queramos aceptar. Navegantes de los infiernos abisales de la emoción desgarrada, de la víscera y del trauma. Y yo aquí, escuchando al puto Nick Cave y su Murder Balladas, y releyendo el próximo libro de Ni Gara, “pequeña poesía postraumática”, esa revelación cercana al apocalipsis interno, aunque sea a escala reducida, pero con la suficiente relevancia como para atraer mi atención las últimas semanas, de forma tan intensa como soy capaz de sentir esas realidades alternativas que tanto anhelo, necesito y vivo, casi con una proximidad malsana, con una claridad perceptiva que me lleva a cuestionar mi concepto de la realidad. Esa dicotomía entre la que nos venden como cierta y la que anhelamos como necesaria. Y ahí se sitúa este librito, este puñetazo en forma de verbo libre, tenso y de extremada fiereza delicada. Gracias enormes a Gsús Bonilla y a Ana Curra por acercarme a las vivencias anímicas de Ni Gara, que desde hace algún tiempo ocupa un lugar especial en la trastienda alternativa de mi córtex cerebral, allá donde los guardianes de la razón no se atreven a adentrarse.

   Infernonautas que somos. Unos pocos. Los privilegiados. Los supervivientes de un mundo en decadencia, de un mundo sin alma, de un  mundo basado en la hipocresía bastarda de la tiranía emocional, donde llorar es delito de estado y sentir es un pecado castigado con cadena perpetua. Bienvenidos al mundo de Alicia, o, mejor dicho, al de Ni Gara. No apto para cuerdos. Quedan ustedes avisados.

   Infernonautas somos. Y así renaceremos, más allá de la tiniebla castrante del miedo más atroz a ser uno mismo. Gracias, Ni Gara, por darnos la mano y guiarnos por la anímica emoción de tu bendito infierno interior.

José Manuel Vara
      febrero 2013      

 

 

 

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