Wednesday, February 29, 2012

Dancing Barefoot , de Adriana Bañares.

Dancing Barefoot
Adriana Bañares


Francesca Woodman, fotógrafa

 "A todos nosotros, de alguna manera, nos ha poseído
el espíritu de Francesca Woodman"
J.M.Vara



nuestros zapatos se han quedado en casa

con la lluvia



nuestros zapatos se han quedado en casa

en el desierto

y en las baldosas secas de un tiempo

árido

que no cupo en nuestras manos.



nuestros pasos parecen firmes

(pero nos tambaleamos)



caminamos tan solas

a pesar de todo

porque

todo este camino rutinario

es parte

de una huida

que escribimos con palabras minúsculas

y esperas en el frío.





la tierra se cubre de blanco. es un luto diferente al nuestro / nuestro luto de tela de lija negra sobre nuestros cuerpos helados

estas pieles frágiles que evitan el roce

estas pieles viudas de sí

que se corrompen hasta el deshielo



mientras bailan descalzas sobre la nieve.



Adriana Bañares, escritora


Sunday, February 26, 2012

Tina Modotti: una mujer libre.

Tina Modotti.


 


Fotógrafa italiana y revolucionaria internacionalista, su figura y el ambiente que le tocó vivir ha sido cuidadosamente olvidada o despojada de sus entornos mas comprometidos. Para unos fue una despiadada agente soviética, otros la despolitizaron para "salvar" su figura artística, pero lo que es indiscutible es que utilizó sus imágenes para defender la libertad y rechazar la intolerancia, para ser una mujer libre.
Assunta Adelaida Luigia, nació el 16 de agosto de 1896 en Udine, ciudad de fábricas textiles en el norte de Italia. Su padre era Giuseppe Modotti, mecánico, socialista radical con ideas revolucionarias, perteneciente al Partido Socialista, y su madre, Assunta Mondini, por lo que su nombre completo fue Assunta Adelaide Luigia Modotti Mondini.



De niña es llevada a Austria, con la intención de vivir en un ambiente político más libre; pero al no conseguirlo, tuvieron que regresar a Italia. Luego de un tiempo el padre y la hermana mayor de Tina emigran a Estados Unidos, atraídos por el ideal del "sueño americano".
Mientras el padre trabajaba de obrero y la hermana en un taller de costura en California, ella trabajaba como costurera en Italia, haciéndose cargo de la manutención de su madre y sus hermanos pequeños, viviendo en condiciones muy extremas, pero con un gran sentido de justicia e igualdad derivado de la postura política familiar. Alrededor de los 17 años emigró con su familia a San Francisco, donde se empleó en una fábrica de seda (de 1913 a 1914) y después como modista (hasta 1917), pero gracias a su destacada belleza, pronto se transforma en modelo, incluso de sus propias confecciones.

De sus características lo que más llamaba la atención era su frágil figura, el delicado rostro y la mirada triste. Pronto incursiona como actriz en el cine mudo. El currículum cinematográfico, iniciado en Hollywood, comprende tres películas: The Tiger`s Coat de Roy Clements (1920), Riding Whit Death (1921) de Jacques Jaccard y I Can Explain de George D. Baker (1922). Tina Modotti se ajustaba bien al personaje de mujer fatal que le tocó interpretar por su gran atractivo físico, si bien debajo de ese papel de ficción se escondía una mujer sensible, humanista y comprometida.


Conoce a Roubaix de L'Abrie Richey, conocido como Robo, quien al cabo de un tiempo, sería su esposo. Robo se desenvolvía en un ambiente bohemio, pues era pintor y poeta; constantemente organizaba reuniones en su casa, donde se tocaban temas como la revolución rusa, el amor libre, los convencionalismos, la moralidad y las aventuras de Pancho Villa.

En 1922, queda atrapado por la magia de los sitios exóticos y su cultura, por lo que decide viajar a México, donde desgraciadamente cae enfermo y muere de fiebre amarilla. Tina, quien se había quedado en Estados Unidos, no lo alcanza a ver con vida.
Ella, que por aquella época mantenía una relación sentimental con Edward Weston –fotógrafo que le había sido presentado por su marido- mientras Robo permanecía en México, decide viajar a México con su nuevo compañero. Luego de su viajes por el país, la pareja se instala en la capital, siendo todo un acontecimiento para la sociedad mexicana que no estaba acostumbrada a ver parejas desnudas en las azoteas de sus casas.


Una vez establecidos, y envueltos por la multiplicidad de colores y ambientes, Tina descubre otra faceta de sí misma y abandona la melancolía y suavidad de Robo, por la explosión sensual y artística del fotógrafo. Logra convencer a Weston para que la tome como discípula, y poco a poco va logrando una obra de gran calidad. El fotógrafo tenía ideas abstraccionistas muy avanzadas para su época y esta influencia es notoria en la obra de Tina, que ya se había codeado con el mundo cultural de la época, sintiendo un gran compromiso con los indígenas.



Desde la primera vez que realizó un viaje al Istmo de Tehuantepec -junto a Diego Rivera, Frida y otros intelectuales de la época-, quedó maravillada y asombrada por el lugar y su gente, desde los paisajes, a la forma de organizarse, pero sobre todo, las condiciones de vida. Viajó por varias regiones de México, realizando excelentes fotografías de la situación del pueblo mexicano, a fin de publicarlas en un libro que iba a editar Anita Brenner (Mexican Folkways) en EEUU.
Weston abandonó México en 1927, y Tina se integró en la Liga Antiimperialista, donde reestableció su contacto militante y emocional con Xavier Guerrero. Juntos colaboraron con el periódico “El Machete” del PC y se integró en el Socorro Rojo Internacional.


Por aquellos días conoce a la embajadora de la URSS en México Alejandra Kollontai. De sus observaciones Tina asumirá postulados de clase muy concretos, “en el sentido de profundizar en la denuncia de la situación de extrema pobreza de los campesinos mexicanos y demostrar a los capitalistas que puede haber otro tipo de fotografía a servicio de la cultura del pueblo”, años más tarde María Teresa León, confirma dicho proceso:
“ La inteligencia de Tina le permitió recorrer varios caminos: el del teatro, el de la fotografía, el del amor. Le interesaba la imagen del ser humano, el por qué de la pobreza, la razón de las tristes desigualdades sociales. Sus fotografías se fueron transformando en íntimos descubrimientos de esa miseria que, cuando la tocas con los ojos, te obliga a elegir un camino."
A pesar de contar con una cámara muy pesada, captaba todo a su alrededor, para sintetizarlo de una forma sumamente expresiva. Sus ideas vanguardistas son un sello en su obra, así como toda la influencia de la tecnología de la época. Como muestra tenemos las fotografías de los Cables de luz y del Tanque. Aunque tiene algunas fotos un poco más románticas y sutiles -como su figura-, en las que aparecen madres amamantando a sus hijos.


De acuerdo con la tendencia general de muchos de los artistas mexicanos de la época, Tina se interesó en la representación de las clases sociales más humildes del país, principalmente de los indígenas y de los campesinos, creando algunas obras verdaderamente emblemáticas en su género. Por una parte, como la mayoría de los miembros del grupo, a través de sus obras quería hacer visible la marginación insostenible de dichas clases sociales; y por la otra, su intención era la de resaltar la belleza y la dignidad que encontraba en sus modelos indígenas y campesinos, como símbolo apropiado para representar la quintaesencia de la identidad nacional.




Sin embargo, dentro de estas tendencias generales, tanto Tina como otra gran fotógrafa mexicana, Lola Álvarez Bravo, se destacaron de sus colegas artistas varones por concentrarse, muy particularmente, en la representación de las mujeres indígenas y por hacerlo no sólo desde el punto de vista de la representación impersonal y objetiva de su situación de marginación social y económica, sino también, y principalmente, a través de la indagación y de la representación de algunas de las consecuencias emocionales más profundas de dichas condiciones en las mujeres.



Muchas de sus escenas aparentemente costumbristas o etnográficas, de acuerdo con las tendencias de la fotografía tradicional fuertemente asentada en el país, se distinguen del resto por la intensa emotividad con que Tina y Lola interpretan a sus figuras protagónicas. Ambas fotógrafas comparten la preferencia por la representación de las mujeres activas en sus distintos y duros trabajos, tanto rurales como citadinos, y lo hacen con tal vigor y sensibilidad que en muchas ocasiones logran transformar la más casual y cotidiana de las tareas de las mujeres, en iconos no sólo del sacrificio y del duro trabajo de las clases más marginadas del país, sino, y principalmente, de la imbatible fortaleza del género.


Las mujeres indígenas de Tina son tratadas en sus fotografías por medio de distintas perspectivas que abarcan un amplio espectro expresivo: desde el símbolo tangible de la pobreza y de la marginación más extrema, como en Miseria de 1928, pasando por retratos de mujeres concretas, como el de Elisa arrodillada de 1924–1926, hasta llegar a convertirlas en paradigmas arquetípicos de lo femenino como sinónimos del trabajo, la creación y el activismo político.
Se hizo miembro del Partido Comunista Mexicano en 1927. Apoyó activamente la lucha de Augusto C. Sandino, para entonces ya estaba muy comprometida con el comité Manos Fuera de Nicaragua, a pesar de ser un tanto tímida y callada, siempre asistía a las reuniones y ayudó a fundar el primer comité antifascista italiano.


En 1927 conoce a Vittorio Vidali, miembro del Partido Comunista de Italia desde 1921, que huyó de su país tras el ascenso al poder de Benito Mussolini. Miembro del Partido Comunista de Estados Unidos y del Socorro Rojo Internacional, trabajó con los seudónimos de Enea Sormenti, Comandante Carlos, José Díaz y Carlos Contreras. Fue un activo defensor de Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti, finalmente ejecutados.
Publicó sus fotos en la revistas Mexican Folkways y Mexican Life. Tuvo un breve amorío con Xavier Guerrero, y al poco tiempo, en 1928, conoce al amor de su vida, Julio Antonio Mella, dirigente estudiantil cubano, cuando se forma el comité en apoyo a los anarquistas Sacco y Vanzetti. De fuertes ideales izquierdistas, estaba encargado de ayudar a los compatriotas que huían de la isla.


“Te quiero, serio, tempestuosamente. Como algo definitivo”. Vuelve desde el pasado, la declaración amorosa de Julio a Tina, como señal de que también la pasión es imprescindible para hacer el mundo que soñaban.
Desafortunadamente Mella, luego de algunas discusiones y roces con el partido, es asesinado a balazos cuando caminaba con ella por las calles de la Ciudad de México.
Para ese entonces, Tina ya había publicado en algunas revistas y periódicos de izquierda -como la Revista de los Estridentistas, que a pesar de especializarse en literatura, coincidía con algunos principios de este movimiento artístico-, lo cual la vinculaba a esta postura política, indicio que llevó a culparla del asesinato del joven cubano. Aquí viene todo el amarillismo e intolerancia ejercido en contra de Modotti: su casa es saqueada y muchas de sus fotos destruidas.
La policía descubre una gran cantidad de los maravillosos desnudos en los que había posado para Weston, por supuesto, en esa época imágenes así eran vistas más como pornografía que como arte. Esto propicia que los tabloides encabecen la nota acerca del suceso como: "Bella fotógrafa, y prostituta italiana, asesina a su amante". Junto a esta versión, hay historiadores que consideran que fue Vittorio Vidali quien participó en el asesinato de Mella.



La muerte de Mella supuso para ella un golpe muy fuerte del que no logró recuperarse nunca. En ese mismo año, se celebró en la Biblioteca Nacional de la capital mexicana lo que sería la primera y última exposición de su obra en vida dado que ella renegó entonces de su condición de artista en favor de una militancia como fotógrafa en las filas comunistas. La crítica recibió con gran entusiasmo esta muestra y le dedicaron infinidad de elogios, entre los que destacaba el haber sabido desprenderse de amaneramientos y sentimentalismos haciendo gala de un estilo personal muy depurado, que después sería tan influyente para los propios fotógrafos mexicanos.
Al año siguiente la acusan de cómplice de una tentativa de asesinato a Pascual Ortiz Rubio, presidente de México en ese entonces, pero fue absuelta y expulsada del país, luego de que sus amigos, entre los que se encontraban Diego Rivera -para quien también posó desnuda durante la realización de los murales de Chapingo- y Manuel Álvarez Bravo, se pronunciaran a favor de ella.
La salida obligada de México fue un golpe definitivo para su moral después de haber visto como asesinaban a su gran amor; de tal forma que se dice que fue en ese mismo año cuando comenzó a abandonar progresivamente su carrera de fotógrafa para consagrarse a los compromisos políticos. En sólo un par de días tuvo que recoger sus cosas e irse hacia Europa no sin antes haber dejado gran parte de sus fotografías a su amigo y admirador Manuel Álvarez Bravo, que hoy en día es considerado como uno de los mejores fotógrafos de la historia mexicana y que, por respeto a su maestra, ha conservado hasta la actualidad el legado de esta malograda artista.


En su intento por llegar a Estados Unidos se le niega el permiso a causa de sus ideas políticas y se ve obligada a embarcase rumbo a Europa.
Tina parte a Alemania, sola, y comienza un recorrido en medio de países ahora para ella desconocidos y que estaban viviendo situaciones políticas y sociales críticas haciéndola sentirse incómoda, vacía. De este período existen fotografías de tono satírico en Alemania. Más adelante viaja a Moscú fanatizada por el comunismo donde se reencuentra con Vitorio Vidali. Siguieron juntos hasta el final, -luego él se convertiría en su esposo- más por una necesidad de apoyo que por un auténtico amor.


Vitorio Vidali era un marxista de primer nivel y gracias a esto Tina se convirtió en una agente secreta del Socorro Rojo Internacional lo que dificulta conocer a ciencia cierta sus pasos durante esos años por Europa. La causa política, la convicción de consagración a ayudar a sus camaradas en peligro son hechos que conducen a Tina a abandonar la fotografía, así lo ratifica la curadora mexicana Elisa Solano Alvarez:“ Si bien en México se desarrollaba ya una tradición muy fuerte del foto reportaje, no existía la combinación de la fotografía de autor y la de carácter social. En Modotti confluyen estos dos aspectos. Está la escuela de Weston y también el compromiso social. Una de las explicaciones del por qué dejó la fotografía está en su mayor participación como militante socialista.”



Tina Modotti murió el 5 de enero de 1942 por un ataque cardiaco. En su lapida en el panteón Dolores de la Ciudad de México se lee un verso de Pablo Neruda:



"Tina Modotti, hermana, no duermes, no, no duermes;
tal vez tu corazón oye crecer la rosa
de ayer, la última rosa de ayer, la nueva rosa."

Fragmento de un poema de Pablo Neruda:

Puro es tu dulce nombre,
pura es tu frágil vida:
de abeja, sombra fuego,
nieve silencio espuma,
de acero, línea polen
se construyó tu férrea,
tu delgada estructura...






Wednesday, February 22, 2012

Francesca Woodman vista por Lucía Fraga.

Lucía Fraga
poetizando a Francesca Woodman



EL DOLOR DE LA VERDAD





La verdad duele.

Huele a batas de hospital y a alcohol

Que se gravan en la pituitaria a fuego.

Duele saberse loco, poeta o trapecista.

Es el precio de la vida.



La verdad duele.

Es un cuchillo oxidado

Que nos atraviesa el estómago

Y nos muestra la putridez de nuestro pasado.

Es la gran herida abierta.



La verdad duele.

Ese dolor de cabeza que nos lleva

En un tiovivo macabro al fondo del vaso.

Ese fracaso inmotivado que nos obliga

A tachar y escupir versos.



La verdad duele.

Seamos reyes o mendigos,

La verdad nos mata de manera sigilosa.

Dadme una palabra verdadera

Y yo desmontaré el mundo.





EL FINAL







El final no es una despedida,

Es la soledad frente al espejo de la decrepitud.

Las noches frías en la que la manta no nos tapa

Y el reloj hace demasiado ruido con su tic-tac impertérrito.

El final es un grito desgarrado.



El final no es una despedida.

Es el pulmón abotargado por el que trata de salir el humo.

Las viejas fotografías todas rotas dentro de un cajón.

La calefacción que no funciona pegada a tus huesos.

Un libro amarillento que se ha leído no sé cuántas veces.



El final no es una despedida.

Es el combate del yo contra su otro yo.

La lucha descarnada por la supervivencia.

Las luces que apagan sus letreros de neón

Y los últimos borrachos a los que hay que echar.



El final no es una despedida.

Es el último salto mortal sin red y sin seguro a terceros.

El vómito ensangrentado en medio de las sábanas.

Los acreedores que aporrean la puerta,

Porque no hemos saldado nuestras deudas de juego con la vida.



El final no es una despedida.

Es un vaso vacío y un cepillo de dientes gastado.

Un plato de comida reseca rodeado de moscas.

Botellas de ginebra tiradas debajo de la cama.

Poemas y versos esparcidos por los rincones.



El final no es una despedida.

Es una inadecuada maniobra a la derecha.

Un frío helador que se escurre por la espalda.

Una indecisión sobre la vida o la muerte.

Un baño ensangrentado donde yaces tú.



INOCENTE





Me declaro inocente.

Nunca supe de las normas del amor

Ni fui consciente de sus trampas

Con las que un asesino a sueldo

Me destripó hasta hacerme perder el conocimiento.

Por eso, hoy, alzo las palmas de mis manos en esta tarde de hastío y pena.



Me declaro inocente.

Nunca besé tus labios ni me deshice entre tus piernas.

Pero tú, pájaro rebelde y feroz, me envenenaste

Con tu exótico canto.

Por eso hoy mi rostro se cubre de amargura.



Me declaro inocente.

No llamé a tu puerta, porque la inquina se cuela por las rendijas

Más remotas de nuestros desamparados sentimiento.

No quise, entonces, esperarte,

Porque habías ahogado con tus propias mis manos mi carne viva.



Me declaro inocente de los cargos que se me acusan.

Yo no regué con lágrimas tus malditas ventanas,

Mientras hacías girar el tambor del revólver

Que contenía la bala fatal.

Ahora, entre pólvora y pedazos de alma,

Puedo declararme víctima del amor.






ABANDONADA





Me siento en un rincón oscuro

A fumar y a contemplar el paso absurdo del tiempo.

No me reconozco en este papel de víctima del amor,

Porque el amor es un terreno que siempre me ha sido vedado.

Contigo llegó la gran promesa y el gran batacazo.



No me quedan lágrimas, sólo gritos ahogados en mi almohada.

Me has sableado como haría un ladrón a una dama despistada.

Y lo cierto es que llevaré tu nombre hasta mi muerte,

Porque has grabado a fuego en mis carnes tu triste silencio.

No quiero que la vida siga en esta noria estúpida.



Me queda el recuerdo de lo que fuiste algún día;

Algún día que las flechas del amor me hirieron de muerte.

Quédate con tus palabras bonitas y con tus mentiras,

Que yo seguiré en la vida y en la muerte,

Tan sola como un perro abandonado.



ALAS ROTAS





La luz trémula de la cocina parpadea bajo mi cabeza.

Lío en silencio pitillos y echo un trago de Oporto,

Mientras recuerdo los días en los que fui mujer.

Fumar me evade del silencio angustioso de esta madrugada insomne.



El arte de amar no es más que un título vacío.



Me perderé para siempre dentro de mis copas invisibles

Y mi carne se tornará de color púrpura en este desierto de hormigón.

Me desvisto con la parsimonia de una actriz consagrada

En un dormitorio vacío que huele a sábanas frías.



El arte de morir es un noble pasatiempo.



Duermo entre alcohol y tabaco negro cerca de tu orilla.

Allí donde mis piernas se han vestido de otoño,

Porque nunca he sentido en mi piel el calor añejo

De las noches de amor en vela.



El arte de matar es el secreto de las flores más bellas.



Me desperezo entre un mundo de hojalata y minuteros acelerados.

Sólo me mantienen derecha mis dos piernas embarradas

Por la lujuria del tiempo que pasa a nuestro lado

Como un borracho en una tasca de vecinos malintencionados.



El arte de vivir me es ajeno como el vuelo de la cucaracha.



Me quedaré aquí. Mirándote de frente.

Mis ojos serán tus ojos y mi corazón, un juguete de plástico.

Serás el niño que conduce el coche al garaje de Playmobil

Hasta encerrar mis entrañas en el más profundo agujero.

El arte de volar es designio de dioses y héroes

Y a mí, hace tiempo, me han roto las alas. 
 
 


NUNCA APRENDERÉ







Tengo las medias rotas y un tacón torcido.

Nunca aprenderé a ser una mujer.

Aunque me maquille con tintes de melancolía

Y vista las ricas sedas de Oriente,

Sigo siendo una niña perdida en la calle.



Puede que nunca sepa descifrar el código de los hombres,

Ni distinguir entre beso y bocado,

Porque nadie me ha enseñado lo que natura otorga.

Mi cuerpo es un desfiladero de soldados muertos

Y un refugio donde el sueño se hace milagro.



Tengo las medias rotas y un tacón torcido.

Sólo me apetece beber la sangre de mi propio Cristo

Y embriagarme de leyes sin venganza, sin peajes a mi cuerpo.

Sucias son las manos que imaginan en mí deseo,

Como sucia es el agua de sus abrevaderos.



Puede que continúe con el juego de mis muñecas trasnochadas

Y las sábanas con que madre me arropaba por las noches,

Porque la furia del amor es mi terror nocturno.

Nunca aprenderé a ser una mujer.

Tal vez sea una niña encarcelada en una anatomía.



Tengo las medias rotas y un tacón torcido,

Pero no quiero ser de piel y alma de plástico.

Me cerraré a las bocas de sedientos borrachos,

Mientras me desnudo en los escaparates de las librerías.

Soy la no-mujer. Soy la niña ETERNA.




A OSCURAS







Fumo con desgana a oscuras.

Esta noche es una noche más de insomnio

En la que se marchitan las flores de mi vida.

Pétalo tras pétalo, siento un vacío mortal en mí

Que va dejando atrás los ojos que se aplastan en la pared.

La vida por la noche se ahoga en un vaso de ginebra

Y juega a los dados con un Dios borracho que condena el alma.

Esta noche no es una noche más de insomnio.

Es el terrible nocturno que convierte en cristal la sangre de tus venas

Y te invita a girar el tambor del revólver sobre la sien.

Los gatos maúllan en las aceras de cemento pegados a las farolas;

Quizás Dios o yo ya hemos muerto.






AL DOBLAR LA ESQUINA







Dicen que la felicidad puede encontrarse

Al doblar la esquina.

Pero yo sólo siento mi dolor de desencuentros y pérdidas,

Porque donde reside mi alegría han huido los niños de mi desvelo

Y no puedo dar con el camino de vuelta a casa.



Aunque yo me ligue a ti como el aire,

Tú peinas mareas y vientos con los dedos.

Eres la flor que se abre en primavera

Para cerrarse a mi paso.

Aunque yo quiera rozarte con la caricia más callada,

Tú te recoges, pétalo tras pétalo, para no mirarme

Con tus ojos de amaneceres florecientes.



Muda. En silencio.

Cegada por la luz que me desviste esta mañana sorda,

Me siento en el suelo de la esquina

A esperar a la felicidad,

Que son tus manos, amor, las que me pueden llevar a ella.



Aunque no me desprenda de ti,

Como la hiedra que devora mis paredes,

Tú eres indolente silencio en boca cerrada.

Dime qué he de hacer para doblar la esquina

Y encontrarte a ti, intensa luz cegadora

Que avergüenzas a las rosas con tu latido.

Dime, amor, si hemos de ser los mismos,

Al doblar la esquina.




MIRAD MI CUERPO




Mirad mi cuerpo sin lujuria y sin vergüenza.

Liberado, al fin, de mentes lascivas y ojos desdeñosos.

Soy la mujer evaporada de vuestros sueños

Que se ha vestido con el grito del niño,

Con la pared deslumbrada, con la súplica del pájaro.





Mirad mi cuerpo cómo llora.

Las encendidas luces de mi casa,

Miradlas.

Dentro de mi hogar ya no hay fuego que alumbre.

Sólo arde y arde la estopa de los días.



Mirad mi cuerpo cómo grita.

La lenta caricia de la madrugada traidora

Se llevó a mi amante lejos de mi lecho.

Lágrimas tengo en los ojos incendiadas.

Miradlas.



Mirad mi cuerpo cómo suplica.

Mirad mis heridas, todas ellas.

Donde el lamento se torna oración,

Yo pondré un beso en tus manos.

Miradlas.



Mirad, al fin, desnuda y deshecha de mentiras,

La desnudez que se abre paso en la inocencia.

Mi cuerpo, galería del pensamiento,

Se abre para combatir vuestras aberraciones.

Es mi cuerpo. Miradlo.






MUJER DESCALABRADA





Sin apenas sangre en las venas,

Una mujer ha caído a las puertas de la muerte por una escalera

Y su cuerpo inane habla con el reflejo de un espejo mudo

Al que llegan las lágrimas de ojo roto y velo de novia muerta.

Es su cuerpo un arco apunto de lanzar un corazón contra el cielo

Y su boca un manantial de saliva con que curarse las heridas.



Tirada sobre las escaleras llora sobre su velo blanco la novia abandonada.

Las flores del almendro cubren su cuerpo maltrecho y herido

Por una caída de un pie desconfiado de su suerte.

Con los ojos en lágrimas, la mujer, desde lo alto de la escalera,

Mira en el espejo su blanca piel teñida de nostalgia y arena de un reloj.

Se ha hecho tarde para levantarse, mientras ha caído la banqueta

Y todos los sueños rotos de una mujer descalabrada.

Gotas de sangre manchan el velo divino que llega hasta el espejo

Para no volver a coronar más una cabeza que se ha roto.

Dulce dolor el de que cae y se levanta desnudo como un niño.



Es su cuerpo blanca seda iluminada por el sol,

Pezones de plata, pubis de ébano y materia de alabastro sus piernas.

En el espejo mudo ha caída una hembra que va sangrando por los escalones.

Mentiras de un mundo extraño que cambia pezuñas por manos.

Ten piedad, Señor, de la mujer que ha caído del cielo.

 
 
 


LA PARED




Corre la hiedra por los ventanales

Y por las paredes una mujer empapelada se esconde.

No se distingue su nítida desnudez con el papel de colores

En una casa que está a punto de caer, como su pusilánime figura

Contra una pared que no deja de contar los días.



El viejo muro de la casa posee mujeres encantadas

Que hacen dibujos de hierba sobre la superficie de hormigón.

Nunca hubo mujer más hermosa que la que atraviesa la pared

Y no muere víctima de su encierro de papel

Como un pájaro con las alas enlodadas.



Su cuerpo se transmuta en carne de cemento liso y papel ajado

Y deja adivinar a la hembra que se esconde tras las vigas.

El retrato de su cara es una inmensa sábana fría,

Porque ha decidido enclaustrarse en su mundo de caras anónimas.

¡Qué hermosa es la belleza sin nombre!



Belleza que recorres descalza la vieja casa en busca de un zapato.

Ojo clínico que te retrata en un inmensa voluptuosidad de cera y fotografía.

Te han cubierto la cara para que descanses y tu cuerpo se funde con la pared

En una paridad oscura de ceguera y olor a muebles antiguos que cuentan

Historias de mujeres que atravesaron el papel.



 


CARA A LA PARED



En la azotea de cemento y ladrillo llora el desnudo de una mujer

Que se arrima a la esquina del pecado como castigo de una vida.

Es su espalda río por el que manan oscuras profecías de multitud de bocas.

Su piel, lamida por los perros, se mantiene firme de cara a la pared.

Bajo sus pies, se esconde tras una alfombra de caucho, el camino.



El camino por el que corren los perseguidos y los olvidados.

Esta figura pretende desaparecer en el corazón de una roca artificial.

¿Qué sostendrá entre sus manos esta mujer de piel de acero?

Sus pies helados, sobre la alfombra de caucho, hablan de otras rutas posibles,

Otros mundos y otras maneras donde esconder las cadenas.



Rompamos las cadenas de hilo que se enredan por los cuerpos.

Esa mordaza silenciosa que coloca un yugo a los amantes,

Que lejos de unirlos, los atenaza con sus invisibles manos asesinas.

La mujer de cara a la pared se acuna como una niña muerta de frío.

Es la desnudez el consuelo de la verdad y de las flores marchitas.






LA NOVIA



Con finos guantes de blanco encaje virginal,

La mujer de la pulsera de azahar,

Perfuma su cuerpo con la pureza de la desnudez incógnita.

En rito ancestral y primitivo, se cubre la celestial figura de nardos y jazmines.

En camino está un nuevo tiempo que abra su sexo al sol.



Desnuda, sólo cubierta por guantes y bragas,

la mujer de alabastro contempla su cuerpo intocable,

el regalo que puso Dios en su vientre como una flor que no marchita.

El don de la pureza se mira al espejo y siente celos de sí misma,

Como si en un rapto de locura la venciera el enemigo.



Acaricia sus glúteos que son de papel de seda

Y deja las bragas en el suelo para que vuelen.

Un latido abdominal la posee y siente cómo sus manos

Van buscando relieves desconocidos entre las piernas

Que la hacen desfallecer.



Toma con ambos guantes cada pecho redondo y caliente

Y se muestra como amazona de primera comunión.

El encaje le deja sentir el ansia de sus pezones

Y la casta novia se deja llevar por la perfección de su cuerpo

Y la carga del deseo.



 
 


LA CHESLOM




Olor a opio y sexo húmedo bautizan la estancia

Donde yace una mujer liberada de las cinchas de la intimidad.

Apenas caen sobre su cuerpo liguero y sujetador liberado

Que deja un rostro de desnudez durmiente alcoholizada.

Ya se esconden las manos que la adoraron, porque llega la aurora.



Mitad mujer, mitad cuerpo entrapado que deja a la vista

La sinuosa figura de una mujer agotada en la cheslom,

Su perfume habla de borrachos y propinas, de tipos ricos y camas frías.

Dejad que duerma la princesa del pecado con el muslo desnudo,

El pecho descarado y caliente y la sábana invisible que muestra la carne.



Las medias cuelgan de un clavo en la pared manchadas de champagne,

Mientras por su mente corren piernas con zapatos de tacón y charol negro.

De las voluptuosas pieles sólo queda el recuerdo y una constante llamada cuerpo

Que se desnuda sin ganas satisfecho el placer y ansiosa de sueños,

Donde el pecado es beatitud y la carne es trapo del alma.



Dejad que duerma, dejad que duerme lejos de manos sibilinas y labios amargos.

Contemplad el bello sueño de una mujer medio desnuda que sueña con un mundo lejano, donde la noche no es prueba de carnal aceleración y hombres de negro brillante.

La espalda cubre pecho y pubis de las miradas,

Ese ingente mapa donde se perpetúan las huellas de los amantes.



Un ángel vuela sobre su cabeza y la envuelve en sus alas.

Atrás quedaron las noches de cabaret y mercancía de cuerpos.

Ya no se jugará su destino por cada copa que beba

Ni terminará en la gélida cama de un desconocido,

Porque la mujer medio desnuda ha muerto en el circo del insomnio y pastillas.






NACIMIENTO




Se puede escuchar el mar dentro de una caracola

Y contemplar el océano dentro de una botella vacía.

Las hojas han ido cayendo sobre mi solitaria tumba

De la que ha nacido una mujer dentro de un huevo roto.

La ignorancia es una buena conductora en el espacio de los sueños.



Sueños con alma de mujer que se repliega dentro de su cascarón

Con el mar en el brazo y la paz oculta en la cabeza.

No distraigáis a la mujer nacida del huevo con vuestras lamentaciones,

Porque para dar camino a su pie, el mundo ha de mirarse como la primera vez.

Ojos de niño que descubren la desnudez como piel primera e inmaculada.



El pecho al descubierto ilumina el camino oscuro de los pies descalzos.

En la noche una húmeda cascada son sus brazos que se mueven en danza.

Pedazos de cáscara de huevo son sus primeros recuerdos trigueños de infancia.

La mujer que se formó en el huevo es una niña escapada de un nido

Donde los pájaros de ojos negros y cabeza de alfiler la picoteaban.



Dame tu segunda piel, oh mujer de la naturaleza,

Para esconderme de la turba que me vapulea bajo la tapa de mi tumba.

Vísteme con el color arena y que mis pechos respiren la luz del día.

Yo pondré una calabaza hueca bajo el brazo.

Una calabaza contra los buscadores de seda

Y déjame desnudarme en el interior de tu caja de pájaro.


Del cd-libro:



Tuesday, February 21, 2012

DEAD ZONE, Zona Muerta, de Lucía Fraga y J.M. Vara

Próximamente se abrirá el infierno:



ELLA VENDRÁ
 (Un poema de José Manuel Vara reinterpretado por Lucía Fraga)



Sobre una mecedora llena de carcoma,

Se balancea inútilmente un cuerpo inerme,

Al que le han arrancado la vida

Las poluciones nocturnas y las ausencias de la fémina.

Su sexo flácido ya no chorrea semen,

Porque le falta el hueco de su muerte.

El hueco en que cada noche se perdía para siempre.



Pero ella vendrá, seguro.

Vendrá como un niño salvaje que no conoce

Los códigos de la sociedad más elemental.

Envuelta en lycra y sin bragas, para que puedas

Posar tu mano ansiosa debajo de la falda.

Con ojos de gata enferma, febriles y amarillos,

Que piden un poco de aire para llenar tu vacío.



Pasan las horas, pasan los minutos

Y tú esperas el clavar de sus tacones contra el suelo

Como anuncio de desvelo de tu cárcel de carne humana.

Mas persiste la pesadilla del sexo blando que cae

Como muerto sobre tus piernas de herido de guerra.

Estás encerrado en una jaula de metalurgia onírica

Donde ella se deshace como un castillo de arena.



Pero ella vendrá, seguro.

Vendrá maquillada como una zorra de alto standing

Y desatará todas tus cadenas de sueño forjado.

Se quitará el vestido y dejará las mentiras,

Para desnudarse lentamente y descubrirte

Que el cuerpo que amas no es más que falacia.

Descaro de látex y ortodoncia en los dientes.



Pasan las horas, pasan los minutos

Y volvemos al tiempo en el que todo era negro.

Al principio era el caos...hasta que llegó ella

Con su sonrisa lasciva y ritos carnales

Que te impusieron un yugo como la visión

De sus pezones centelleantes,

Afilados como cuchillos prestos al ataque.



Pero ella vendrá, seguro.

Traerá su ración de paraísos artificiales

Y con su lengua te pondrá un poco de edén

En la punta de la polla.

La merca será buena y se pondrá como loca,

Repitiendo la misma escena para voyeaurs

Que tanto la fascina como a una profesional del mercado.



Pasan las horas, pasan los minutos

Y tú como a una niña le darás el jarabe de la noche

Para que trague hasta la última gota.

Ella más ansiosa reclamará otra cucharada que tú

Revolverás en tus entrañas con el calor de un vaso de leche.

La mujer-veneno quiere ser pequeña para que la cambien

Y le den de mamar como cuando vino al mundo.



Ella vendrá, seguro.

Cargada de ojeras, de participar en otras operetas.

Con la marca de una bofetada y un cardenal en la pierna.

De regreso a una infancia de dolor con sabor a beso sangriento.

Con un único deseo.

Olvidar.

¡Fóllame de nuevo!