Wednesday, August 24, 2016

Prólogo a MANUSTURBE, primer libro de poemas de Enery Ordoñez.



MANUSTURBE.
Prólogo.






















“La única diferencia entre la vida y la muerte
son sus dimensiones”

  
   No puedo leer los poemas de este libro que nos ocupa sin escuchar la voz de su autora. Creo que es una ventaja. Conozco a Enery, la poeta que se desnuda emocionalmente en el libro que tienes entre las manos,  desde hace muchos años por colaboraciones en proyectos comunes y tanto su carisma teatral como su potencia humana han creado un poso de química bastarda en el entramado neuronal de mi cerebro. Leerla sabiendo como gesticula, como se expresa, como se derrama, como siente, como arrebata afectos sobre un escenario, lleva a un  acercamiento a su universo poético a un nivel más allá de lo que ella misma deja evidenciar en su primera obra en formato libro, que espero no sea la última, ya que una experiencia íntima compartida en estos tiempos de miseria espiritual profunda es una especie de regalo de los dioses para períodos de crisis.
   Enery es valiente en tiempos que no lo son, es sincera en tiempos de medias tintas y engaños, es una superviviente, es una luchadora, además de soñadora y generosa en afectos. Y con su propuesta quizá nos propone una salida razonable a una vida, a un estilo de vida que, quizá, sea pobre en emociones y que regala carencias afectivas de una manera vil y agresiva.
   Manusturbe, su libro. Su propuesta. De hecho, incluso ha creado una palabra nueva. Una palabra que es un punto gravitatorio desde el que podemos generar cambios en nuestros propios universos, ya que Manusturbe, su primer libro poético como tal, es un canto a la pulsión de vida, un canto al sexo, a la masturbación, al descubrimiento de uno mismo y de los propios goces negados por diferentes motivos, tal vez para enterrar el recuerdo de un amante que ya no está, pero que aún tiene cabida en un abismo de recuerdos…

“¿Cuándo olvidaste la textura de mi boca rota de amor?”
“A la perra afilada que espera en su rincón, dolorida, amamantada por el esperma que a mí ya no me consuela”
“Frágil, rota, frágil y rota”
“Alguna vez recordé tus caricias para ser masturbada por tu recuerdo”
“Perdida entre las sábanas del consuelo”
“¿Cuándo olvidaste amarme, amor?”
“Muero cada noche en el hueco que cavo para matar mi existencia”
“El tiempo, la madurez, la gotera constante del parpadeo de mi soledad,
cansada por tu naufragio”

   Es por esto, tal vez, que Manusturbe constituye también, o se convierte de forma involuntaria, natural y necesaria, en una especie de peculiar manual íntimo para la elaboración de un duelo,

Y el funeral de tu verga dormida”
“En tiempo de falta se olvida el corazón, habla del vacío que habita el hueco de mi ternura, el almidón de mi azúcar”
“Déjame que te explique lo que no has vivido”

un referente que señala que “la masturbación es un síntoma de cariño” . Manusturbe es un poemario que parte del desgarro que produce la ausencia y la pérdida de lo amado, donde se palpa dolor tras el daño de la separación (no deseada y, tal vez, inesperada) y una rabia reparadora (pag.47) que emerge para tomar decisiones propias y conseguir nuevos rumbos, que forjan una nueva identidad, un nuevo sentir, un modo diferente de avanzar, un ir más allá de ese “esperma que ya no la consuela”, como la propia autora escribe, que acaba definiéndose a sí misma como “mujer deseada: perra en celo que desprende el olor que mana del mar cuando se rozan las olas”. Y es ,en este preciso instante, cuando todas las olas del universo de agua que nos rodea y nos envuelve, como líquido amniótico emocional, parecen rozarse al unísono para satisfacer el equilibrio mental que habita entre las piernas de Enery, la autora, que verbaliza que desea que le des de comer entre las garras del pecado. Piel, deseo, semen y nada más. Ahora, todo depende de ti, querido lector, que te has atrevido a llegar hasta aquí, donde tus dedos se aprisionan contra la clave de sol de la poeta. Disfruta.



    

 José Manuel Vara
24/08/16
(Con mucho calor en el cuerpo)

Wednesday, August 10, 2016

1. El reencuentro con las estrellas.

EL REENCUENTRO CON LAS ESTRELLAS.
Camino a ninguna parte, pero bajo la Vía Láctea (1)



   Vuelves como casi cada verano. Después de esa larga pausa laboral. Al refugio de tu infancia. Al cascarón. Son unas 10 horas de viaje en coche. Mucho tiempo. A veces, demasiado poco. La vida y sus tiempos.
   Por la noche te sientas en el pequeño patio que hay al lado de la vieja casa de madera. Te sientas en la silla de plástico comprada a buen precio en uno de esos supermercados de las ciudades, que evitas pisar más de 10 horas contadas a partir de un punto imaginario en tu memoria. Y vuelves a la idea de que te sientas en ella. Sobre la silla comprada a buen precio.
   El cielo sobre tu cabeza. Y no te es indiferente. Es infinito y tus ojos no lo abarcan. Ni ganas.
   Lo miras con respeto.
   Ojos desafiando estrellas.
   Un reencuentro.
   Aviones prezosos juegan a mezclarse con ellas.
   No hay nada más absurdo.
   Y, en el silencio, ecos de voces de risas del pasado. Esperando. Esperando para contar estrellas fugaces. Y risas de niños de fondo y un ladrido lejano de perro.
   Hoy conté cuatro. Mañana volveré. Volveremos. Al mismo lugar, bajo el mismo cielo de verano en el mismo pueblo donde jugamos cuando fuimos adolescentes. En el mismo lugar, bajo el mismo cielo. Viendo aviones diminutos surcando la Vía Láctea, bajo el crepúsculo hermoso de cuatro estrellas fugaces.
   La cabeza hacia atrás en difícil equilibrio sobre la silla de plástico. Cielo nocturno ejerciendo ley de gravedad invisible. Sonríes. No hay nada más sincero que el cielo mirándote desde lo alto. Desde allí arriba. En silencio. Haciéndote darte cuenta de lo pequeño que puede ser un ser humano. Como tú, como yo. Y como todos los que nos precedieron bajo ese mismo cielo y en ese pueblo al que vuelves casi cada verano.
 

CAMINO A NINGUNA PARTE, PERO BAJO LA VÍA LÁCTEA (Falso diario de viaje)


"La piel es la frontera que divide el exterior del interior. 
Piel adentro todo es cuerpo y mente. 
Piel afuera, los caminos se nos aparecen"


Falso diario de viaje de J. M. Vara