Fuente:
http://www.que-leer.com/1902/constantino-bertolo-materialismo-didactico.html
Constantino Bértolo: Materialismo didáctico
La cita es en La Central de la barcelonesa calle Mallorca porque se trata de “una librería con criterio literario, de esas en las que uno se da cuenta, pese a toda la banalidad que se publica, de la cantidad de buenos libros que hay”. Bértolo se ha llegado desde Madrid pero nació en Lugo. Hace 63 años. Y no otea la retirada: “De joven perdí el paraíso cristiano, luego perdí el paraíso comunista y ahora voy camino de perder el paraíso capitalista, que es la jubilación”. Texto Milo Krmpotic’ Foto Marta CalvoMiembro del PCE en aquellos 1970 en los que daba clase en un instituto de la capital, la suya es una forma de resistencia pragmática: no cambiará el mundo pero el mundo difícilmente lo cambiará a él (la posible connotación romántica es cosa del entrevistador, nunca del entrevistado).En 1978 abandonó la militancia política para abrazar la literaria. Primero como crítico y, cerca de una década más tarde, como colaborador de la colección Tus Libros de Anaya. Allí, haciendo un prólogo para El inocente, conoció a Mario Lacruz: “Me contó lo que se puede saber y lo que no se puede saber (puedes saber bastante bien que un libro no se va a vender pero es mucho más difícil saber que se va a vender), que el marketing funciona con lo que funciona y no funciona con lo que no funciona, que las únicas portadas buenas son las de los libros que se venden…”. En 1991 comenzó a colaborar con Debate, sello que llegaría a dirigir y que tuvo que abandonar en 2003, no sin antes dar la alternativa a “Nuevas voces” (tal era el título de la colección) como las de Ray Loriga, Germán Sierra, Luis Magrinyá, Josan Hatero… Es precisamente el espíritu del proyecto en el que anda encabalgado desde 2004. Su nombre, Caballo de Troya. Su lema, amparar autores y propuestas que permitan “entrar o salir de la ciudad sitiada: la ciudad evidentemente es la palabra pública. Y la muralla creo que es el mercado. Claro que el mercado tiene un aspecto de liberación, no olvidemos que fue una forma de librarse del mecenazgo de la aristocracia”. Así, le debemos a Elvira Navarro y Mercedes Cebrián, la recuperación de Mario Levrero y, ahora mismo, una “Primavera argentina” con títulos de Iosi Havilio, Sergio Bizzio y Lucía Puenzo (“los autores españoles se están moviendo más en unas aguas detenidas que en un río, y allí se arriesgan más”).Bértolo descubrió hace tiempo que el editor no es un “crítico con poder ejecutivo, porque su mirada está obligada a ser más amplia”. Si un editor puede sugerirnos qué leer, él de paso nos indicaba hace algunos meses cómo hacerlo: la versión soft fue un artículo de prensa premiado por la Fundación Germán Sánchez Ruipérez; la hardcore, un volumen titulado La cena de los notables (Periférica). Pasión literaria y supervivencia (“supervivencia del sueldo”, nos acota) son sin duda sus enseñas.
(En la misma revista hay una cita del libro "23 pandoras",
parece que, a pesar de la crisis aparente, son buenos tiempos para la literatura)
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