Wednesday, September 15, 2010

Dead Zone, de Vara. Reinterpretado por Lucía Fraga.

foto: Mei Yamato


"Dead zone", by Vara





Hay noches densas como el semen del último amante que resbala entre tus muslos.

Hay noches que después de follar desearías pegar un tiro al jodido cabrón que inventó el cuento del amor romántico.

El tipo me folló con furia durante un par de horas,

supongo que la coca era de buena calidad.

La coca explotó en mi cerebro junto al Jack Daniels.

Todo explotó.

Me ató con los cordones de sus zapatos y las fundas de las almohadas.

Luego, me metió sus calzoncillos en la boca para amortiguar los gritos.

El cabrón pensaba que iba a gritar.

Pensaba que nunca lo había hecho antes...

...era un perfecto gilipollas.

Sudaba, sudaba y respiraba con dificultad.

Notaba su polla enorme como a punto de explotar sobre mi culo.

Le ponía a mil.

A todos los tíos les pone.

Hay noches densas como el semen saliendo del agujero del culo

después de que un camionero te follara sin pensar ni en sus hijos ni en su mujer.

Te follara

como nunca había follado.

Con una hija de puta como yo.

Sabéis, a veces, pienso que no soy de este mundo,

a veces, pero sólo a veces, me encierro en mi "dead zone"

sólo para intentar escapar de la mediocridad.

El sexo es sólo eso,

una vía de escape que al final se ha vuelto adicción.

HAY NOCHES QUE MATARÍA POR SENTIR EL DOLOR DE LA PRIMERA VEZ.

HAY NOCHES QUE MATARÍA...

hay noches que querría tener polla para follaros a todos y cada uno de vosotros,

machistas insensibles de mierda...

hay noches densas como el semen resbalando por mi cara,

desde mi boca.

Hay noches densas en la "dead zone".

Kill yourself is a crime.

Hay noches.

Semen.

Hay.



DEAD ZONE
(Reinterpretación de Lucía Fraga)




Hay noches en las que hasta Dios se hace desear,

Entre olor a sexo y a saliva desde mi “Dead Zone”,

Cuando el cielo arde en llamas y en mi coño ya no cabe

Más inocencia pervertida y profilaxis.



Aquel tipo que olía a sudor me la metió hasta la nuca,

Con babas en la boca que me rozaban la piel

Después de atarme a la cama y deleitarse con el olor de mi vulva.

Primero me tapó los ojos con mi propio sujetador,

Creyendo el muy imbécil que me hacía un descubrimiento.

Después me ató con sábanas rotas y me amordazó con la braga

y empezó a sonar el “clic”de una máquina fotográfica.



Hay noches en las que hasta Dios se hace desear,

Entre olor a sexo y a saliva desde mi “Dead Zone”,

Cuando el deseo explota y laten todas las arterias

Regándose de sangre y a humedad el sexo.



Su respiración agitada se acercó a mi cuerpo,

Pegando el objetivo de la cámara casi a mi coño.

Empezó a masturbarme y me metió dos dedos

Ocasión que no desaprovechó para fijar en el automático,

Mientras se los chupaba y seguía excitando mi sexo

Que se abría ante la cámara impúdico, húmedo y deshonesto.

Flor de carne humana convertida en delirio y deseo.



Hay noches en las que hasta Dios se hace desear,

Entre olor a sexo y a saliva desde mi “Dead Zone”,

Cuando nuestras ansias crecen por encima de nuestros cuerpos

Y nos convertimos en esclavos de la llamada del fuego interno.



Aquel tipo no quería que gritase,

Por eso mientras me follaba a cada brutal embestida

Me tapaba la boca con la misma mano con la que paseaba a su hija.

Yo necesitaba sentir ese dolor donde empieza el placer,

Como un desgarrón palpitante en lo más profundo,

Por eso daba golpes pélvicos contra su cuerpo

Y gemía y me retorcía de gusto para llegar más hasta él.



Hay noches en las que hasta Dios se hace desear,

Entre olor a sexo y a saliva desde mi “Dead Zone”,

Cuando el cuerpo se hace animal en celo

Y no hay reglas ni cortesía que guardar.



Se corrió en mis tetas y, entonces,

Le quise matar, porque es algo muy propio de los tíos

Ir a echarlo donde les parece mejor o

Les pone más a cien.

Entonces, me desató y me abalancé sobre él.

Desgarrón de huevos, mezcla de sangre y semen.

Me escapé desnuda con mi ropa y su cartera.



Hay noches en las que hasta Dios se hace desear,

Entre olor a sexo y a saliva desde mi “Dead Zone”,

Cuando los hombres se masturban en los retretes

Pensando en la chica de la mesa de al lado.



Tenía una foto de sus tres hijas con su mujer.

Yo me fui a la parada del bus insatisfecha

Buscando otra pieza para matar.

Llevaba la camisa abierta sin sujetador

Reluciente de semen y de sudor.

Me pareció el tipo adecuado.

Un ejecutivo, un señorito andaluz repeinado.



¿Quieres correrte en mi boca y gritar en mi zona?

No sabía que sería de dolor.

No soy una guarra, ni una zorra

Tan sólo una hembra caliente

En busca de un amante

Que la mate de placer.

Porque del dolor nace el placer más infinito.



Lucía Fraga.



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