No sé si esta es mi propia voz, o la de alguien mas que me habla desde afuera. Los pensamientos conspiran y se intercambian las máscaras. Me oculto de ese algo que ya no se me parece. La pared. La ventana. El espejo. Ellos no me devuelven más la mirada. Me escondo en seiscientas mil imágenes adheridas a mis huesos. Los despertares. Polvo levantado. Una manta vieja. Los platos sucios debajo de algún mueble. Me refugio en el laberinto de mi oído izquierdo. He clausurado la puerta de la calle. Aun percibo el cuero viejo que parte de una de mis cavidades. Es molesto, me atormentan constantemente sus golpes secos en el aire .Intenta sin éxito dibujar palabras. Y yo me abstraigo con un par cuencas nuevas, regalo de taxidermista. Y espero. Espero todo el tiempo. Espero en el rincón del cuarto oscuro. Espero la noche. Espero en silencio absoluto a que arribe por fin un nuevo despertar. Espero aquí, en la cima de un desvencijado ropero.
texto: Denisse Sánchez
foto en azul: Mei Yamato
manipulaciones ópticorgánicas: Vara
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