Melancolía
Texto: Vara / Fotos: Mery Caos
De
alguna manera todo empezó de noche,
como
suelen empezar las típicas historias
del
cine negro,
de
noche,
con
el asfalto mojado por la lluvia,
una
lluvia fuera de lugar y de tiempo,
arreciando
en una época del año
que
parecía no corresponderle;
Lluvia
furiosa golpeando adoquines,
lluvia
pasional salpicando
corazones
agrietados por la ingravidez emocional
de
infinitos instantes
de
momentos muertos,
en
la penumbra mortecina
de
viejo callejón lascivo;
De
alguna manera todo empezó de noche,
bajo
dentelladas luminosas
de
farolas encorvadas buscando sentido
a
su propia sombra,
retazo
de negra ficción alargada
como
las historias que se cuentan
a
media voz
después del abrazo de la ginebra,
mientras
las putas mostraban generosas sus encnatos,
como
siniestro canto de sirena
atragantado
con mares
de
podredumbre espiritual
cuyas
olas se estrellan espumosas
contra
los arrecifes de ciudades angustiadas
por
su propia frialdad,
acerada
como pico de buitre carroñero
amamantado
por
las diosas de la mediocridad,
en
una noche de dentelladas luminosas
acompasadas
a los estruendos
producidos
por pistola arrancavidas
disparada
a bocajarro,
como
aparición de pesadillas
en
el cielo finito de la corteza cerebral bastarda;
De
alguna manera todo empezó de noche,
con
estrellas de dolor
vomitadas
por bestias,
hediondas
como la boca del hacedor,
dios
de saldo hacinado
en
habitación de contenciones
de
psiquiátrico cualquiera
con
falta de personal;
De
alguna manera todo empezó de noche,
como
fantasía onírica
de
mujer devoradora de sentimientos,
abyecta
como latidos desacompasados
de
corazón enfermo,
músculo bombeante de frustración encapsulada
en
los fieros borbotones
que
brotan aullando
de
las venas de los suicidas,
esa
especie en vías de extinción
confinada
en reservas psiquiatrizadas
donde
la Frustración es la regla normativizadora,
reflejo
de una sociedad poseída
por
la Abulia Infinita,
que
habita mar de sargazos emocionales
cuajado
de arenas movedizas insondables,
donde
suelen hundirse unicornios
tapizados
de fantasía,
como
última esperanza delirante
de
un universo que agoniza devastado
por
una economía mediática y caníbal
e
insaciable,
como
vagina apocalíptica de mujer ameba,
y
verga mutante de hombre ciempiés,
que
arrastra sus miserias
por
los desiertos de la Insatisfacción
más adictiva;
De
alguna manera todo empezó de noche,
cuando
bajo cielo luminoso de luciérnagas
te
conocí,
con
hígado triturado por whisky
barato
y
agujero negro por corazón,
destrozado
por coche bomba
conducido
por mujer de fiebres,
mujer
violenta de cabellos embravecidos
y
pechos funambulistas,
coño como demonio
y
culo que se torna precipicio,
abismo
esfinteriano pletórico en orgullo
y
arterias de misterio,
triángulo de las bermudas
en
aséptica habitación de hotel barato
donde
me devoraste tras fieras horas
de
cruenta batalla carmesí,
donde
ardieron sábanas y sentimientos
al
compás etílico
de
la angustia tuberculosa del deseo voraz
que
nos tragó sin apenas masticar;
De
alguna manera todo empezó de noche,
cuando
un camión de basura nos escupió
con
indiferencia pactada por asesinos violentos,
vomitados
como excrementos no reutilizables
como
cuerpos humanos vacíos de sentimientos,
como
reptiles extraterrestres
adictos
al sufrimiento ajeno,
dolor
como segunda piel
y malsanidad como religión personalizada;
De
alguna manera todo empezó de noche,
aquella
noche presagiada por astrónomos
yonkis
de desesperación,
aquella
noche predestinada para el choque brutal
del
planeta Melancolía
en
el puto epicentro caótico
de
nuestras vidas.