Thursday, October 18, 2012

Anne Sexton


Anne Sexton
ANNE SEXTON Y LA CELEBRACIÓN UTERINA
 
 
 
Quienes aportan datos críticos con relación a la corriente poética llamada Confesionalismo (integrada por Robert Lowell , Sylvia Plath y Ann Sexton, entre otros) suelen incurrir en el absurdo de tomar los trabajos de ésta tendencia como componentes de retratos biográficos al natural.
Esta manía de igualar la persona del poema con el poeta parece ser un atavismo proveniente de la posición que toma el público ante el material que ha leído. Caso paradigmático: Sylvia Plath.
Habiendo asimilado información acerca de la vida de Lowell, Plath, Sexton etc., el público tuvo la invalorable virtud de rendirse ante una supuesta “evidencia” deslizada como dato accesorio en el interior de los poemas.
Ello sin caer en cuenta de la manipulación de la cual es objeto por obra y gracia de la voluntad del poeta.
Vale la pena mencionar lo siguiente: los antecedentes de tal manipulación pueden ser ubicados en la nota personal de Plath –; aquella donde señala su inclinación estética.
Para los críticos que se resisten a confundir el personaje del poema con el poeta, la fusión de roles entre objeto y sujeto también se materializa cuando aparece la intención de utilizar ideológicamente la producción de Lowell, Plath y Sexton- entre otros.
Debo añadir que idéntica circunstancia se da con la producción de Rimbaud y el debate bizantino en torno a su participación en las revueltas que dieran como resultado la instauración de la Comuna de París.
En el caso de Anne Sexton, Caroline Hall, al rastrear la utilización del termino ‘Confesional’ en la critica literaria, llega a la conclusión de que tal movimiento es una reacción contra la escuela Eliotiana (por Thomas Stearn Eliot)cuya arte poética se centraba en la eliminación u extinción de la personalidad en el poema.
“ Estos poemas – dice M.L Rosenthal – me parecen una culminación de lo Romántico y la moderna tendencia a ubicar el Ser literal más y más en el centro del Poema; lo que sería una forma de mostrar su vulnerabilidad psicológica y la vergonzante
adecuación a la civilización”.
Como soporte de la línea argumental de Rosenthal, nos queda poner sobre la superficie la influencia ejercida por Robert Graves en el pensamiento de los Confesionalistas.
Su consideración acerca de que ‘la poesía fue una función religiosa en la sociedad pagana y que como tal debería recordarle al lector nuestra naturaleza animal, los viejos rituales y los mitos que compartimos antes de la existencia de la sociedad moderna que ha crucificado nuestro espíritu con su civilización’, se vuelve mucho más radical en la persona de Ann Sexton.
Pero a dicha radicalización debería considerársela en la perspectiva abierta por las lecturas que diera Graves en Cambridge - cuando condenara la artificialidad de D . H. Lawrence, Ezra Pound, T.S Eliot, W.H. Auden y aun del mismo Dylan Thomas.
A estos poetas Graves los llamaba “falsos poetas”.
‘La poesía debe incorporar ambas cosas, la creatividad y nuestras tendencias destructivas, llevándonos incluso hasta el salvajismo de la naturaleza’ – dice Graves en esas lecturas. Y agrega que ‘aprueba como método de trabajo la inserción en estados de locura, porque la locura no se encuentra restringida por las demandas de las convenciones y maneras sociales modernas que nos impide el acceso a nuestra naturaleza primitiva’
 
Apunte biográfico de Anne Sexton
Anne Gray Harvey nació en Newton, Massachussets, en el año 1928. Asistió al colegio por un año y luego de ello casó con Alfred Muller Sexton II, a la edad de 19 años. Ingresó en un curso para modelos que controlaba Hart Agency y vivió en San Francisco y Baltimore.
Al tiempo de haber nacido la mayor de sus hijas, se le diagnosticó depresión de post parto. En momentos de enfrentar su primer quiebre mental, fue admitida en el Westwood Lodge, hospital neuropsiquiátrico al que retornaría por ayuda en forma reiterada.
En 1955, con posterioridad al nacimiento de su segunda hija, sufre otro quiebre mental y nuevamente debe ser hospitalizada. Sus hijas son enviadas a vivir con los parientes de su esposo. Durante ése mismo año, el día de su cumpleaños, intenta suicidarse.
Animada por su psiquiatra, en el otoño de 1957 se interesa en escribir poesía e ingresa en la escuela secundaria donde se enrola en un taller. Como sus escritos poéticos actúan sobre su salud mental de forma inesperada, en 1967 gana el premio
Pulitzer luego de una exitosa carrera.
El trabajo merecedor de tal premio fue “Live or die”.El 4 de octubre de 1974 Ann pierde su batalla con la enfermedad mental que la aqueja y se suicida con monóxido de carbono en el garage de su casa, después de encender el automóvil y la radio del mismo.
Tenía una profunda adicción al alcohol y a las pastillas para dormir.

 


 

POEMAS

 

Deseando morir
Ahora que lo preguntas, la mayor parte de los días no puedo recordar.
Camino vestida, sin marcas de ese viaje.
Luego la casi innombrable lascivia regresa.
 
Ni siquiera entonces tengo nada contra la vida.
Conozco bien las hojas de hierba que mencionas,
los muebles que has puesto al sol.
 
Pero los suicidas poseen un lenguaje especial.
Al igual que carpinteros, quieren saber con qué herramientas.
Nunca preguntan por qué construir.
 
En dos ocasiones me he expresado con tanta sencillez,
he poseído al enemigo, comido al enemigo,
he aceptado su destreza, su magia.
 
De este modo, grave y pensativa,
más tibia que el aceite o el agua,
he descansado, babeando por el agujero de mi boca.
 
No se me ocurrió exponer mi cuerpo a la aguja.
Hasta la córnea y la orina sobrante se perdieron.
Los suicidas ya han traicionado el cuerpo.
 
Nacidos sin vida, no siempre mueren,
pero deslumbrados, no pueden olvidar una droga tan dulce
que hasta los niños mirarían con una sonrisa.
 
¡Empujar toda esa vida bajo tu lengua!
que, por sí misma, se convierte en pasión.
La muerte es un hueso triste, lleno de golpes, dirías,
 
y a pesar de todo ella me espera, año tras año,
para reparar delicadamente una vieja herida,
para liberar mi aliento de su dañina prisión.
 
Balanceándose allí, a veces se encuentran los suicidas,
rabiosos ante el fruto,  una luna inflada,
Dejando el pan que confundieron con un beso
Dejando la página del libro abierto descuidadamente
Algo sin decir, el teléfono descolgado
Y el amor, cualquiera que haya sido, una infección.
 

 

El asesino
La muerte correcta está escrita.
Colmaré la necesidad.
Mi arco está tenso.
Mi arco está listo.
Soy la bala y el garfio.
Estoy armada y lista
Desde mi mira, lo tallo
como un escultor. Moldeo
su última mirada a todos.
Cambio sus ojos y su cráneo
constantemente de posición.
Conozco su sexo de macho
y lo recorro con mi dedo índice.
Su boca y su ano son uno.
Estoy en el centro de la sensación.
Un tren subterráneo
viaja a través de mi ballesta.
Tengo un cerrojo de sangre
y lo he hecho mío.
Con este hombre tomo en mis manos
su destino y con este revólver
tomo en mis manos el periódico y
con mi ardor tomaré posesión de él.
Se inclinará ante mí
y sus venas saldrán en desorden
como niños… Dame
su bandera y sus ojos.
Dame su duro caparazón y su labio.
Él es mi mal y mi manzana y
lo acompañaré a casa.
 

 

Los bombarderos
Nosotros somos América.
Somos los que rellenan los ataúdes.
Somos los tenderos de la muerte.
Los envolvemos como si fuesen coliflores
La bomba se abre como una caja de zapatos.
¿Y el niño?
El niño decididamente no bosteza.
¿Y la mujer?
La mujer lava su corazón.
Se lo han arrancado
y se lo han quemado
y como último acto
lo enjuaga en el río.
Este es el mercado de la muerte.
¿Dónde están tus méritos,
América?
 

 

Cerdo
Oh tú máquina de tocino marrón,
cuán dulcemente yaces,
engordando una libra y media por día,
tú, par de calcetines enrollados,
tú, pesadilla de perro,
tú, con el hocico aplastado
pero las orejas extendidas,
tus ojos blandos como huevos,
cerdo, grande como un cañón,
cuán dulcemente yaces.
Por la noche estoy tendida en mi cama
en el armario de mi mente
y cuento cerdos en un corral,
marrones, moteados, blancos, rosados, negros,
avanzan por la lanzadera hacia la muerte
del mismo modo en que mi mente avanza
buscando su propia pequeña muerte.
 

 

La balada de la masturbadora solitaria
Al final del asunto siempre es la muerte.
Ella es mi taller. Ojo resbaladizo,
fuera de la tribu de mí misma mi aliento
te echa en falta. Espanto
a los que están presentes. Estoy saciada.
De noche, sola, me caso con la cama.
Dedo a dedo, ahora es mía.
No está tan lejos. Es mi encuentro.
La taño como a una campana. Me detengo
en la glorieta donde solías montarla.
Me hiciste tuya sobre el edredón floreado.
De noche, sola, me caso con la cama.
Toma, por ejemplo, esta noche, amor mío,
en la que cada pareja mezcla
con un revolcón conjunto, debajo, arriba,
el abundante par en espuma y pluma,
hincándose y empujando, cabeza contra cabeza.
De noche, sola, me caso con la cama.
De esta forma escapo de mi cuerpo,
un milagro molesto, ¿Podría poner
en exhibición el mercado de los sueños?
Me despliego. Crucifico.
Mi pequeña ciruela, la llamabas.
De noche, sola, me caso con la cama.
Entonces llegó mi rival de ojos oscuros.
La dama acuática, irguiéndose en la playa,
un piano en la yema de los dedos, vergüenza
en los labios y una voz de flauta.
Entretanto, yo pasé a ser la escoba usada.
De noche, sola, me caso con la cama.
Ella te agarró como una mujer agarra
un vestido de saldo de un estante
y yo me rompí como se rompen una piedra.
Te devuelvo tus libros y tu caña de pescar.
El periódico de hoy dice que se han casado.
De noche, sola, me caso con la cama.
Muchachos y muchachas son uno esta noche.
Se desabotonan blusas. Se bajan cremalleras.
Se quitan zapatos. Apagan la luz.
Las brillantes criaturas están llenas de mentiras.
Se comen mutuamente. Están más que saciadas.
De noche, sola, me caso con la cama.
 

 

La música se desliza hacia mí
Espere señor. ¿Para qué lado queda casa?
Ellos apagaron la luz
Y la sombra se mueve en la esquina.
No hay señales en este cuarto,
Cuatro mujeres, de más de ochenta,
Cada una con pañales.
La la la, oh… la música se desliza hacia mí,
Y puedo sentir la melodía que tocaban
La noche en que me dejaron
En este instituto privado sobre la colina.
 
Imagínenlo. Una radio sonando
Y todos aquí estaban locos.
Me gustó y bailé en un círculo.
La música se derrama sobre la razón
Y, de una manera divertida
La música ve más que yo.
Quiero decir que se acuerda mejor;
Recuerda la primer noche aquí.
Estaba el sofocante frío de Noviembre,
Hasta las estrellas estaban adheridas al cielo
Y esa luna demasiado brillante,
Pasando a través de los barrotes para pegarme
Con un canto en la cabeza.
He olvidado todo el resto.
 
Me atan a esta silla a las 8 A.M.
Y no hay señales que indiquen el camino,
Sólo la radio, sonando para ella misma
Y la canción que recuerda
Más que yo. Oh, la la la
Esta música se desliza hacia mí.
La noche en que llegué bailé en un círculo
Y no tuve miedo.
¿Señor?
 

 

El Beso
Mi boca florece como una herida.
He estado equivocada todo el año, tediosas
noches, nada sino ásperos codos en ellos
y delicadas cajas de Kleenex, llamando llora bebé
¡llora bebé, tonto!
 
Antes de ayer mi cuerpo estaba inútil.
Ahora está desgarrándose en sus rincones cuadrados.
Está desgarrando los vestidos de la Vieja Mary, nudo anudo
y mira, ahora está bombardeada con esos eléctricos cerrojos.
¡Zing! ¡Una resurrección!
 
Una vez fue un bote, bastante madera
y sin trabajo, sin agua salada debajo
y necesitando un poco de pintura. No había más
que un conjunto de tablas. Pero la elevaste, la encordaste.
Ella ha sido elegida.
 
Mis nervios están encendidos. Los oigo como
instrumentos musicales. Donde había silencio
los tambores, las cuerdas están tocando irremediablemente. Tú hiciste esto.
Puro genio trabajando. Querido, el compositor ha entrado
al fuego.
 

 

Estos poemas pertenecen a LA BALADA DE LA MASTURBADORA SOLITARIA y otros poemas
Traducción de Griselda García
 
EL ARTE NEGRO
¡Una mujer cuyos sentimientos escritos son demasiados
arrobamientos y presagios!
Como si bicicletas, chicos e islas
no fueran demasiado; como si duelos, chismorreos
y vegetales nunca fueran demasiado.
Sus pensamientos son que puede amonestar las estrellas.
Una escritora es esencialmente una espía.
Yo soy esa chica, querido amor.
¡Un hombre cuyos escritos conocen demasiados
hechizos y fetiches ¡
Como si erecciones, convenciones y productos
no fueran demasiados; como si máquinas, galeones
y guerras nunca fueran demasiado.
Con muebles usados fabrica un árbol.
Un escritor es esencialmente un pícaro.
Vos sos ése hombre, querido amor.
Nunca amándonos a nosotros mismos,
aborreciendo aun nuestros zapatos y sombreros,
nos amamos unos a otros, preciosos, preciosos.
Nuestras manos son una luz azul suave.
Nuestros ojos están llenos de confesiones terribles.
Pero cuando estamos casados
los niños nos dejan disgustados.
Hay demasiada comida y ninguna sobra
para comer en toda la sobrenatural abundancia.
(versión de Raúl Racedo)
EL ABORTO
Alguien que debió nacer
se perdió.
Cuando la tierra arrugaba su boca
y otro pimpollo soplaba desde su nudo;
cambié mis zapatos y manejé hacia el Sur.
Pasaron las Montañas Azules donde
en la infinitud las jorobas de Pensylvania
como gato crayonado decaen con su verde pelo.
Sus caminos hundiéndose como una tabla de lavar gris;
donde en realidad desde un hueco oscuro las particiones perversas
de la tierra derraman carbón.
Alguien que debió nacer
se perdió.
El césped erizado y fornido como cebolla,
y yo vagando cuando la tierra se quebraba,
y yo vagando como cualquiera de los frágiles sobrevivientes;
allá en Pensylvania conocí a un hombrecito,
no un Rumpelstiltskin (1), en todo, en todo
él tomó la plenitud de este naciente amor.
Retornando al Norte; aun el cielo crecía claro
como una alta ventana mirando a ningún lado.
La carretera era plana como una lamina de estaño.
Alguien que debió nacer
se perdió.
Sí mujer, esta lógica será la guía
para perdernos sin morir. O decí
lo que querés decir,
cobarde...esta nena que soy sangra
(1)personaje de los hermanos Grimm
(versión de Raúl Racedo)
 
 
Anne Sexton – La muerte de Sylvia
 
 
para Sylvia Plath
 
Oh Sylvia, Sylvia,
con un féretro de piedras y cucharas,
con dos hijos, dos meteoros
vagando libres en una pequeña sala de juegos
con tu boca hacia la sábana,
hacia la viga del techo, hacia la estúpida plegaria,
(Sylvia, Sylvia
¿a dónde te fuiste
después de escribirme
desde Devonshire
acerca de cultivar patatas
y criar abejas?)
¿a qué te aferraste,
cómo cediste sin luchar?
Ladrona…
¿cómo te arrastraste,
te arrastraste hacia abajo sola
hacia la muerte que yo he deseado tanto y por tanto tiempo
la muerte a la que ambas coincidimos en que hacía rato le había llegado su hora,
la misma que llevamos en nuestros delgados pechos,
la misma sobre la cual conversáramos tan seguido cada vez
que nos bajamos tres martinis extra secos en Boston,
la muerte que hablaba de analistas y curas,
la muerte que hablaba como novias con tramas,
la muerte que nos bebimos,
los motivos y la quieta realidad?
(En Boston
los moribundos
viajan en taxis,
nuevamente la muerte,
que viaja a casa
con nuestro muchacho.)
Oh Sylvia, recuerdo al letárgico baterista
que batía sobre nuestros ojos con una vieja historia,
cómo queríamos dejarlo venir
como un sádico o un hada de New York
para que hiciera su trabajo,
una necesidad, una ventana en una pared o un pesebre,
y desde entonces esperó
bajo nuestro corazón, nuestra alacena,
y veo ahora que le hemos guardado
año tras año, viejos suicidios
y siento ante la noticia de tu muerte
un horrible sabor, como a sal
(Y yo,
yo también.
Y ahora, Sylvia,
tu nuevamente
con la muerte de nuevo,
que viaja a casa
con nuestro muchacho.)
Y digo sólo
con mis brazos estirados hacia aquel pedregal,
¿qué es tu muerte
sino una vieja posesión,
un lunar que se escapó
de uno de tus poemas?
(¡Oh amiga,
cuando la luna está mal,
y el rey se ha marchado,
y la reina ha perdido la razón
el borracho debería cantar!)
Oh pequeña madre,
tú también!
Oh graciosa duquesa!
Oh rubita!
De ésas
he salido al mundo, una bruja poseída,
rondando el aire negro, más valiente por ello;
soñando el mal, he sobrevolado
las casas planas, de luz en luz:
pobre solitaria, con mis doce dedos, enajenada.
Una mujer así no es una mujer, lo sé.
Yo he sido de ésas.
He encontrado las cuevas tibias del bosque,
las he llenado de sartenes, tallas, estantes,
de armarios, sedas, de incontables bienes;
he preparado la cena para los gusanos y los elfos:
llorando, aullando, ordenando lo que estaba mal.
A una mujer así no se la comprende.
Yo he sido de ésas.
He viajado contigo, carretero, saludando
con los brazos desnudos a los pueblos que dejábamos atrás,
aprendiéndome las últimas rutas de la claridad, superviviente
allí donde tus llamas aún muerden mis muslos
y crujen mis costillas bajo la presión de tu carreta.
Una mujer así no se avergüenza de morir.
Yo he sido de ésas.
Los bombardeos
Nosotros somos América.
Somos los que rellenan los ataúdes.
Somos los tenderos de la muerte.
Los envolvemos como si fuesen coliflores
La bomba se abre como una caja de zapatos.
¿Y el niño?
El niño decididamente no bosteza.
¿Y la mujer?
La mujer lava su corazón.
Se lo han arrancado
y se lo han quemado y como último acto
lo enjuaga en el río.
Este es el mercado de la muerte.
¿Dónde están tus méritos,
América?

 

3 comments:

Anna Genovés said...

Amigo Vara,

Te felicito por este artículo, es de los más interesantes que he leído últimamente. Soy una lerda porque, en realidad –todavía no había leído a mi tocaya Anne. Es de lo mejor. Ya soy adepta a ella porque tengo una tendencia mortecina… De hecho voy a incluir, su imagen, en mi blog. Gracias por hacer que la descubriera.

Vara, además, soy disléxica, por lo que –a veces- entiendo las cosas, justo, al contrario. En fin, a lo que voy, a mí me la trufan las corrientes literarias y etcétera, escribo de lo que me sale en el momento, que no tiene el porqué tener ninguna relación con la realidad que vivo y que, cuando releo –te aseguro- me alucina.

Sí cuando escribo, ya lo he dicho, varias veces: soy como Stigmata, sólo me falta hacerlo en arameo. Me explico, no soy consciente de ello. Por eso, me es muy difícil, escribir por encargo. Sería una periodista nefasta.

Voy a publicitarte por ahí, a ver si prenden. Gracias, bss, Ann@

atrocity exhibition said...

gracias, Anna

princesa inca said...

hace tiempo que pizarnick,plath,y sexton me atraveesaron,sexton muchas veces olvidada o apartada de lo conocido
gracias por presentarla por acercarla a todos

la amo


saludos