ALFONSO XEN RABANAL - HIJOS DEL PLAGIO (UNA DESPEDIDA DEL FACEBOOK)
Aquí
no existe la normalidad. Los avatares no conocen del lenguaje
corporal. Una frase es interpretada de mil maneras, buscando la
afrenta oculta. Nadie lee, ni asimila lo leído: la velocidad... se
quiere llegar a todo y no se entiende nada. Eso da lugar a miles de
malentendidos virtuales por no leer ni saber ya contextualizar las
frases. Herencia de los norteamericanos y su estilo de vida forjado
en pleitos. Se busca la intención solapada: me
está insultando, algo pasa...
todo, menos leer una simple frase en su contexto y descodificarla,
muchas veces no tiene más misterio. Pero buscamos y buscamos tres y
cuatro sentidos a todo, gracias a los manipuladores de la palabra que
por aquí abundan y hacen saltar las alarmas de los egos... eso es
facebook, whatsapp:
Gracias
por llegar hasta aquí. Ha sido un placer por mi parte. En estos
últimos tiempos, me he dedicado a hacer una cosa pendiente: limpiar
y ordenar libros. Cogerlos uno a uno, acariciarlos al limpiarlos con
un paño. Limpiar manchas de uso. Darme cuenta de que un par de ellos
no deberían estar conmigo y separarlos para devolverlos a quien me
los prestó, pidiendo disculpas por mi dejadez involuntaria.
Me
he dado cuenta de que es lo único que siempre me ha acompañado, y
me he emborrachado al recordar los libros perdidos. Ellos me han
hecho lo que soy, me enseñaron a mirar la vida, a escudriñar, a
buscar el envés de lo que veía. Siempre pensé que era un camino
digno, que merecía la pena dedicar una vida a ello. Y pese a quien
le pese, lo sigo pensando. Pese a quienes dicen amarlos y sólo
buscan mercantilizarlos.
Me
he ido de muchos mundos ficticios... también de este decorado que
cierro hoy. Una vez creí que era un mundo más libre, que se buscaba
algo más... eso creí entender en los libros. Ahora sé que nunca
supe leer si lo que me encuentro siempre es lo mismo en todas partes.
No
les voy a dar más razones a quienes no se las merecen. A los que
rige en su vida la envidia ya están adobados en ella. Los estrategas
me hacen gracia, hasta un punto. Los manipuladores también, hasta
medio punto. A todos ellos los he estudiado, bebo de las fuentes...
de ellos.
Llevo
buscando un paso necesario demasiado tiempo. Si alguna vez alguien me
ha leído sabrá que insisto en que si existe una solución, ha de
partir de nuestro interior, de nosotros mismos. Chorradas... lo que
hay que hacer, insisten, es venderse... pero aparentando que no se
venden... disociándose a modo con lo políticamente correcto, el
mundo regido por los genes neardentales que siempre resurgen en el
fin de algo... llámalo imperio o mundo conocido.
La
disociación entre dos mundos, supuestamente opuestos, es lo que
siempre ha esclavizado a esta sociedad occidental. Incentivando esa
disociación nos han manipulado toda nuestra historia hasta hoy, su
fin: un mundo
septicémico cuyas células no se rebelan pues forman parte de la
infección.
La
mentira, la apariencia es endémica aquí. Lo siento, ya he visto
demasiado. Me voy.
Pertenezco
a una generación que lidera el desastre, generación egotista como
no se recuerda, manipuladores, disfrazados de falsa derecha falsa
izquierda según convenga, todos fascistas de su ombligo, vacíos de
mente que buscan grupo creyéndose todos líderes, que han vendido a
sus padres, a sus abuelos, por decorar su ombligo... empáticos en la
simulación si consiguen algún beneficio inmediato para sí,
generación que ha esclavizado a sus descendientes, aun virtuales.
Psicópatas.
La
palabra es un virus, así lo dijo Burroughs, la palabra es un virus
que necesita insertar su rna
en otra célula sana para replicarse, la palabra es un virus que
entra en nuestro vacío y nos convierte en virus andantes. Hoy, la
palabra dominante es la vacía de simbolismo y replica su vacío en
el nuestro, transmuta nuestro todo en la parte que es la máscara que
enseñamos, y nos hace caminar predicando el odio, inseminando en
otros vacíos nuestros miedos impuestos, al no asumirlos, propagando
el virus de los ismos
que inconscientemente buscamos al no dejarnos ser, ser en conciencia:
eso que extirpamos. Virus andantes que predican el fin de una época,
que llegue ya y se extinga el hombre muerto, que desaparezca su olor
a putrefacción bajo miles de toneladas de piedra hasta ya no ser ni
un estrato, ninguna huella, ni un oopart
del egotismo de esta época.
La
palabra es un virus, un puto virus... y aquí se llama: eufemismo.
Y
yo abogo por la verdadera palabra, la llena, la que crea, la que es
plena de magia.
Llevo
demasiado tiempo en este cruce de caminos entre la niebla digital.
Desde el principio he sido empático, buscando nuevas voces no para
fagocitarlas como hacen demasiados, ni para follármelas. Por suerte
de convicción, nunca me ha hecho falta recurrir a la vieja fórmula:
acércate
a mí que publicarás, prueba mi semen reciclado, lo que vomito de
las babas y lefa revenida que yo he tragado.
A quien tiene algo dentro, he buscado que germine su esencia, que no
dé infinitas vueltas alrededor de una culpa que no es suya, sino
impuesta por las envidias de los que le rodean. Apuesto por un futuro
y por que no muera nunca la esencia, es mi papel en este desierto de
palabras. Y he cumplido. Nunca me ha hecho falta lubricar con babas a
un ego. Y no por guapo, que lo soy. Simplemente, yo tengo mi propia y
original lefa. Y tarde o temprano, en este mundo de clones, se busca
lo original... aunque sea ya vintage.
Esto
es una pelea a última sangre entre dos mundos, dos maneras de ver la
vida. Y los que definen en los medios, crean opiniones vacías, me
sitúan en el bando perdedor. No entro en sus juegos. No deseo sus
paraísos de ventas. Sólo se es un perdedor si te riges por sus
fórmulas, no por las tuyas. Si aceptas su lenguaje y sus métodos.
Si buscas un lugar dentro de su mundo psicópata. El triunfo no está
en sus premisas. Casi todos los que reivindican hoy en día a los
malditos, si conviven en el tiempo con ellos los hubiesen lapidado...
simplemente porque ellos tenían, aun en la puta miseria social, un
algo que hace que, sí, todos los necios se conjuren contra ellos:
libertad.
Nunca
me han gustado las etiquetas, los borregos necesitan encasillar para
deglutir, eso enseñan en sus rediles. Pero yo tengo esa libertad y
la aprovecho. Me ha costado renuncias y pérdidas de todo tipo que,
como la mierda, quedan atrás en el camino. Y en el fin del juego,
llega el momento de empezar a arrastrar. Y si digo “llega” es por
que sé qué cartas llevan los demás. Me lo enseñó un gran jugador
de tute. Hay que saber contar, aún haciéndote el borracho, todas la
cartas que han salido y dejar que suelten los triunfos.
Me
costó mucho dirimir la lucha egotista, demasiado. Mucho más de lo
que la gran mayoría estaría dispuesta a perder o esperar, llegar a
este punto: el punto en el que sólo queda uno... y ese uno, en mí
fueron dos o más que se dieron de hostias entre ellos durante largo
tiempo.
Hoy,
al limpiar los libros, he llegado a pensar que no han merecido la
pena... pero mi Instinto me ha replicado: eso
es lo que quieren que pienses.
Y, como siempre, la verdad nace de él. Dicen que no hace falta leer,
es contraproducente, es más, denostado y así ventilado a los cuatro
vientos virtuales, para triunfar en esta sociedad: tener dinero,
mucho, es lo que prima. Y no, sigo mi camino.
No
tengo ninguna mentira detrás de mí, no me veo impelido a seguir
perpetuándola hasta que la máscara se deforme mientras me pudro por
dentro.
Soy
libre y plenamente consciente de que eso jode y mucho a los borregos
que aúllan,
no
entro en vuestro juego, hijos del plagio,
tengo
cosas más importantes por hacer que escuchar los gemidos egotistas
de los narcisistas psicópatas que ya no se ven en el espejo de sus
lágrimas fingidas, y escabullirme de sus
babas de ácido que corroe las juntas y penetra. Adoban con sus
babas, envuelven en un capullo de palabras egotistas y desfondan,
chupan la energía. Y en cuanto se les deja de hacer caso, se ofenden
y se centran en crear un ambiente virtual adverso a quienes no les
hacen caso. Pobrecitos, supongo que ya no les quedan babas y esperan
que alguien les engrase como hicieron ellos. Mundo de trepas que
adaptan su discurso al viento que huelen en los culos ajenos.
Asco.
Expertos
fagocitadores de las palabras que les cuadran en sus crucigramas
mentales... y las vacían y utilizan extirpando su esencia, su
origen, su firma. Hijos de un plagio de Democracia,
me
despido de vuestra virtualidad:
A
tomar por el culo, facebook
...
Blog de Xen: http://elbluesdeluzazul.blogspot.com.es/
También podrás encontrar este texto en el número 3 de MEANDO CONTRA VIENTO (Cuadernos transgresivos): http://meandocontraviento.tumblr.com/
publicado en: http://escritoressucios.blogspot.com.es/2014/03/alfonso-xen-rabanal-hijos-del-plagio.html
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