Monday, March 17, 2014

ALFONSO XEN RABANAL - HIJOS DEL PLAGIO (UNA DESPEDIDA DEL FACEBOOK)

Aquí no existe la normalidad. Los avatares no conocen del lenguaje corporal. Una frase es interpretada de mil maneras, buscando la afrenta oculta. Nadie lee, ni asimila lo leído: la velocidad... se quiere llegar a todo y no se entiende nada. Eso da lugar a miles de malentendidos virtuales por no leer ni saber ya contextualizar las frases. Herencia de los norteamericanos y su estilo de vida forjado en pleitos. Se busca la intención solapada: me está insultando, algo pasa... todo, menos leer una simple frase en su contexto y descodificarla, muchas veces no tiene más misterio. Pero buscamos y buscamos tres y cuatro sentidos a todo, gracias a los manipuladores de la palabra que por aquí abundan y hacen saltar las alarmas de los egos... eso es facebook, whatsapp:
Gracias por llegar hasta aquí. Ha sido un placer por mi parte. En estos últimos tiempos, me he dedicado a hacer una cosa pendiente: limpiar y ordenar libros. Cogerlos uno a uno, acariciarlos al limpiarlos con un paño. Limpiar manchas de uso. Darme cuenta de que un par de ellos no deberían estar conmigo y separarlos para devolverlos a quien me los prestó, pidiendo disculpas por mi dejadez involuntaria.
Me he dado cuenta de que es lo único que siempre me ha acompañado, y me he emborrachado al recordar los libros perdidos. Ellos me han hecho lo que soy, me enseñaron a mirar la vida, a escudriñar, a buscar el envés de lo que veía. Siempre pensé que era un camino digno, que merecía la pena dedicar una vida a ello. Y pese a quien le pese, lo sigo pensando. Pese a quienes dicen amarlos y sólo buscan mercantilizarlos.
Me he ido de muchos mundos ficticios... también de este decorado que cierro hoy. Una vez creí que era un mundo más libre, que se buscaba algo más... eso creí entender en los libros. Ahora sé que nunca supe leer si lo que me encuentro siempre es lo mismo en todas partes.
No les voy a dar más razones a quienes no se las merecen. A los que rige en su vida la envidia ya están adobados en ella. Los estrategas me hacen gracia, hasta un punto. Los manipuladores también, hasta medio punto. A todos ellos los he estudiado, bebo de las fuentes... de ellos.
Llevo buscando un paso necesario demasiado tiempo. Si alguna vez alguien me ha leído sabrá que insisto en que si existe una solución, ha de partir de nuestro interior, de nosotros mismos. Chorradas... lo que hay que hacer, insisten, es venderse... pero aparentando que no se venden... disociándose a modo con lo políticamente correcto, el mundo regido por los genes neardentales que siempre resurgen en el fin de algo... llámalo imperio o mundo conocido.
La disociación entre dos mundos, supuestamente opuestos, es lo que siempre ha esclavizado a esta sociedad occidental. Incentivando esa disociación nos han manipulado toda nuestra historia hasta hoy, su fin: un mundo septicémico cuyas células no se rebelan pues forman parte de la infección.
La mentira, la apariencia es endémica aquí. Lo siento, ya he visto demasiado. Me voy.

Pertenezco a una generación que lidera el desastre, generación egotista como no se recuerda, manipuladores, disfrazados de falsa derecha falsa izquierda según convenga, todos fascistas de su ombligo, vacíos de mente que buscan grupo creyéndose todos líderes, que han vendido a sus padres, a sus abuelos, por decorar su ombligo... empáticos en la simulación si consiguen algún beneficio inmediato para sí, generación que ha esclavizado a sus descendientes, aun virtuales.

Psicópatas.

La palabra es un virus, así lo dijo Burroughs, la palabra es un virus que necesita insertar su rna en otra célula sana para replicarse, la palabra es un virus que entra en nuestro vacío y nos convierte en virus andantes. Hoy, la palabra dominante es la vacía de simbolismo y replica su vacío en el nuestro, transmuta nuestro todo en la parte que es la máscara que enseñamos, y nos hace caminar predicando el odio, inseminando en otros vacíos nuestros miedos impuestos, al no asumirlos, propagando el virus de los ismos que inconscientemente buscamos al no dejarnos ser, ser en conciencia: eso que extirpamos. Virus andantes que predican el fin de una época, que llegue ya y se extinga el hombre muerto, que desaparezca su olor a putrefacción bajo miles de toneladas de piedra hasta ya no ser ni un estrato, ninguna huella, ni un oopart del egotismo de esta época.

La palabra es un virus, un puto virus... y aquí se llama: eufemismo.

Y yo abogo por la verdadera palabra, la llena, la que crea, la que es plena de magia.

Llevo demasiado tiempo en este cruce de caminos entre la niebla digital. Desde el principio he sido empático, buscando nuevas voces no para fagocitarlas como hacen demasiados, ni para follármelas. Por suerte de convicción, nunca me ha hecho falta recurrir a la vieja fórmula: acércate a mí que publicarás, prueba mi semen reciclado, lo que vomito de las babas y lefa revenida que yo he tragado. A quien tiene algo dentro, he buscado que germine su esencia, que no dé infinitas vueltas alrededor de una culpa que no es suya, sino impuesta por las envidias de los que le rodean. Apuesto por un futuro y por que no muera nunca la esencia, es mi papel en este desierto de palabras. Y he cumplido. Nunca me ha hecho falta lubricar con babas a un ego. Y no por guapo, que lo soy. Simplemente, yo tengo mi propia y original lefa. Y tarde o temprano, en este mundo de clones, se busca lo original... aunque sea ya vintage.
Esto es una pelea a última sangre entre dos mundos, dos maneras de ver la vida. Y los que definen en los medios, crean opiniones vacías, me sitúan en el bando perdedor. No entro en sus juegos. No deseo sus paraísos de ventas. Sólo se es un perdedor si te riges por sus fórmulas, no por las tuyas. Si aceptas su lenguaje y sus métodos. Si buscas un lugar dentro de su mundo psicópata. El triunfo no está en sus premisas. Casi todos los que reivindican hoy en día a los malditos, si conviven en el tiempo con ellos los hubiesen lapidado... simplemente porque ellos tenían, aun en la puta miseria social, un algo que hace que, sí, todos los necios se conjuren contra ellos: libertad.
Nunca me han gustado las etiquetas, los borregos necesitan encasillar para deglutir, eso enseñan en sus rediles. Pero yo tengo esa libertad y la aprovecho. Me ha costado renuncias y pérdidas de todo tipo que, como la mierda, quedan atrás en el camino. Y en el fin del juego, llega el momento de empezar a arrastrar. Y si digo “llega” es por que sé qué cartas llevan los demás. Me lo enseñó un gran jugador de tute. Hay que saber contar, aún haciéndote el borracho, todas la cartas que han salido y dejar que suelten los triunfos.
Me costó mucho dirimir la lucha egotista, demasiado. Mucho más de lo que la gran mayoría estaría dispuesta a perder o esperar, llegar a este punto: el punto en el que sólo queda uno... y ese uno, en mí fueron dos o más que se dieron de hostias entre ellos durante largo tiempo.
Hoy, al limpiar los libros, he llegado a pensar que no han merecido la pena... pero mi Instinto me ha replicado: eso es lo que quieren que pienses. Y, como siempre, la verdad nace de él. Dicen que no hace falta leer, es contraproducente, es más, denostado y así ventilado a los cuatro vientos virtuales, para triunfar en esta sociedad: tener dinero, mucho, es lo que prima. Y no, sigo mi camino.
No tengo ninguna mentira detrás de mí, no me veo impelido a seguir perpetuándola hasta que la máscara se deforme mientras me pudro por dentro.
Soy libre y plenamente consciente de que eso jode y mucho a los borregos que aúllan,
no entro en vuestro juego, hijos del plagio,
tengo cosas más importantes por hacer que escuchar los gemidos egotistas de los narcisistas psicópatas que ya no se ven en el espejo de sus lágrimas fingidas, y escabullirme de sus babas de ácido que corroe las juntas y penetra. Adoban con sus babas, envuelven en un capullo de palabras egotistas y desfondan, chupan la energía. Y en cuanto se les deja de hacer caso, se ofenden y se centran en crear un ambiente virtual adverso a quienes no les hacen caso. Pobrecitos, supongo que ya no les quedan babas y esperan que alguien les engrase como hicieron ellos. Mundo de trepas que adaptan su discurso al viento que huelen en los culos ajenos.
Asco.
Expertos fagocitadores de las palabras que les cuadran en sus crucigramas mentales... y las vacían y utilizan extirpando su esencia, su origen, su firma. Hijos de un plagio de Democracia, me despido de vuestra virtualidad:
A tomar por el culo, facebook
...




Blog de Xen: http://elbluesdeluzazul.blogspot.com.es/


También podrás encontrar este texto en el número 3 de MEANDO CONTRA VIENTO (Cuadernos transgresivos): http://meandocontraviento.tumblr.com/





publicado en: http://escritoressucios.blogspot.com.es/2014/03/alfonso-xen-rabanal-hijos-del-plagio.html

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