Nuevo libro en Neurótika Books, nuevas ilusiones. Surge el primer intento de prólogo, casi a borbotones...
Cenicienta
desintoxicada.
Prólogo intoxicado,
por Manel Cronenberg.
Este
libro, palabra pretenciosa, ya que se
trata de un símil digital del mismo, conforma un universo particular. Un
universo tan particular que nuestra protagonista, a la que llamaremos
Cenicienta Desintoxicada, decide irse un día a vivir a California, y que si
algún día decide ser madre será por inseminación. Pero madre, a fin de cuentas.
Con todo lo que ser madre significa.
Mientras, en este preciso
instante, Nudozurdo dicen que ha sido divertido haberte conocido en los cascos, sobre las letras en verso de
Laila Rota, que cita en uno de sus posts este poema de Cenicienta Desintoxicada:
Llámame
puta.
Llámame
puta con el “hija de” delante.
Llámame
puta.
Y
dime que vaya a la cocina,
como
sinónimo de esquina.
Llámame
drogadicta,
empollona,
reina
de la fiesta,
poeta,
y
viciosa,
con
el puta delante.
AHÍ
SI.
Ahí
grítamelo joder.
Enserio
GRI-TA-ME-LO.
Llámame
puta.
No
me llames prostituta.
que fue, en definitiva, lo que
me derivó de forma irreversible a la textura poética de la chica de la
diéresis, que siente (peculiar concepto que podría aproximarse al amor) que le
quería como una puta quiere a su decimonoveno cliente. Cuestión de cábala
intimista, que quizá tan solo ella comprende y quizá así deba ser.
(y le quería…)
En esos días, donde tú puedes
ser ese decimonoveno cliente a las puertas de tu propio infierno de melancolía
y hastío emocional, en los que ella decide enfadarse y pelearse con el mundo,
porque hay días que le desgarran las uñas de las alas de la vida que intenta
quitarle y porque el mundo le machaca la cabeza como si fuera ajo de mortero y
no lo combina con aceite para suavizarle los golpes. Días. Esos días. Hay días
que ella se enfada con el mundo y te pide, por favor, que la llames PUTA,
mientras ellas se masturba encima del banco en el que habéis quedado y te deja
el charco.
Si, porque ella te pide que
la llames así: PUTA. Y no será la primera ni la última vez que lo haga. Porque
suya es la pasión y el descaro de las que tienen 24 más uno. Y porque, quizá,
no es ninguna heroína de cuentos infantiles. De hecho, ella suele dar un giro
al infierno y los deforma de tal modo que consigue que sea Blancanieves la que
envenene a la bruja y que Alicia se chute cual yonki desesperada mientras el
sombrerero le buscaba la vena. Sí, ella es esa que tiene un ADN que no es el
suyo, debajo de las uñas con las que
primero se masturba y luego puede escribir esos versos capaces de
envenenar tus sueños como puta en las esquinas del delirio. Ese delirio donde
convergemos cada puta noche que activamos el facebook y donde descubrimos
diamantes sin pulir cuyo verbo es tan puro como el abismo vital que habitamos
cada día. Y que, en el fondo, nos obliga a continuar, a leer, a sentir, a
emocionarnos con esas heroínas de cuentos inversos que llegaron para quedarse
en nuestra memoria selectiva. En esa memoria, espacio creativo particular,
donde aún somos libres y soñamos que hay universos paralelos más allá de
nuestra pequeña parcela de mediocridad cotidiana. Donde somos, quizá, el 20 +
uno.
- Almü Colino
a mi me gusta la verdad, quizá existe demasiado el término puta, (lo de ser madre es sólo si alguna vez desarrollo el instinto materno de verdad) y quizá el "le quería" no lo pondría, todo esto por supuesto poniéndome extremadamente quisquillosa, pero en general me encanta,de verdad.
Prólogo intoxicado
J.M.Vara
Hay días en los que el
desgaste generalizado es más evidente en la epidermis emocional interna. Días
donde puedes notar el peso de cada minuto de todos los años de vida recorrida,
esos años que, de forma intrínseca, te convierten en eso que se suele dar en
llamar veteranía. Pero la experiencia, en ocasiones, es más lastre que
aprendizaje. Es más cansancio que otra cosa. No llegas a eso de perder la
ilusión ni dejar de emocionarte, pero notas como ese regusto a toxicidad, a
canibalismo virtual, comienza a hacerse un hueco al lado de tu estómago para
formar una especie de náusea invisible, que aguarda paciente su momento para
salir impregnando tu boca de ese característico sabor a agrio.
Y no, no es que ya lo haya
visto todo y, evidentemente, no es que lo haya leído todo y las palabras me
provoque hastío o indiferencia. No, no es eso. Pero, en ocasiones, el aroma a
fraude, a estereotipo, a predecible… se hace demasiado patente. Sí, y cierto
regusto a decepción en el alma que, quizá, sea debida a que las expectativas
eran puro delirio o, al menos, una mala jugada de eso que se da en llamar
enajenación mental transitoria, pero aplicada al ámbito de lo creativo.
Sí, hay días de bajón
espiritual y anímico, por llamar de alguna manera a esa sensación de que nada o
casi nada puede provocar ondas expansivas en tu esfera emocional. Y te sumerges
en el ciberespacio nuestro de cada día como alma errática, como zombi
literario, como yonki del verso duro
como puñetazo capaz de reventarte por dentro con su demoledora sinceridad. Y es
ahí, en ese justo momento, en el preciso instante, segundo, fragmento de vida,
cuando lo ibas a dar todo por perdido, cuando se obra el milagro, ese diamante
en bruto, ese diamante puro creativo disfrazado de cotidiano. Es en ese preciso
instante cuando un post de la intensa Laila Rota te lleva a un nuevo paraíso de
emociones que convergen en el blog de A-grietada. El blog, en definitiva, de
Almü Colino, que se hace llamar “la chica de la diéresis”. ES entonces, sólo en
ese preciso instante de fuga psicógena, cuando soy plenamente consciente de que
esos versos escritos a borbotones de fiereza honesta configuran por sí mismos
un libro digital al que, de forma instantánea, doy forma en mi cabeza. Luego,
lo de siempre… las pruebas de portada, las charlas breves, fugaces, pero
intensas con la autora. Y el título genérico que surge casi de forma natural:
“Cenicienta desintoxicada”. Y hablamos, si. Hablamos de la rabia que siente, de
la rabia que sentimos. Y de que escribir es como una especie de posesión, y de
que es necesario para nuestra supervivencia. Entonces, hago mía esa rabia que
dice sentir, a veces, hacia el mundo, y me la chuto en vena como vampiro adicto
a la melancolía de fragmentos de vida que pertenecen a otros, pedazos de vida
más frescos, más espontáneos, viscerales… y, tal vez, más auténticos.
El blog de la chica de la
diéresis tiene vida propia. Como un estallido fugaz de pura pulsión de vida. Y
como ya parece señalar desde su título genérico parece respirar y nutrirse
desde todas y cada una de las grietas que deja la fiereza pasional de sus
versos en cada espacio en blanco que mancha con sus escupitajos de creatividad
o con los charcos que deja tras masturbarse esperándote. Creatividad cotidiana,
sexual, joven, sincera, adictiva, sin domesticar.
En una entrevista que me hizo
Raquel Delgado me preguntó: qué tipo de autores vamos
a encontrar en Neurótika Books? Qué le pides a un autor para que despierte tu
interés?. Yo le contesté: “Neurótika
Books surge como una necesidad de encontrar un espacio donde confluyera mi
estilo de escribir y la lectura y difusión de otros autores considerara que
podrían forma parte de mi peculiar manera de ver el mundo. La palabra
“Neurótika” ya en si es una definición intrínseca de lo que vamos a encontrar.
La editorial, siempre underground y gratuito, tiene su precursora en papel a
través del fanzine Atrocity Exhibition,
que creé en el año 1996, y que ya tenía sus especiales en forma de suplementos
literarios dedicados a autores concretos. Luego, en el 2006 lo recuperé en
forma virtual. La nueva etapa digital de Neurótika Books creó que comenzó
debido a mi atracción por el lado oscuro de la mente y mi experiencia como
trabajador en el mundo de la salud mental. Autores diagnosticados con algún trastorno,
temáticas underground, diferentes, alejadas del concepto tradicional de lo
“real” y, sobre todo, de la “normalidad” y la moral vacía que nos intentan
imponer. Autores con su propia personalidad y su propio universo particular.
Escritores que creen en si mismos y en que este mundo debe cambiar, aunque sólo
sea a nivel de imaginario creativo. Y creo que el camino elegido es sumamente
atractivo para seguir en él, en la misma línea. Soy consciente de que Neurótika
Books es para minorías, pero quizá eso es lo que le confiere un atractivo
añadido, aparte de ser un compendio subjetivo de traumas propios y ajenos. Un
orgullo personal, vamos”.
En conclusión, aquí os dejo
este nuevo libro para minorías. Un libro de Almü Colino que imaginé primero en
mi cabeza al leer su blog. Un libro
donde se pone en evidencia que ella no es ninguna heroína de cuentos
infantiles. De hecho, Almü suele dar un giro al infierno y los deforma de tal
modo que consigue que sea Blancanieves la que envenene a la bruja y que Alicia
se chute cual yonki desesperada mientras el sombrerero le busca la vena. Sí,
ella es esa que tiene un ADN que no es el suyo, debajo de las uñas con las
que primero se masturba y luego puede
escribir esos versos capaces de envenenar tus sueños como puta en las esquinas
del delirio. Ese delirio donde convergemos cada noche que activamos el submundo
de las redes sociales y donde descubrimos diamantes sin pulir cuyo verbo es tan
puro como el abismo vital que habitamos cada día. Y que, en el fondo, nos
obliga a continuar, a leer, a sentir, a emocionarnos con esas heroínas de
cuentos inversos que llegaron para quedarse en nuestra memoria selectiva. En
esa memoria, espacio creativo particular, donde aún somos libres y soñamos que
hay universos paralelos más allá de nuestra pequeña parcela de mediocridad
cotidiana. Donde, quizá, nos desintoxiquemos junto a Cenicienta embriagándonos
de versos de pura locura cotidiana. Así
sea.
José Manuel Vara
5 de junio del 2016
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