Thursday, January 08, 2009

Producciones disonantes.

Foto: Paula y Javier



Management de Corcobado y Susana Cáncer entre otros. Matizaremos que en la página dedicada a Corcobado 3 de los 8 videos ( Intro: dientes de mezcal; Herida Luna y Todo empieza con un sueño) son una producción de Neurótika Subfilms y grabados en directo en la sala Apolo de Barcelona.

Gracias a Sabine Ecomard y Cyril Devaux. Y a Paula, Susana y Javier por aquella noche impagable.




Javier Corcobado es un hombre agarrado desesperadamente a su micrófono; a través de él canta sus verdades, sus poemas y sus cuentos, a veces tiernos, a veces dolorosos, casi siempre hermosos. Es como si siempre hubiera humo a su alrededor con fondo de noche y bebiera copas de tormenta dentro de un circo instalado en un barco, surcando océanos poco transitados. Canta con dulzura, rabia y amargura sobre la muerte, el amor y la vida. Música del desierto y palabras del mar.
Su último trabajo, A nadie, se abre, rotundamente, con una fabulación apocalíptica en la que Dios canta en primera persona contemplando la Tierra destruida por la plaga de la humanidad, en forma de balada dramática especial para crooner. A ésta le sigue una reflexión sin salida sobre la tristeza y la falta de belleza en el mundo, a golpes de samba y rumba: ¿Por qué estoy tan triste? Y así llegamos al primer galeón gracias a La canción del viento, una copla tejida de zambra y vals, cantada con fragilidad y melancolía, una inolvidable canción de amor adornada con una cascada orquestal de saxos. En el coño del mar es un baile de tres ritmos que induce a un striptease submarino, en el que Javier susurra sexo con las palabras.
Otro barco aparece en esta singladura de asombrosa diversidad rítmica: Soy un niño es una confesión del hombre y del niño que siempre quiere escapar navegando con su amor rumbo a los palacios del mar; la indumentaria musical resulta cercana a Phil Spector, pero sin la osadía del sonido monoaural. Con El futuro se desvaneció ayer irrumpe la distorsión y la disonancia premeditada (“El futuro se desvaneció ayer como el aguardiente en el llanto, como un infarto al final de un romance de verano”). Y de nuevo el vals con acordeón en Hoy no voy a cantar (“ninguna canción de amor”) en castellano y en francés. Entramos otra vez de lleno en el teatro del suicidio: Caballitos de anís es un himno arropado con una orquesta de calle gitana y mexicana, que formó parte del repertorio incluido en la obra Agrio beso, creada por Juan Navarro. François de vacaciones narra una masacre en la playa que se cierra con un ingenuo final. Ésta desemboca en otra pieza perteneciente a Agrio beso, un rock’n’roll salvaje y veloz: Si te matas, una pequeña advertencia para los suicidas. El álbum acaba con Resurrección, en formato instrumental impregnado de desierto, donde conviven dos guitarras, una acústica y la eléctrica de Javier, su Tormenta, en un idilio de arpegios y ruido. Resurrección forma parte de la banda sonora del documental sobre Corcobado, Notas discontinuas de México, que realizó Rebeca Crespo en 2004 y que se incluye en un DVD en la primera edición de A nadie.

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