Un aliento más
Un aliento más o una duda todavía,
el rescate como figura imposible,
nuestra naturaleza es este pasar.
Somos refugios de media tarde de sol,
de gusano, de hoja y viento,
de una marea lunar del mes X.
No más. Destino cierto de cuerpo inerte.
Carne apocada por el circular,
los ciclos se cumplen aun siendo ignorados.
Habiendo muchos tipos de sombras donde elegir
a mí me eligen las más grises.
Pediría una sombra negra sin resquicios,
de las de agujero, negro,
de las que extiendes la mano y te la pierdes.
O incluso preferiría sombra casi blanca,
que las casi blancas, atroces, a veces oscurecen
y partiendo de lo más oscuro al afinar la vista
se observa un curioso degradado,
una lógica racional pautada de armonía a ratos.
Pero las más grises, y además sin remedio.
Es una masa informe de gris sucio,
gris prensa, gris agua turbia,
gris traje viejo, esa equivocación gris.
En esa masa nado tragando sombra,
y es gris, gris sombra,
en momentos sorprendida yo por su alcance
otras veces víctima yo impasible.
Es esa equivocación que me viene persiguiendo
desde hace tanto tiempo ese caer y seguir cayendo,
caer y seguir. Y es esa monotonía
cuando se optimizan los tentáculos
y todo adquiere entendimiento.
Ella ya no se agita,
ya no corre a mi búsqueda y captura.
Antes era una cuestión de velocidad,
y yo siempre fui más rápida.
Ahora mi pena está
y no la vi llegar por detrás,
no le vi alcanzarme, hacerme presa,
y sin embargo un día la llamé por su nombre
y supe blandamente,
dejando mi peso sobre un sillón blando,
que mi pena estaba.
Está como mis hígados están,
está, está y punto,
es tal este estar que no sé,
no sé de qué es cuestión.
Voy por las calles en las ciudades
y mi puta pena tiene espejos donde mirarse,
embellecerse con este mechón de aquí
esta uña como filo por allá.
Se me come,
se me enrosca en los ojos y me llora,
se me pudren las flores.
No sé como achicar agua
no sé de qué es cuestión.
Un aliento más o una duda todavía,
el rescate como figura imposible,
nuestra naturaleza es este pasar.
Somos refugios de media tarde de sol,
de gusano, de hoja y viento,
de una marea lunar del mes X.
No más. Destino cierto de cuerpo inerte.
Carne apocada por el circular,
los ciclos se cumplen aun siendo ignorados.
Habiendo muchos tipos de sombras donde elegir
a mí me eligen las más grises.
Pediría una sombra negra sin resquicios,
de las de agujero, negro,
de las que extiendes la mano y te la pierdes.
O incluso preferiría sombra casi blanca,
que las casi blancas, atroces, a veces oscurecen
y partiendo de lo más oscuro al afinar la vista
se observa un curioso degradado,
una lógica racional pautada de armonía a ratos.
Pero las más grises, y además sin remedio.
Es una masa informe de gris sucio,
gris prensa, gris agua turbia,
gris traje viejo, esa equivocación gris.
En esa masa nado tragando sombra,
y es gris, gris sombra,
en momentos sorprendida yo por su alcance
otras veces víctima yo impasible.
Es esa equivocación que me viene persiguiendo
desde hace tanto tiempo ese caer y seguir cayendo,
caer y seguir. Y es esa monotonía
cuando se optimizan los tentáculos
y todo adquiere entendimiento.
Ella ya no se agita,
ya no corre a mi búsqueda y captura.
Antes era una cuestión de velocidad,
y yo siempre fui más rápida.
Ahora mi pena está
y no la vi llegar por detrás,
no le vi alcanzarme, hacerme presa,
y sin embargo un día la llamé por su nombre
y supe blandamente,
dejando mi peso sobre un sillón blando,
que mi pena estaba.
Está como mis hígados están,
está, está y punto,
es tal este estar que no sé,
no sé de qué es cuestión.
Voy por las calles en las ciudades
y mi puta pena tiene espejos donde mirarse,
embellecerse con este mechón de aquí
esta uña como filo por allá.
Se me come,
se me enrosca en los ojos y me llora,
se me pudren las flores.
No sé como achicar agua
no sé de qué es cuestión.
tomado del blog:
No comments:
Post a Comment