Monday, May 02, 2011

El chico de la moto.

EL CHICO DE LA MOTO



José Manuel Vara
Epílogo por Patty de Frutos





En recuerdo a los caídos por la droga en mi barrio ,
hermanos de generación.





(Prólogo)



Recuerdo los tiempos que los chicos con chaquetas de cuero

jugaban a acariciar el cielo con volutas de humo

de tóxicos que intentaban evadir angustias existenciales

y rabia interior mal canalizada,

como su propia vida.

Recuerdo sus miradas de miedo,

Miedo a una existencia que no respondía

A sus expectativas,

Más allá de ostias y gritos al llegar a casa

A la hora de cenar.



(El chico de la moto)



Recuerdo al Cacerolo, al Betanzos y al Bizco,

Adictos a todas las adicciones disponibles,

Simulando juegos de locura en los extremos oscuros

De las calles de mi barrio,

Mientras la música de los Chichos

Les hacía la vida más soportable.

El sexo rápido , los polvos desesperados

Como alivio

Y urgencia de etilismos emocionales de saldo,

Porque nadie les había enseñado a amar;

Sólo sabían enfrentar sus cuerpos

En una lucha a muerte cruenta

Bajo las luces de neón de bares

De dudosa reputación,

Donde se trapicheaba con algo más que dolor.

La ciudad los unió y la misma ciudad

Los condenó a morir pegados al asfalto,

O en lavabos de bares malolientes,

O en barrancos donde se arrojaban las basuras del barrio

Enganchados a una jeringuilla

Cargada de pulsiones de muerte,

O anclados a un bucle infinito

Que no dejaría de repetirse en los laberintos

De sus mentes.



Todos lo necesitábamos,

Todos queríamos creerlo,

Todos creíamos que la ciudad era un sueño

Donde todo podía suceder y el viento soplar

A nuestro favor…

Pero, al final, la ciudad nos devoró

Y sólo nos causó pesadillas de soledad,

Que nos generaron necesidades

De paraísos artificiales

A un par de kilómetros

Del mismísimo infierno.



Todos quisimos ser algún tiempo como el chico de la moto

De aquella vieja película americana,

Estar más allá del bien y del mal

En un mundo imaginario

Donde sólo valían las propias reglas,

las de un mundo de toxicidad,

Donde la moda era la combustión espontánea,

Pero la combustión emocional

Que quema cualquier fragmento de trauma.



Recordaremos que no pertenecemos a nadie

Y que podemos ser dueños de nuestro presente

Para poder enterrar a los que perecieron en desigual combate

Contra las huestes de la diosa Heroína.

Y los enterraremos con todos los honores,

Como si volvieran a ser recién nacidos

Libres de todo pecado existencial.

Nunca necesitaste nada de los que luego te mentirían

Prometiéndote mundos alternativos,

Mudos de sentimiento

Y con sonrisas de cartón piedra

Como su mejor arma

Al servicio de la hipocresía.

Nunca los necesitaste.

Nunca.





La música siempre estuvo allí,

A ras de alma,

A la altura del corazón,

Meciendo con dulzura los cerebros heridos,

Diezmados por un droga

Que nunca fue pura como el amor de una madre.

La ingravidez es el nuevo estado

Contra la moralidad que nos convirtió en esclavos

De un paraíso encerrado en una jaula de oro.

La sociedad te condenó al fracaso individual

Porque nunca creyó en ti,

Ni dejó que tú mismo lo hicieras.

(Tu alma es libre)

Lo es, porque ahora ya no eres dependiente.

Lo es, porque conseguiste ser como el chico de la moto.

El tiempo sigue siendo nuestro gran enemigo

en la ciudad de los niños perdidos

Y de los corazones en estado de putrefacción permanente.



Ya no tienes nada que perder.

Escala de grises como segunda piel.

Puedes seguir la locura autista de Peter Pan.

Otros antes que tú ya aprendieron a volar.

Curtido a fuego y sangre en rituales callejeros

De rabiosa madurez,.

adicto a la combustión emocional.

Un desierto también puede ser un reino interior,

¿Quién necesita ese frasco de suero?

Otros antes que tú ya aprendieron a volar.

No digas nada, déjate llevar.



(Epílogo)



Podrás seguir la locura emocionada de Peter Pan,

Y sentirás como allí cerca de una ola

romperemos aguas

sin miedo a tener miedo,

la verdad y la risa nos la tomaremos muy en serio.

Aunque el asincronismo humano nos querrá escupir desde el cielo,

pero no le dejaremos y reivindicaremos nuestras necesidades,

alejándonos de los paraísos artificiales de la droga,

batalla cruel en la que nos dejamos algunos muertos…,

que fueron devorados por los estigmas de la sociedad caníbal

de los viejos tiempo…

Y notarás que todo a tu alrededor parecerá haber cambiado,

Y que lo que privará será ir a la locura de cabeza

y notar las vibraciones de cada emoción

como que nos irá la vida en dejarnos la piel cada día

y sacar el cien por cien de cada noche,

como solíamos hacer antes,

sintiendo, hablando, comunicando, conociendo, creando…

y nunca nunca nunca será suficiente

y querrás más de todo lo que te pinche en esTe minúsculo músculo bombeante

que por dentro es un órgano cerca del pulmón.

- respirar –

Nos estiraremos con la espalda erguida

intentando sacarle los ojos a la hipocresía

no pediremos perdón por llorar,

qué guays que seremos

cambiando el destino que otros querían imponernos,

y te cogeré de la mano

porque hoy es el principio y te cruzarás de brazos frente al infinito,

vergüenza debería darnos,

un aliento de música,

aquí no hay pause al que darle,

sabes muy bien lo que querrás de tu mundo:

que no hablen los que ni siquiera lo intentaron,

comprometerte con la belleza,

que te pierdas que te salves…

en definitiva, aquello de

“los malos no ganaron porque los buenos no les dejaron”…

Detén tu reloj,

Arráncate la conexión.

Conexión.

Fundido en negro.







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