EL CHICO DE LA MOTO
José Manuel Vara
Epílogo por Patty de Frutos
En recuerdo a los caídos por la droga en mi barrio ,
hermanos de generación.
(Prólogo)
Recuerdo los tiempos que los chicos con chaquetas de cuero
jugaban a acariciar el cielo con volutas de humo
de tóxicos que intentaban evadir angustias existenciales
y rabia interior mal canalizada,
como su propia vida.
Recuerdo sus miradas de miedo,
Miedo a una existencia que no respondía
A sus expectativas,
Más allá de ostias y gritos al llegar a casa
A la hora de cenar.
(El chico de la moto)
Recuerdo al Cacerolo, al Betanzos y al Bizco,
Adictos a todas las adicciones disponibles,
Simulando juegos de locura en los extremos oscuros
De las calles de mi barrio,
Mientras la música de los Chichos
Les hacía la vida más soportable.
El sexo rápido , los polvos desesperados
Como alivio
Y urgencia de etilismos emocionales de saldo,
Porque nadie les había enseñado a amar;
Sólo sabían enfrentar sus cuerpos
En una lucha a muerte cruenta
Bajo las luces de neón de bares
De dudosa reputación,
Donde se trapicheaba con algo más que dolor.
La ciudad los unió y la misma ciudad
Los condenó a morir pegados al asfalto,
O en lavabos de bares malolientes,
O en barrancos donde se arrojaban las basuras del barrio
Enganchados a una jeringuilla
Cargada de pulsiones de muerte,
O anclados a un bucle infinito
Que no dejaría de repetirse en los laberintos
De sus mentes.
Todos lo necesitábamos,
Todos queríamos creerlo,
Todos creíamos que la ciudad era un sueño
Donde todo podía suceder y el viento soplar
A nuestro favor…
Pero, al final, la ciudad nos devoró
Y sólo nos causó pesadillas de soledad,
Que nos generaron necesidades
De paraísos artificiales
A un par de kilómetros
Del mismísimo infierno.
Todos quisimos ser algún tiempo como el chico de la moto
De aquella vieja película americana,
Estar más allá del bien y del mal
En un mundo imaginario
Donde sólo valían las propias reglas,
las de un mundo de toxicidad,
Donde la moda era la combustión espontánea,
Pero la combustión emocional
Que quema cualquier fragmento de trauma.
Recordaremos que no pertenecemos a nadie
Y que podemos ser dueños de nuestro presente
Para poder enterrar a los que perecieron en desigual combate
Contra las huestes de la diosa Heroína.
Y los enterraremos con todos los honores,
Como si volvieran a ser recién nacidos
Libres de todo pecado existencial.
Nunca necesitaste nada de los que luego te mentirían
Prometiéndote mundos alternativos,
Mudos de sentimiento
Y con sonrisas de cartón piedra
Como su mejor arma
Al servicio de la hipocresía.
Nunca los necesitaste.
Nunca.
La música siempre estuvo allí,
A ras de alma,
A la altura del corazón,
Meciendo con dulzura los cerebros heridos,
Diezmados por un droga
Que nunca fue pura como el amor de una madre.
La ingravidez es el nuevo estado
Contra la moralidad que nos convirtió en esclavos
De un paraíso encerrado en una jaula de oro.
La sociedad te condenó al fracaso individual
Porque nunca creyó en ti,
Ni dejó que tú mismo lo hicieras.
(Tu alma es libre)
Lo es, porque ahora ya no eres dependiente.
Lo es, porque conseguiste ser como el chico de la moto.
El tiempo sigue siendo nuestro gran enemigo
en la ciudad de los niños perdidos
Y de los corazones en estado de putrefacción permanente.
Ya no tienes nada que perder.
Escala de grises como segunda piel.
Puedes seguir la locura autista de Peter Pan.
Otros antes que tú ya aprendieron a volar.
Curtido a fuego y sangre en rituales callejeros
De rabiosa madurez,.
adicto a la combustión emocional.
Un desierto también puede ser un reino interior,
¿Quién necesita ese frasco de suero?
Otros antes que tú ya aprendieron a volar.
No digas nada, déjate llevar.
(Epílogo)
Podrás seguir la locura emocionada de Peter Pan,
Y sentirás como allí cerca de una ola
romperemos aguas
sin miedo a tener miedo,
la verdad y la risa nos la tomaremos muy en serio.
Aunque el asincronismo humano nos querrá escupir desde el cielo,
pero no le dejaremos y reivindicaremos nuestras necesidades,
alejándonos de los paraísos artificiales de la droga,
batalla cruel en la que nos dejamos algunos muertos…,
que fueron devorados por los estigmas de la sociedad caníbal
de los viejos tiempo…
Y notarás que todo a tu alrededor parecerá haber cambiado,
Y que lo que privará será ir a la locura de cabeza
y notar las vibraciones de cada emoción
como que nos irá la vida en dejarnos la piel cada día
y sacar el cien por cien de cada noche,
como solíamos hacer antes,
sintiendo, hablando, comunicando, conociendo, creando…
y nunca nunca nunca será suficiente
y querrás más de todo lo que te pinche en esTe minúsculo músculo bombeante
que por dentro es un órgano cerca del pulmón.
- respirar –
Nos estiraremos con la espalda erguida
intentando sacarle los ojos a la hipocresía
no pediremos perdón por llorar,
qué guays que seremos
cambiando el destino que otros querían imponernos,
y te cogeré de la mano
porque hoy es el principio y te cruzarás de brazos frente al infinito,
vergüenza debería darnos,
un aliento de música,
aquí no hay pause al que darle,
sabes muy bien lo que querrás de tu mundo:
que no hablen los que ni siquiera lo intentaron,
comprometerte con la belleza,
que te pierdas que te salves…
en definitiva, aquello de
“los malos no ganaron porque los buenos no les dejaron”…
Detén tu reloj,
Arráncate la conexión.
Conexión.
Fundido en negro.
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