OS DEJO POR AQUÍ CUATRO POEMAS, NO PUEDO DEJAROS MÁS, DEL LIBRO QUE JUAN BAUTISTA MORENO HA SACADO CON BAILE DEL SOL Y SE TITULA "MUCHA POLICIA", PARA QUE HAGAIS CON ELLOS LO QUE QUERAIS (BLOGS, ETC). UN FUERTE ABRAZO.
Angel Muñoz "Voltios"
SÓLO CABIA UNO
Migas de pan, como Pulgarcito,
es lo que dejaba a diario
para recordar
la sencilla vuelta a la manzana
donde fatigaba sus perversiones
de pajillero caduco.
Importaba poco que lloviese,
o granizase.
Incluso un sol
de tres pares de cojones,
calentándole el grasiento pelo,
no trastocaban su rutina.
Eso sí. La birra en la mano.
Además Heineken.
Pordiosero pero con clase, pensaría.
A mi me daba que a éste,
la sociedad y su familia
olvidaron hace tiempo cómo debían ayudarle.
Pero a él plin. A lo suyo.
Hasta que ayer,
haciendo la ronda,
lo encontré sentado en un banco.
Sin su cerveza.
Desconcertado por el camino a seguir.
Los putos gorriones, repetía.
Así es, los tenía a sus pies.
Se estaban comiendo
las migas de pan,
y con ellas,
el ancla que le soltó a la deriva
para ahogar en la bañera
a su madre en silla de ruedas.
SALSA ROJA
¡ Como des un pas más
me suelto de la barandilla,
te lo juro!
¡Tranquilo hombre,
seguro que esto tiene otra solución!
Policía, perito, psicólogo barato.
Qué más da.
Nunca estás preparado,
ni aplacando tus vísceras,
para torear a capotazo limpio,
como espontáneo que salta al ruedo,
situaciones donde vida o ficción
se pasean por el mismo filo.
Un fulano agarrado a la baranda
de la terraza y todo
el cuerpo fuera,
amagaba con suicidarse.
Abajo, la gente sosteniendo cubos
de palomitas
expectantes ante una
buena película de suspense.
Ración extra de cotilleo
para darle bien,
a posteriori,
a la húmeda.
A todo esto,
Casius organizando el cotarro,
por si el pavo se tira,
pese a advertirme del posible teatro
del mismo:
Si éste la quiere pichar no monta este tinglao, fijo.
Y yo, en la terraza, a tres metros de él
intentando que se diese otra oportunidad.
No supo suicidarse.
No hay un modelo a seguir.
Pero se debe estar convencido.
Cuando hizo ademán de tirarse
se le fue una de las manos,
por el sudor digo yo.
Salté para trincarle con poca fortuna.
En el último instante sus ojos,
y la mano en el aire
intentando agarrarse a la mía,
delataron su farol.
Se esparció como un melón
mientras la mujer lloraba
y nos acusaba de llegar tarde.
Casius apartaba a la gente
con la coña de que
en el telediario de las tres
lo verían de nuevo,
por si habían perdido detalle las cotorras.
Un técnico sanitario se esforzaba,
partiéndole el esternón,
en reanimarle.
Pisé sangre
dejando huellas
hasta la puerta del patrulla.
INOCENCIA INTERRUMPIDA
Tras observar,
dando vueltas a mi alrededor,
la cantidad de cacharros
que llevo colgados a la cintura,
aquellos dos críos
de bombilla afeitada,
mocosos de ocho años
y bandoleros callejeros de siesta,
me confirmaron
antes de comprar sus chuches:
Esa pistola mata, ¿no?
El tendero de los frutos secos,
mientras,
me acerca el refresco
de la nevera.
Hace calor.
¡Qué va!
Si ésta sólo echa agua.
Tratando de ponerle
inocencia a la cosa.
El más canijo
de los dos no vaciló:
¡Mentira!,
¿A ver, echa agua?
LA BANDERA Y UN POLLO
La peluquera
se ha pasado mucho esta vez.
Es lo que pienso cuando
me veo la pelota como una bola de billar
por el retrovisor interno.
Sin recrearme en mi aspecto,
conduzco sin cuidado,
folladísimo,
a la casa okupa.
Entre varios okupas
han zumbado a un mierda
que vendía grifa
a los críos de los alrededores.
A nuestra llegada tienen trincado
a uno.
Esposado
y la cara cuarteada de tanta hostia.
No es el camello.
Ése ha visto la tostada
y no vuelve en días.
Es el Cabezas.
Comunista, quimérico,
de esos que el tiempo se termina tragando.
Él solito ha querido
limpiar de polvo blanco
el barrio.
La heroicidad le sale cara.
Al zulo, tres días, por agresión,
hasta que hable el juez.
Hay testigos, pero no víctima.
¡Qué más da!
Sin venir a cuento,
el Casius, mi pareja entonces,
le suelta en tono paternal
que el camino
y las ideas escogidas
no son las adecuadas.
Por eso se ve así.
Cabezas me mira
la bombilla pelada,
y le suelta que la bandera
con el pollo que lleva él (Casius)
en la culata de la pistola
no es mucho mejor.
De la guantá, el Casius, le reventó el tímpano.
Temí no sólo por el mío (mi tímpano),
sino por carecer de bandera y pollo
en la culata del arma.
1 comment:
gracias por la difusión, tío... ahí andamos!
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