Bestiario de hipnóticas descafeinaciones y rancias ternuras
Una mujer ficticia: la que ha arrojado sus entrañas a un ventilador.
Una mujer piltrafa: la que ha bendecido espinas con agua de mares arrumbados en el clóset.
Una mujer limítrofe: la que ha coleccionado bipolaridades, medicamentos y últimas recetas.
Una mujer disidente: la que en vez de aventar maldiciones arranca besos irrevocables.
Una mujer eclipsada: la que mengua casi todo con sus manos de luna mutilada.
Una mujer desconcertante: la que asiste a conciertos desolados.
Una mujer adulterada: la que revive en calamidades de dudosa procedencia.
Una mujer ficticia: la que ha arrojado sus entrañas a un ventilador.
Una mujer piltrafa: la que ha bendecido espinas con agua de mares arrumbados en el clóset.
Una mujer limítrofe: la que ha coleccionado bipolaridades, medicamentos y últimas recetas.
Una mujer disidente: la que en vez de aventar maldiciones arranca besos irrevocables.
Una mujer eclipsada: la que mengua casi todo con sus manos de luna mutilada.
Una mujer desconcertante: la que asiste a conciertos desolados.
Una mujer adulterada: la que revive en calamidades de dudosa procedencia.
Interludio ocular lisiado
Sonrisa tan medicinal, tan petrificante, tan...
tan-tan: sin fin y con tiernos movimientos registrados a mayor escala.
He comido vidrios y mi óptica cristaliza tu recuerdo de poros vacíos e hipoglusémica arritmia intravenosa.
He comido vidrios...
También tu rictus de apacible amor en silla de ruedas.
Sonrisa tan medicinal, tan petrificante, tan...
tan-tan: sin fin y con tiernos movimientos registrados a mayor escala.
He comido vidrios y mi óptica cristaliza tu recuerdo de poros vacíos e hipoglusémica arritmia intravenosa.
He comido vidrios...
También tu rictus de apacible amor en silla de ruedas.
Éxodo punzocortante
Zurcido a mi espalda, mi piel de hoja seca te corta y te acaricia:
de alambre de púas somos mientras bailamos en las cenizas del edén.
Inmune y astillada: de un árbol te como sin arrancarte...
Zurcido a mi espalda, mi piel de hoja seca te corta y te acaricia:
de alambre de púas somos mientras bailamos en las cenizas del edén.
Inmune y astillada: de un árbol te como sin arrancarte...
"A la Tóxica le gusta Corcobado. A Vara le gusta Corcobado. Y no creo en el azar. La Tóxica escribe desde las vísceras; no es fácil. Te implicas emocionalmente, te desnudas cerebralmente, te abres en canal y te muestras tal cual ante los demás como ofreciéndote en sacrificio ritual. Ella lo hace.
La Tóxica, además, domina el lenguaje de forma extraordinaria; un lenguaje que siguiendo las directrices de Burroughs diremos que es un virus que proviene del espacio exterior. Si esto es cierto, la Tóxica no es inmune a este virus, De hecho, ni siquiera parece buscar un antídoto; más bien lo contrario: deviene yonki de verbo que, en su caso, alcanza su cota más alta en una especie de aleación de intimismo descarnado y vómito anímico.
Amo la toxicidad poética de la Tóxica. Decididamente".
Vara, reflexionando sobre la Tóxica.
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