así me he sentido, ni más ni menos.
La música ambiental, esa tranquilidad que me pone de los nervios, pajarillos, risas de niños, todo terrible.
Apenas nadie en la Estación, salvo algún que otro personaje subiendo o bajando las escaleras mecánicas hieráticamente.
Oscuridad, y no demasiado frío, y esa maldita musiquilla.
No hay trenes en ningún andén y la voz que se escapa de los altavoces no deja de confundirse. Nos manda a la vía 6, pero esa vía no existe.
Queda un cuarto de hora para que salga el tren y aún no sé a dónde debo ir.
Y pajarillos, risas de niños, todo terrible.
Parece que esté dentro de una película de David Lynch.
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