La musa 'no wave', residente en Barcelona, brindó un politizado recital de 'spoken word' en Heliogàbal
Tomado de:
Lydia Lunch, verbo cargado de metralla
JORDI BIANCIOTTO
Emparedada por el día de Todos los Santos y la jornada electoral estadounidense, la destemplada noche del domingo era ideal para que Lydia Lunch sacase a pasear sus fantasmas por el escenario del Heliogàbal, en Gràcia. Su recital de spoken word, titulado The night after the day of the dead, se ocupó más de los vivos que de los difuntos, vertió cantidades generosas de sangre, sexo y vudú, y culminó con una ráfaga de metralla verbal politizada, excitada ante la cercanía del duelo McCain-Obama.Lunch lleva cuatro años viviendo en Barcelona (decidió quedarse tras la segunda victoria de Bush), y Heliogàbal es uno de sus refugios. Es curioso que haya acabado reencontrándose con Mark Cunningham, otro veterano de la no wave neoyorquina de los años 70 reconvertido en barcelonés. Entonces, ella era integrante de Teenage Jesus & The Jerks, y él, de Mars. El domingo, ambos se cruzaron miradas: ella, desde el escenario; él, entre el público, con cara de fascinación ante la potencia escénica de su correligionaria.Lunch fue guerrillera de honor de aquella escena experimental, además de cómplice de Sonic Youth y Nick Cave. Hace tiempo que acotó su campo de acción a la palabra, tanto en un formato editorial (su novela Paradoxia, por cierto, ha sido reeditada en castellano) como en versión arrojadiza, en busca del cuerpo a cuerpo. Cultiva como pocos el arte de la acción directa en bruto, sin mediadores, con la música reducida a un fondo desdibujado, con forma electrónica o de mantra místico.MUJER ESPECTÁCULO Lunch recitó una selección de textos que mantuvieron a la sala en vilo, en particular a quienes pudieron descifrar algunas claves de su exaltado discurso en inglés, aunque la sola presencia del personaje y su expresividad eran un espectáculo. Sus palabras describieron tabúes y anhelaron placebos (drogas, sexo) con los que dialogar con la realidad (o huir de ella).En sus textos traspasó la línea entre verdad y mentira, compañía y soledad, conciencia e inconciencia, cuestionando, con expresiones gruesas, el orden del pensamiento occidental. Se encendió cuando aludió a la "guerra santa" y las ciudades mártir ("Islamabad, Darfur, Mogadiscio"). Evocó a los "luchadores de la libertad" y a los asesinos de Allende, Lorca y Pasolini, y riñó a los barceloneses por ser "tan negativos" pese las bondades naturales de esta ciudad. Nadie se atrevió a decir ni mu.
Emparedada por el día de Todos los Santos y la jornada electoral estadounidense, la destemplada noche del domingo era ideal para que Lydia Lunch sacase a pasear sus fantasmas por el escenario del Heliogàbal, en Gràcia. Su recital de spoken word, titulado The night after the day of the dead, se ocupó más de los vivos que de los difuntos, vertió cantidades generosas de sangre, sexo y vudú, y culminó con una ráfaga de metralla verbal politizada, excitada ante la cercanía del duelo McCain-Obama.Lunch lleva cuatro años viviendo en Barcelona (decidió quedarse tras la segunda victoria de Bush), y Heliogàbal es uno de sus refugios. Es curioso que haya acabado reencontrándose con Mark Cunningham, otro veterano de la no wave neoyorquina de los años 70 reconvertido en barcelonés. Entonces, ella era integrante de Teenage Jesus & The Jerks, y él, de Mars. El domingo, ambos se cruzaron miradas: ella, desde el escenario; él, entre el público, con cara de fascinación ante la potencia escénica de su correligionaria.Lunch fue guerrillera de honor de aquella escena experimental, además de cómplice de Sonic Youth y Nick Cave. Hace tiempo que acotó su campo de acción a la palabra, tanto en un formato editorial (su novela Paradoxia, por cierto, ha sido reeditada en castellano) como en versión arrojadiza, en busca del cuerpo a cuerpo. Cultiva como pocos el arte de la acción directa en bruto, sin mediadores, con la música reducida a un fondo desdibujado, con forma electrónica o de mantra místico.MUJER ESPECTÁCULO Lunch recitó una selección de textos que mantuvieron a la sala en vilo, en particular a quienes pudieron descifrar algunas claves de su exaltado discurso en inglés, aunque la sola presencia del personaje y su expresividad eran un espectáculo. Sus palabras describieron tabúes y anhelaron placebos (drogas, sexo) con los que dialogar con la realidad (o huir de ella).En sus textos traspasó la línea entre verdad y mentira, compañía y soledad, conciencia e inconciencia, cuestionando, con expresiones gruesas, el orden del pensamiento occidental. Se encendió cuando aludió a la "guerra santa" y las ciudades mártir ("Islamabad, Darfur, Mogadiscio"). Evocó a los "luchadores de la libertad" y a los asesinos de Allende, Lorca y Pasolini, y riñó a los barceloneses por ser "tan negativos" pese las bondades naturales de esta ciudad. Nadie se atrevió a decir ni mu.
+ Un poema de Lydia Lunch
Por supuesto que deseo
ser la puta más perezosa del burdel
con las piernas abiertas
la cabeza reclinada hacia un lado
un lucky strike colgando
de mis labios escarlata manchados de polla
la mirada en el despertador
cuya palpitación sonámbula
me recuerda con cada latido
que mi pulso se ha relentizado
hasta ser una marcha fúnebre
cuyo cortejo (fúnebre ) será
como una samba larga como un siglo
plagada con los cadáveres esparcidos
de cientos de soldados muertos
cuya artillería pesada ha manchado
mi campo de batalla
con ojos cargados de morfina
cocaína MDMA o locura
mi cabeza emponzoñada
por innumerables contaminantes
en cuya dieta me he agasajado durante decadas
como homenaje a mi propia
supervivencia del mas enfermo.
Traducción :Marc Viaplana
2 comments:
Ey! Me encanta esta tía, y el poema es co-jo-nu-do.
Estoy enganchada, adema´as, al disco que grabó con Omar Rodríguez López. Mi nueva diosa, ni m´as ni menos.
Me encanta ese poema! Esta de la cebeza
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