Sunday, April 19, 2009

Import Export


Tomado de:



La Europa desunida
Autor: Carlos Losilla



Documentalista feroz, autor de títulos memorables en ese terreno como Animal Love o Models, sendos retratos despiadados de la vida contemporánea en el llamado “mundo desarrollado”, Ulrich Seidl sorprendió con su primera película de ficción, Hundstage, crónica mutante del verano tal como lo vive un grupo de personajes extravagantes en el extrarradio vienés. Ahora, en su segundo intento al respecto, de título Import/Export, demuestra que puede convertirse en uno de los cineastas europeos más personales e inclasificables de la actualidad.Mientras películas como La vida de los otros o incluso 4 meses, 3 semanas, 2 días se empeñan en mostrarnos lo mal que se vivía en Europa cuando aún existía el muro, hay cineastas como Seidl obcecados en argumentar que su caída no supuso precisamente una mejora sustancial. En efecto, el continente que retrata Import/Export constituye algo parecido al infierno sobre la tierra. Los jóvenes se ven sometidos a una explotación económica sin precedentes, directamente heredada de la mecánica empresarial concebida por el fascismo de entreguerras, mientras que el concepto de ancianidad se ve degradado por la humillación que suponen las nuevas políticas consistentes en ocultar su condición verdadera mediante tratamientos mentirosos y asépticos. Y todo ello en una historia que parecería una parodia de las películas de “vidas cruzadas” si no fuera porque su mala uva va mucho más allá: ahí es nada contar las existencias paralelas de un obrero austriaco que debe buscarse la vida en Ucrania por la falta de oportunidades en su país, y a una enfermera ucraniana que se traslada a Viena para darse cuenta de que el primer mundo tampoco es como lo pintan.Seidl es un cineasta problemático, se empeña en decir las cosas por su nombre y de ahí su fama de exhibicionista cruel, de cronista grotesco de las miserias humanas. Sin embargo, su análisis es implacable y certero, y el título de su película no podría ser más exacto: reducido a una pura mercancía, el cuerpo no tiene otro remedio que rebelarse a través de una carnavalización tenebrosa, de esa máscara expresionista que convierte Import/Export en la mejor película de terror de los últimos años.





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