Sunday, March 15, 2015

Extractos de "Comunidad Vigilia: La entidad del delirio" (3).



COMUNIDAD VIGILIA: LA ENTIDAD DEL DELIRIO.
Del libro que atesora como parte de sí nuestro hombre conocido como Hezskha Lauzone.

Capítulo II: Paralísis Permanente (El Diablo)

Alguien estaba allí. No conseguía despertar. Sólo conseguía ver a Hecate, como una gran sombra en forma de loba, y aquella carta en su boca. Algo le aprisionaba el pecho. La perra le mordía hasta las entrañas, pero él era incapaz de de despertar. Alguien lo
arrastraba. Lo torturaba. La marea subía. Notaba cómo el agua iba cubriendo su cara. Mas no podía despertar su cuerpo. Autodefensa, lo llamaban. Para no autolesionarte en tu propio sueño.


Fotografía:  Xtr3O

A pesar de todo, de esos tres cortos minutos que duraría la parálisis, Lauzone pudo evadirse a la cueva de Hecate. Ella se lo llevo a rastras en su boca. La Carta ya estaba sobre la mesa. La había escogido entre Bourbon y Bourbon. El presente. El Diablo. La manipulación, el engaño, el sadismo y la miseria.
Se contempló en un espejo. ¿Quién era y dónde estaba realmente?


Fotografía: Xter3O


La matrona trae en sus manos
el bálsamo del cuerdo,
el elixir del trastornado,
la poción del perturbado.

Y entre sus piernas
el por qué del trauma,
el veneno de las ratas,
el líbrame del mal.
Fotografía:Xtr3O

Se despertó en un lugar desconocido.  Todos parecían alegres. Vestían igual. No entendía nada. Buscó a Hecate, pero sólo vio una mujer morena que ni de lejos vestía su belleza. Preguntó dónde estaba. Todos se rieron. Menos él, claro. Empezó a ponerse muy nervioso. Buscó su ropa. No la encontró por ninguna parte. Le dijeron que se la darían luego. Pensó que había liado una buena, que estaba en la trena o algo así. Llegó la hora de la comida. Vio el postre y supo inmediatamente  dónde estaba. Y entonces, comprendió todo. Recordó el espejo, recordó el Diablo. Y comprendió que nunca resolvería el puzzle. No sin la tercera carta.
Golpeó todo. Estuvo atado dos semanas, Perdió la razón. Perdió a su loba. Perdió su futuro. Lo había perdido todo.


Descompuesto,
sin fosa donde caerte muerto,
sin tu cajita de órganos y huesos,
sin el beso de tu escarabajo.

El dolor se agrava cada madrugada,
tus pesadillas son tropas de gusanos
y se extienden por tu cerebro,
descompuesto.


Tenía que recordar aquel sueño.



Textos: Garazi Gorostiaga
Fotos: Esther Eo 

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