Mi pequeño Léolo
Texto: Raquel Delgado
Música: Luis José Fernández
Proyecto: Bad Karma
Óptika Orgánika: José Manuel Vara
Texto:
Mi pequeño
Léolo, me hallo sostenida en la cuerda floja. Soy como aquella funámbula que
caminaba a gran altura entre atisbo y reflexión. Sueño contigo, por eso sé que
soy. Me fascina empaparme de esa riqueza oculta en tus silencios, silencio en
el que me reflejo, ahora que ya no digo nada. Se precisa inteligencia y
sensibilidad para descifrar los pequeños oasis en los que eres a pesar de lo
que te rodea. Simplemente eres, y eso justifica cada bocanada de aire que
tragas a regañadientes. Sabes? Porque sueño, yo tampoco lo estoy. Porque me
alejo del murmullo y las sombras como tú de la cotidianidad.
Cada noche le pongo un nombre a un grillo, y
espero que se quede junto a mi cama, pero los grillos desaparecen cada vez que
rechino los dientes, así que cada mañana amanezco sola, y busco con empeño otro
más grande, más hermoso, y lo bautizo con un nuevo nombre, pero la noche es
cíclica, como los grillos y sus nombres, como los sueños y los miedos, como yo,
cíclica de entrañas para arriba, cíclica y rota, muerta por momentos, encerrada
en un cuerpo prestado lleno de agujeros negros por los que me cuelo de vez en
cuando y me rindo al placer de la otra realidad, la que algunos llaman
paranoia. Son estúpidos! no entienden de dimensiones fragmentadas, no conocen
la dualidad del titiritero, ni han paladeado la incertidumbre en plena
metástasis orgásmica.
La metáfora Léolo, el secreto está en la
metáfora, como cuando digo que me llueven las entrañas, como cuando rechino los
dientes, o invento palabras que por su cacofonía resultan más elocuentes que su
aburrida morfología.
Allí, en el otro lado, he creado un refugio
frondoso en el que paseo desnuda. Tengo un manantial de versos no dichos, y de
vez en cuando invoco la silueta de quien en pocas ocasiones me nombra para
invitarlo en secreto a nadar en él. Le dibujo los besos que podrían ser y no
son, pero las siluetas no saben bailar piel con piel y poco a poco el manantial
va perdiendo brillo. Me aterra que un día se seque, por eso no digo, por eso
callo los versos que podrían ser y no son, por eso sueño.
Pinto a brochazos miradas improvisadas para
no salir corriendo cuando nuestras bocas se encuentren cara a cara y decidan
comerse hasta la asfixia, tal vez en el otro lado, en el paréntesis de los
sueños excelsos. Me busco en el yo del otro lado que no soy, pero podria.
Tú supiste encontrarme y ahora tu mundo me
lleva a conocerme desde dentro, a reconocerme en tus paisajes, siempre al filo
entre locura y ensoñación.
A veces es preciso enloquecer para no perder
la cordura, por eso sueño Léolo, por eso sueño... Para no sentir las ausencias
que me hacen pequeña, para no rendirme ante la posibilidad de desfallecer, sin
embargo cada día sueño menos, sueño menos y tengo miedo, porque quien no sueña,
quien no ama, vive muerto y yo no quiero morir.
Apenas queda un hilo de aire, apenas las
pupilas dilatadas, apenas el recuerdo de unos labios que me hacían soñar...
pero ya no Léolo, ya no.
Tal vez ya no esté aquí, tal vez me haya
liberado del estigma, de la camisa de fuerza, del bozal de perro, no sé, no
importa, me siento libre, ahora soy, en el otro lado, libre, soy, y te escribo
sin manos, y te nombro a tientas, y te sueño. Léolo, de nuevo sueño.
Léolo, mi pequeño Léolo, no te rindas, huye,
huye más allá del fotograma, impregna de versos el blanco, de besos a Bianca,
de ti al resto. Sueño, ... sueño, ... Hay que soñar, Léolo, hay que soñar.
Proyecto Bad Karma
Dedicado a Luis,
que mató a su tumor cerebral en diciembre del 2015.
"Se te recuerda, primo"
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