De la foto: María Hernández / Andy Bello & Óptika Orgánika.
"Para todo espectáculo necio y falto de humor se puede contar con Vd.,
señor de altos vuelos, para todo lo patético y sin gracia. Sí; pero a mí eso
no me gusta; por toda su romántica penitencia no le doy a Vd. ni cinco céntimos".
Herman Hesse
"más nos valdría aprender a hacer el amor correctamente
que devanarnos los sesos delante de un libro de historia."
Boris Vian
"Vamos a ver quién la tiene más larga".
Pedro Almodóvar
Alguien te escupe luz negra a la cara.
Y las olas siguen
(luz negra)
estrellándose contra las rocas del acantilado. Es una especie de suicidio voluntario, que no llega a ser un suicidio real, sino meramente simbólico. El significante subyacente es sumamente complicado y, por ello, no voy a descifrarlo en este preciso momento, ya que no es vital para nuestra historia. Tampoco es uno de mis fines a corto plazo el hecho de lograrlo.
Las olas se detienen y miran hacia la luz.
(alguien dijo aquello de que la luz era buena)
Está allí.
El coro, por su parte, prosiguió con su letanía a desgana: ¡Domus Virginis Carmeli! ¡Domine Mundi! , y volvió a repetir: ¡Domus Virginis Carmeli!¡Egolatram, perpetuam tuam!. Y, acto seguido, se abrió un espeso silencio donde el personaje solitario de miles de novelas mediocres e inacabadas aprovechó para lanzar un único e irreverente grito cargado de balsfemia contenida:
"No hay nadie más solo que yo, no hay nadie más solo que yo. ¡Nadie!"
Después, los del coro bramaron: ¡Domus Virginis Carmeli!. Y yo, por la cuenta que me traía dije basta para mis adentros. BASTA. Espero que seáis capaces de entenderlo y no caigáis en la mediocridad sensocognitiva. ¿Quién dijo que se acercaba el juicio final? ¿Quién vió aproximarse a los cuatro jinetes del Apocalispsis?.
La risa bastarda ríe en un rincón de forma insolente,
jajajajaja
como risa propia de un necio insolente. Bueno, y vuelvo a repetir aquello de: "lo único que deseo realmente es que no me resultéis ser unos sacos de huesos y piel teñidos de mediocridad".
Y giras otra carta del Tarot y suena un trueno.
Tormenta en tu interior. Tormenta de traumas internos. Tormenta violenta arrancacorazones.
Trueno. Presagio de tormenta inminente.
El coro, que esperaba su momento estelar, susurra dentro de tu oído:
"alma del mundo, luz astral de lo oculto, electricidad vital, fuerzas ocultas, subconsciente, animalidad, instinto, seres reptantes, inconsciente inferior, lujuria extrema, impulsividad, desgarro interno. Artes mágicas, hechicería blasfema, brujería, maleficio, fascinación, magnetismo, dominación de las masas, hechizo, sortilegio, aquelarre, elocuencia turbadora, excitación de las pasiones viles, de los instintos groseros y de los apetitos insaciables, demagogia, revolución, conmoción, disturbios anímicos, disturbios a ras de piel, desequilibrio, desorden, sobreexcitación, enloquecimiento, celo, pasión, arrebato sexual, concupiscencia, lujuria animal, lubricidad, histeria, intrigas, maquinaciones, perversión, abuso, codicia"
y, de repente, enmudecen. Se callan y el coro desaparece en la niebla.
A lo lejos, el muro vuelve a aparecer. En él puedes ver escritas en grandes letras rojas las palabras:
lujuria
perversión
excitación de las pasiones viles
¿cuáles son tus pasiones ocultas?
brujería
aquelarre a cuatro patas sobre otras cuatro patas
Y el muro explota en miles de fragmentos y se dispersan indescifrables cientos de caras inconexas, rostros de demonios de pesadilla infantil en blanco y negro violento. Y tú te tapas la cara con los temblorosos dedos de tus convulsionantes manos en ataque de ansiedad provocado por el mono insoportable causado por la falta de antipsicóticos. Y esperas unos minutos hasta que no oyes el menor ruido a tu alrededor. Ni tan siquiera las voces. Y, entonces, retiras las manos que protegían tu vista y observas la oscuridad que te rodea, la oscuridad que se espesa y atenaza tu garganta y te hace respirar con dificultad. Palpas algo tus manos, una bolsa pringada de una sustancia resbaladiza, y después, algo duro y frío. Es como si estuvieras encerrado en alguna parte. Alzas la cabeza y choca contra algo no excesivamente resistente, ya que parece moverse con el contacto. CLANCK. Y EMPUJAS CON LAS MANOS y consigues que algo cambie, que algo suceda. Ahora, de forma repentina, puedes ver las estrellas y estrechas fachadas de casonas viejas y una farola curvada hacia el absurdo de las sombras. Y decides que lo mejor que puedes hacer es levantarte. Y al hacerlo, te das cuenta de que estabas metido en un contenedor de basura. Pero, ¿qué diablos estabas haciendo allí dentro?. Es entonces cuando decides observarte, y ves tu ropa y descubres los harapos que amenazan con desprenderse en cualquier momento. ¡Claro, eres un jodido vagabundo!. Y, es entonces, sólo entonces, cuando recuerdas.
Las olas siguen rompiéndose contra las afiladas rocas de tu mente.
Y recuerdas.
La luz negra que te impide ver
(¿recuerdas?)
lo que hay detrás de las cortinas de la ducha. Siempre te daba miedo mirar allí, sentías verdadero pánico. Sí, tendrías unos cinco años. Las cortinas eran resbaladizas y tenían dibujos de flores y , en ocasiones, se movían. Tu sabías que se movían, pero nadie más parecía ser consciente de ello. Y lo peor, lo más triste, es que nadie quería creerte. Y, entonces, llorabas.
Y recuerdas. Y recuerdas que luego llamaron al loquero.
Y RECUERDAS PORQUE TODA TU VIDA HAS ESTADO INTENTANDO OLVIDAR AQUELLO.
Y lo recuerdas. Vaya si lo recuerdas.
(Continuará)
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