Friday, December 10, 2010

Arañazos, de Anais Nit.

Arañazos


(Anais Nit,vista por la óptica orgánica
de Vara.)


Cuando estaba en casa ajena ella cruzaba sus manos sobre la falda.

La mirada baja y los ojos húmedos.

Era una mujer grande, hermosa, pero con ese aire entre compungido y servil parecía una planta mustia suplicando sol.

Si te quedabas un rato a su lado notabas como iba echando raíces.

Era aterrador.

Pero cuando por fin llegaba a su casa, a SU fortaleza hecha de uñas partidas, y huesos molidos, ella, la mujer-planta, se volvía venenosa y carnívora.

Un nervio oscuro, afilado como los cuchillos de su pulida cocina, la inundaba por completo. ¡Oh, bella valquiria!

Y sus ojos brillaban con un fuego seco que daba pavor.

Entonces, las pequeñas piezas de su rompecabezas incompleto y cruel se agitaban en su cabeza.

Ella tejiendo su tela de araña de pesadilla.

Arañando las paredes con sus uñas rotas.

Gritando.

Su voz.

Su rugido.

No puedes quedarte a su lado, ella agita los brazos, agita su corazón agujereado y te atrapa para siempre en una espiral dolorosa e infinita.

Huye.

Ella sólo quiere que el mundo sepa de su dolor, y es un volcán devorando a su paso todo amor.









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