DOS PALABRAS
.de Lucía Fraga Rodríguez, el miércoles, 15 de diciembre de 2010 a las 12:23.
(Ilustración "Mujer Matadero", by Vara)
¿Cuántas lágrimas me has secado, madre?
La senda por la que ha huído mi vida no tiene nombre
Ni destino.
Es un páramo desierto adonde acuden a morir todos
Los que se quedan sin una última palabra.
Y a mí tan sólo me quedan dos.
Has venido como Ave Salvadora a cerrar las heridas del tiempo,
Aunque ya no hay ungüento como tus lágrimas que me den encarnadura.
Has atravesado el tiempo, saltándote espacios de la conciencia,
Haciendo piruetas sobre los relojes de péndulos de vil metal,
Destrozando los caminos inciertos que mis pies tomaron,
Porque yo dejara de desangrarme encima de un váter.
Cuántas veces has llorado maldiciendo el mal que me corroe.
Me he roto los puños contra las ventanas y he pisoteado su nombre
Hasta dejarlo hecho añicos, pero me sobrevive y me sobrevivirá.
Nací con una cruz en la frente símbolo de todo mal que se me ha hecho
Y ni el corazón de una madre puede ir en contra de los designios de los dioses
O del vacío rutilante que se entretiene en ver cómo se destroza su juguete.
Una vez más, llegó a ti cansada y sin ganas de luchar, madre.
Que me den la paz eterna, aunque a ti se parta el pecho.
Pero comprende que esta desgraciada, ciega y con sed,
Ya no puede levantar los brazos ni alzar la cabeza,
Porque soy como un trozo de carne muerta colgada en el matadero
Y, tan sólo, me quedan dos palabras.
Me muero...
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