Mantiene los dientes apretados
mientras sus pulmones se llenan de agua.
Es una curiosa sensación
entre sequedad dulzona y amarga,
como estar flotando entre algodones.
Pero, no, quizá sólo sea una sucia trampa
que le juega su cerebro.
Sí, ella le había engañado, MENTIDO...
Para él no existía horror más inmenso
que el abandono.
Y en su retina perduran sus dientes,
la boca de ella... RIÉNDOSE,
y sus palabras feroces: ¡ERES UN MIERDA!
Y él que lo acepta.
En silencio, se va.
Como los demás.
Se desnuda y se zambulle en el mar.
Y el mar lo acepta.
FUNDIDO EN NEGRO.
José Manuel Vara
Del poemario inédito "Purgatorio de mentiras".
Septiembre 1999.
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