Saturday, January 31, 2015

Tarot. Carta "EL DIABLO"

EL DIABLO. / CARTA TAROT INFERNONAUTA.
























 

Corresponde al segundo capítulo de Infernonautas y representa La Negación.

Interpretación:

 
El Diablo: El Diablo representa todo aquello que es negativo y nos frena. ¿Culpamos de nuestra falta de determinación y éxito a las cosas negativas? ¿Son reales estas barreras o las creamos para sabotearnos? La carta del Diablo hace referencia a la falta de clarividencia. La gente puede estancarse en esta carta, como en cualquier otra, pero en este caso resulta realmente lóbrego. Las personas que se estancan en su sentimiento de culpabilidad son su peor Diablo. Se castigan con la enfermedad, la depresión y el empobrecimiento.
La carta del Diablo nos insta a enfrentarnos a nuestra actitud negativa y a empezar a vernos de forma más positiva. Debemos amarnos y aceptarnos a nosotros mismos y dejar de juzgarnos y censurarnos. Una cosa es estar excesivamente satisfecho de uno mismo y otra negarse a aceptar la belleza, la fuerza y la sabiduría personales.
Si tropieza con la tentación, la injusticia, la contradicción, la duda o la adversidad, mantenga la fe en el fuego sagrado que yace en su interior. Convénzase de que nada ni nadie puede apagar o arrebatarle ese fuego.
En lecturas, el Diablo manifiesta el destino (bueno o malo). Poder de seducción, impulso ciego, tentación y obsesión. Desviación sexual en un estado mental confesional. Las pasiones carnales descontroladas.


Sugerencias de El Diablo:

Cuando dude de sus actos, observe sus motivaciones.
No imponga sus opiniones o voluntad a los demás.
No castigue por placer.
No anule.
Aprenda a reírse de los problemas.
Sea amable consigo mismo y con los demás.
La única fuerza capaz de vencer el mal es el amor Divino.
Los principios del amor armonizan todas las cosas. Aprenda a amar.
Libérese de las ataduras tomando conciencia de su libertad para elegir.
Desarrolle una mayor autoestima.


Aspectos negativos de El Diablo:

Ignorancia, codicia, envidia, demasiado orgullo, intolerante, mal uso del poder, manipulación, odio, represión, falso propósito, malhumor, pesimista, derrotismo, autocastigo, castigo corporal, tiránico, egoísmo, necesidad de poner a prueba a los demás, terco, necesidad de dominar, demostrará que usted está equivocado, anulación, negación, no respeta los derechos de los demás, rígido/inflexible, taimado, perverso, complejo/telaraña, delator, vicios/sadismo, fatalismo, miseria. .

Palabras claves de El Diablo:

Pensante, cambio de opinión, reflejo, indulgente/tolerante, compara, futuro, serio, respeto, estructura, prudente, calculado, convencional, trabajador, disciplinado, responsable, reservado.



De la fotografía original: José Manuel Vara. 
De la manipulación Óptika Orgánika. 

EXTRACTOS DE LOS DIARIOS DE HEZSKHA LAUZONE (3)

3. UNA NOCHE.




















 "la avalancha de todo lo que no hay para hacer,
 persignando los corales,
 atajamos la níhilica desesperanza en neumáticos de vino
 y quien no tenga un circo para dar
 que no nos ofrezca sus conocimientos ni estadísticas"

Mareva Mayo




  Un hombre y la oscuridad.

   (un hombre yace desnudo en el suelo, manos temblorosas. En el ambiente aún persiste el aroma de un cigarrillo fumado con excesiva rapidez)
   
   Una puerta se abre a lo lejos y un débil vestigio de esperanza fluye a través de la desquiciada mente del hombre. Rumor de pasos inacabados, pasos que nunca llegan a su destino. A la luz de las velas quizá podrían resultar casi agradables, pero ahora devienen inconscientes, casi amorfos.

   (como la porosidad de las paredes se convierte en un insulto contra las volutas de aire que se forman alrededor de la rejilla de ventilación mientras)

   El hombre se retuerce, se agita, se alza y se repliega contra sí mismo como si quisiera estallar hacia dentro y hacia afuera al mismo tiempo. Después, algunos segundos más tarde, dará inicio la fiesta de las convulsiones. Cae una y otra vez como abatido por disparos imaginarios. Vuelve a sufrir espasmos incontrolables y de su boca ya empiezan a manar los primeros coágulos de sangre. Pero, aún no ha llegado el momento. 
   A lo lejos una puerta se cierra. La esperanza se desvanece como algo que jamás ha existido, algo que sólo ha sido una especie de similitud paralela o alternativa a un sueño en blanco y negro.

   (alguien deja de ser una sombra para encender otro cigarrillo. El silencio persiste sin ningún motivo aparente, salvo el de que se produzcan sonidos)

   "Es demasiado pronto para intentar afeitarse prescindiendo de espuma". Esa es la única conclusión razonable que puedes extraer de todo esto, es decir, de todo lo que todavía no se ha escrito.
   Y el hombre seguía convulsionándose. Esta vez la descarga eléctrica había sido mortal para su cerebro.



   
Nota: Una de las fotos superpuestas está tomada de las imágenes de Yla Ronson

Friday, January 30, 2015

EXTRACTOS DE LOS DIARIOS DE HEZSKHA LAUZONE (2)

 

2. Noche anterior.

 

 

 

   

 

 

 

 

 

  

 

    El peso. 

   El peso era lo único que le preocupaba.

   Después vino lo de la tremenda presión en la garganta  y la falta de aire en los pulmones.

   Tuvo la certeza de que podía sentir la fina porosidad de las paredes y el tintineo de los filamentos del interior de la bombilla que oscilaba de forma siniestra por encima de su cabeza.

   Y la falta de una presencia.

   Abrió los ojos y comprobó que Fanny ya no estaba allí.

    

 

 

Thursday, January 29, 2015

EXTRACTOS DE LOS DIARIOS DE HEZSKHA LAUZONE (1)

EXTRACTOS DE LOS DIARIOS DE HEZSKHA LAUZONE




1. NOCHE DE AYER.



  Las hienas han empezado a cantar salmos una vez más.
  Sus letanías son indigeribles, 
pero es necesario aguantarlas.

  He maldecido contra ellas  más de cien veces, 
  quizá hasta ciento dos veces, pero no me han hecho caso.
  Permanecen encaramadas a las antenas de televisión,
  que hoy parecen estar adormiladas.

  ¡Ya no hay dramas que valgan!
  Todo se ha quedado muerto,
   ennegrecido por el polvo.

Y luego prosigue con su infinita y cansina pesadumbre
que se oculta tras unos ojos
que se mantienen fijos,
inmisericordes,
en el pomo de la puerta.

Wednesday, January 28, 2015

Las flores de Baudelaire (cap. 1 El Maestro. Continuación)

LAS FLORES DE BAUDELAIRE




















Marcia, la striper. Por Óptika Orgánika.





El vino aviva sus sueños
y el infierno corona su ruina.
Sus ojos presagian tormenta:
¡Gloria al silencio nocturno!

Y bajo la misma lluvia Hezskha hace una pausa en su lectura  y guarda entre sus ropas aquel viejo y arrugado librito de páginas amarillentas que le acompaña desde el inicio mismo de los tiempos: Comunidad Vigilia: La entidad del delirio, de Garazi Gorostiaga.

   Y la lluvia nos vuelve a pillar por sorpresa, ¿cómo no?, y vuelve a burlarse de nosotros y nos abofetea la cara con toda libertad porque sabe que no tenemos ningún medio de defendernos, ni siquiera mediante esos absurdos paraguas de color negro, que se clavan en un jirón de nubes rasantes intentando, de forma infantil, hacer cosquillas al creador o, únicamente, en su defecto, a los ángeles,

   (ni hay nada como la magia)

   ángeles que se dejan descolgar por doquier y, sobre todo, a través de estelas de luz blanca que se difuminan a cinco metros sobre el suelo; solitarias atalayas formadas por un globo enorme. Apocalípticamente curvadas sobre sí mismas, amenazando con desprenderse y caerse de sí mismas y hacia delante en cualquier momento de delirio.
   Y las plantas,
    y las flores marchitas,
   (¿las flores de Baudelaire?)
   las vallas metálicas, los calendarios de hamburgueserías americanas y las bolsas vacías de patatas fritas, siguen contorsionándose y gimiendo como seres poseídos en interminables sucesiones de eternidad.
   Y los coches gritan desde su soledad alzando sus morros para intentar, metafóricamente, no ahogarse en el transparente, ínsipido e inodoro elemento implorando,  al mismo tiempo, la ayuda de los dioses del Olimpo. Pero, los dioses están viendo un partido de fútbol por televisión, o comiendo sopa recalentada de sobre, o quizá orinando y una estela de menesteres inimaginables e innecesarios, por ejemplo, pintando de azul blisters vacíos de medicamentos, colgando vasos de plástico usados en las cortinas de las duchas comunitarias, poniendo calcetines sucios dentro de la nevera y escondiendo las cuchillas de afeitar bajo los colchones de los más alucinados.
   Y sucede que alguien percibe un claro entre las nubes,
   un rayo de luz pastosa que se filtra desde lo alto, mientras áquellas parecen contraerse en espeasmos de placer y/o de dolor, como si estuvieran pariendo rayos de esperanza sobre una ciudad muerta, que se aprieta contra el suelo. Y la buenanueva vuela sobre las casas depositando unas migajas de lastre de optimismo sobre puertas y ventanas, esquivando, no sin esfuerzo titánico, a los desafiantes contenedores de basura tricolor, haciendo cabriolas entre los radios de las ruedas de las motos y remontándose por los ópacos tubos de los miles de millones de tuberías de desagüe, para acabar resbalando por el frío metálico artificial de las antenas de televisión oxidadas por un olvido mediático e intencionado, causado por los activistas del cable de fibra óptica. Y, al final, la BUENANUEVA se desvanece, como si nunca hubiera existido, tocada de muerte por un rayo esquizofrénico, rutinario, obsesivo, opaco, introspectivo y solitario, que le obliga a precipitarse en el interior de un desgastado zapato del 45 situado por azar bajo un cartel publicitario, y a ese ALGUIEN de algunas líneas más arriba le entra un terrible dolor de cabeza y una furiosa indignación porque le han cortado el suministro eléctrico. Lo que comunmente se da en denominar luz.

 1:1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra. 
 1:2 La tierra era caos y confusión y oscuridad por encima del abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas.
1:3 Dijo Dios: "Haya luz", y hubo luz.
1:4 Vio Dios que la luz estaba bien, y apartó Dios la luz de la oscuridad;
1:5 y llamó Dios a la luz "día", y a la oscuridad la llamó "noche". Y atardeció y amaneció: día primero.

   ¿Qué sandez es esta?

   Aún no he encontrado un sentido a mi vida.

   (Pero, ¿es que se puede encontrar alguna vez?)

   Y la lluvia sigue bailoteando al compás de un tango decadente, perecedero, pero sin que necesariamente por ello pueda advertirse su fin. Una voz rota susurra desde el rincón oscuro unos versos imposibles mientras su público aparente y virtual dromita entre nubes rancias de vino barato. Otros, ajenos al espectáculo que ofrecen las calles, se agitan contorneándose en espirales y enlazándose bajo miles de luces de colores estroboscópicas siguiendo la cadencia de la música caótica y desenfrenada, y algunos dejan caer los vasos de sus manos

   (que estallan bajo sus pies sin hacer el más mínimo sonido)
   
   y se entregan a unos jugosos labios que se abren, ávidos de sensaciones nuevas, frente a sus ojos. Y las bocas se entrelazan en un desesperando intento de crear felicidad plástica, y las manos palpan de forma incansable, y rozando tal vez lo perverso, lugares inexplorados y virginales, y los párpados que se cierran escapando de la mirada penetrante del Otro, que reclaman ayuda para soportar tanta SOLEDAD y tanta FALTA DE TERNURA. Pero, la música y la luz los siguen envolviendo en un arrebatado in crecendo que acaba diluyéndose por las rendijas de la venyilación, atormentando los oídos de los borrachos de turno. Entonces, y sólo entonces, la lluvia se detiene en seco con un chirriar agonizante de nubes fantasmagóricas y crepusculares.
   (si alguien pudiera...)

   Las siluetas se contraen en torbellinos de locura provocada

  


    (ya no eres mi amigo, ni amante, ni acorde-perro, ni cuenco-heroína, ni escupitajo-acabo de llegar eres una pulga pegada a la nube que nunca pasa por encima pero cala hasta la muerte con eyaculada nieve de la venganza de los anti-llegados me transfieres sangre robada para manipular la herida que está harta de la sangre nativa y divergente del síndrome de abstinencia de los gusanos que te comen en el puto blues que empieza a sonar cuando se infartan los olivos y marca el 112 el estreñimiento vecinal yo le escupo resina a la brecha para que pliegue colcha lunar el anacoluto de mi laringe sobre la lascivia de tus olvidados y el dolor cambia de manos y de idea, como las huevas de los peces de la tripa del río y a patadas nos amanecen líbidos de fe renovadas en la cochambre que ha quedado para echar palas de tierra sobre el grito de los girasoles y rejuvenecer el odio estimado en las estrellas, destinado a perdernos de vista y ganarnos de mechero)*
    rejuvenecer el odio estimado en las estrellas mientras las siluetas se contraen en torbellinos de locura provocada, mientras mean caliente y beben cerveza de barril en las interminables barras americanas, dejando en ello el sueldo de la semana y algo más, porque es obvio que en algo hay que gastar y/o emplear y/o invertir el jodido dinero, y por ello la gente, en general, sigue sin darse cuenta de que la lluvia hace tiempo que ha dado marcha atrás.
   
   como rebobinando
   Y en Otro Lugar, En Otro Mundo No Muy Lejos De Aquí, pero no en Nuncajamás...
 los solitarios tejen telarañas de aburrimiento,
los solitarios lloran porque se sienten solos,
los solitarios se intoxican,
los solitarios follan con las paredes untadas de cal viva,
los solitarios se desesperezan
   mientras sus almohadas se inundan del neón de farolas invisibles, que suelen prender de algunos retales imprecisos de los sueños que preceden a una curda impresionante o a la ingestión desenfrenada de elementales dosis de ácido lisérgico, que te trasladan a horizontes volátiles, viscosos y cambiantes al segundo siguiente tras el primer segundo olvidado por fogonazo de dlirio a bocajarro, porque el presente deviene algo utópico que se deja resbalar insinuante desde los candelabros corintios que se encontraron en unas famosas excavaciones arqueológicas que nunca existieron; y así es como se levantan trabajósamente de los infectos lechos y se calzan unos viejos zapatos, desgastados por el vacío abismal de calles que no les pertenecen y por el aliento de vagabundos desahuciados de sí mismos, y salen al torrente vertiginoso de las calles una vez más, enfrentándose a sucesiones fugaces de rostros que no pretenden gesticular ni arrugar un solo centímetro de piel en un insinuante : hola, amigo, ¿cómo te va?. Nada, aunque sea un acto de pura hipocresía socializada, absolutamente Nada. Y los rostros se reflejan en escaparates y se funden con las cabezas de los ridículos maniquíes, y prosiguen su particular descenso a los infiernos atravesando calles vacías y oscuras, callejones tétricos y olvidados, angostos y fríos como un no abrazo, bares de los que emerge un rancio y desgastado

   pero agradable
   olor a costo, que como un alúd volátil de niebla atraviesa la frágil barrera de los sentidos y allí permancerá, testarudo y obstinado, por los siglos de los siglos. Amén.
   Abramos un paréntesis para reflexionar.
   Espacio. Espacio. Nada.
   
   (querían hacer de nosotros gente seria y estreñida, y nos hablaron de que debíamos prepararnos para un buen futuro laboral, adquirir conocimientos como tragaperras para ser funcionales para ese sistema de ratas y de tristes, dejar atrás la juventud y nuestros sueños de nadar en la luna y tragar hormigón y respetar las leyes de los hormigonados y pujar en sus mercados y yacer en sus prostíbulos y ser una más entre las ovejas, que todo cuesta esfuerzo, que hay que pensar en el mañana y matar al ahora, pero lo nuestro sólo era lo gratis y los anacolutos temporales y preferimos ser mendigos que vivir una vida que no había perpetrado nuestro gozo y preferimos perder todos los caminos y colgar en la deriva que adaptarnos y pertenecer a la corrupción de lo civilizado y preferiremos morir en la intemperie rodeados de ladridos y graznares de desconocimiento, que haber sido atados por el mármol y el dogma, que haber cedido nuestro fulgor a las cuadrículas y peste de los semejantes) *

   Y bocas que se ríen mostrando dientes inconcretos no definidos, como si no hubiera líneas que los limitaran, cubiertos de una ceniza atemporal y perpétua, y narices asfixiadas por un humo que nunca cesa, y unos ojos ensangrentados que buscan una luz a través de los lejanos tejados de las casuchas de tres pisos, y bares de maricones y de matones profesionales, y tiendas de ropa para punkis, news y jiviones de feria, y burdeles disimulados tras atractivas fotografías de mujeres desnudas, y el garito de Tania, la de los pezones quemados con ácido por un amante agresivo, y las sex shops que ofrecen a la calle sus neones ardientes lacerados por la bebida, la pornografía mal entendida, mal consumida, el masoquismo autoérico que mutila vidas, la desesperación, o la propia vida en su expresión más pura y cruda al unísono; y el hombre, o lo que queda de él,   que sigue vagando sin rumbo a  través de los interminables callejones olvidados de un boulevard y que se adentra en el abismo de la nocturnidad triturada por el pasapurés urbano del día a día, de la rutina abyecta y psicopática, con pasos mudos que le persiguen en danza paranoica, con risas y voces silbando y coreando canciones obscenas y obesas dentro de su cabeza, que le arrastran, de forma irremediable, que le vapulean y que le zarandean, que le condenan a franquear la puerta de un antro de mala muerte, vigilada por dos robustos marineros negros con cicatrices en la cara, rostros de lobo con fauces desmesuradas, marineros que nunca lo fueron y negros de maquillaje, que empujan amigablemente a los nuevos clientes como si se trataran de espantajos y sacos de huecos carentes de identidad ni objetivos,

   ¿Identidad?


    (corta la angustia las cabezas defraudadas de la porcelana mal vendida de tu carnícero olvido, en mis brazos, como una vez esos brazos atrajeron los glaciares y prodigaron la letanía en mi ternura


mi cuerpo no es tránsito, mi vida será un simulacro en tu vida, me debo como las urracas a plateadas lluvias en el fango que precipita el rocío como flores que el veneno canta cuando mueren los ciervos


o esa prometida soledad que insiste en tu lápida en poner en préstamo la caligrafía de una intención con sangre de colibrí apresada en el grito que abandonaste al perder la puerta en mis ruinas


mi tragedia es la líbido lisérgica de lo que me salva, cuando se cansen de hablar los olmos de tu destrucción, extranjeros equipajes arrancarán la piel de esa mudanza de luz en el fuego de la taberna que pujó por tu muerte)*

   Tal vez la muerte de la propia identidad.

   y los meten en el antro a la fuerza o por su propia violuntad sacándoles cien euros del bolsillo y a Otros algunos más, y diciéndoles al oído mientras les pringan de babas de marineros que no fueron: "¡vamos, imbécil, métete dentro, que hay espectáculo de varietés!", y los desgraciados  que llegan a entrar en el tugurio se enfrentan a un sórdido ambiente de película barata de los 70 donde pululan los insultos a destiempo y a bocajarro, los vasos de ginebra a medio beber, el aliento característico de los derrotados, la música desgarradora y metálica, el hachís, los moros habituales, las fulanas de 50€, el tabaco de picadura, los ajustes de cuentas, el hedor familiar de los vómitos en las letrinas en descomposición permanente, y de los restos de comida olvidada entre los dientes, y de las manchas de orín en los pantalones, y de las manos sudorosas, y de las braguetas abiertas, y de las metidas de mano a destiempo, y de los dientes (otra vez) ennegrecidos por el hastío y la apatía, y de los polizontes camuflados que pretenden, con un mucho de suerte y un excesivo de mano dura, echar el guante a un buen alijo de polvo blanco para consumición propia, privada, particular e intransferible, y de olor a semen en las habitaciones de arriba donde los jadeos simulados son la norma, y de las tías que se te acercan y tratan de ponerte cachondo para que les sueltes algo de pasta para llegar a fin de mes o para pagar a su chulo de turno antes de que las cosa a hostias después de follársela,

   El ángel azul de Marlene Dietrich nunca vino aquí (1)


   Y una tal Marcia, que hace un ridículo y patético striptease en un más ridículo y patético escenario, además de diminuto, mientras cientos de manos grasientas y encallecidas le lanzan pellizcos a la flaccidez absurda de sus carnes y le meanosean muslos y nalgas heridas por los años de supervivencia al sexo más ingrato, al sexo más abyecto,a la carne por la carne, a la purga de una desesperación anclada en el alma de los abatidos por una vida que nunca les pertenció; pero a ella no parece importarle lo más mínimo e, incluso, parece esbozar una forzadísima sonrisa y/o mueca de asco ancestral bajo el carmín corrido de sus labios agrietados por el paso de los años. Y prosigue su actuación dejando al descubierto unos arrugados senos, y los hombres bestias silban jadeantes y excitados y lanzan al aire mohoso del antro toda clase de frases ingeniosas creadas por su inagotable fantasí sexual a un nivel estrictamente primitivo y sin compasión de ninguna clase hacia la sombra de la persona que se les muestra en canal desde un escenario devorado por luces de neón perverso, y Marcia sigue bailando

 
   danzad, danzad, malditas
   
   y acaba quitándose las diminutas braguitas rojas que le cubrían parcialmente el coño, y la cosa explota, la noche, los hombres bestias, jauría de animales en celo al acecho de la carne prostituida por el fracaso personal, y las manos se crispan lanzadas hacia delante, y las bocas se abren como fauces de lobos salvajes, y la saliva cae por las comisuras de las mismas entre dientes podridos, secos de afectos y emociones,y dos tíos como dos armarios se suben al escenario y se la tiran allí mismo porque esa es la segunda parte de aquel show insensible, y los micrófonos amplifican los jadeos, los gemidos, los suspiros, los gritos... y las luces se estrellan contra su cuerpo mostrando generosamente las gotas de sudor que escapan de todos y cada uno de los poros del cuerpo de la vieja prostituta, mientras la polla de uno de ellos desaparece tragada por su boca y la del otro se entierra en sus entrañas a través del recto, mientras los moros presentes en la sala aúllan como fieras enjauladas y algunos incluso se lían entre ellos quitándose las raídas túnicas, y otros cogen a las tías y las tumban sobre la barra

   (cualquier sitio parece bueno para follar)


   y entran los marineros negros que nunca lo fuernon y se dedican a repartir hostias contra todo bicho viviente en aquel local donde Sodoma y Gomorra se han manifestado, y algunos de los parroquianos, aún con los pantalones medio bajados, echan a correr y se lanzan de bruces  a través de la puerta de salida porque tienen miedo de que les toque recibir una paliza de muerte esa noche, noche absurda en la que podrían perder incluso la vida, y luego todo parece desvanacerse cuando te alejas de la puerta oxidada de aquella antesala del Infierno y te precipitas calle abajo siguiendo el rastro de las cagadas incoherentes de perros y gatos y te vas sin saber a dónde, y te sigues yendo más allá, más abajo, aunque poco te importa el hacia dónde, y las fulanas te siguen llamando desde las esquinas angostas y especulativas levantándose las faldas invisibles para mostrarte abiertamente su material, y los travestís se pasan la lengua por los labios antes de enseñarte el culo, y tú vas y les haces los cuernos gritando un exagerado "que os den!", y echas a correr porque comienzas a sentir náuseas, y justo en ese mismo instante, todo se acaba, como un fogonazo delante de tus ojos. Todo desaparece y no hay calle, ni marineros negros, ni striper rancia, ni local, ni noche, ni lluvia.


   BASTAAABASTAAAABASTAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA


   TRAS EL RESPLANDOR HAY UN MOMENTO DE OSCURIDAD. Todo parece estar oscuro hasta que tus ojos vuelven a adaptarse a la luz de la vela que hay sobre la mesa de la vieja tarotista. Recuerdas. Es el momento. Ella te mira y tiende la mano delicadamente la mano y señala la carta y la baraja. Y tú sabes lo que tienes que hacer. Tomas la carta del MAESTRO y la colocas cuidadosamente dentro de la baraja. Te asombra por un momento el color blanco de los cabellos de la mujer. Blanco como la nieve. Color de pelo de  bruja albina o bruja de película japonesa de esas que todos vuelan por el aire lanzándose patadas imposibles entre árboles milenarios y nieblas persistentes. Ella coge la baraja y la deja a un lado. Aún quedan cuatro cartas sobre la mesa, bajo el agradable olor a incienso que ella ha encendido antes de que entraras en su casa. Y, en ese preciso instante, es cuando vuelves a sentir las risas, las carcajadas de tu público que se estrellan contra tu cerebro haciendo añicos tu cordura. ¿Qué hace toda aquella gente allí observando como una vieja curandera te echa las cartas?. Entonces pareces comprender que si tu público se ríe de tí es que estás haciendo el ridículo porque la cosa no ha ido demasiado bien.


 






(1) El ángel azul. Dirigida por Josef von Sternberg, y protagonizada por el mítico Emil Jannings, la película nos cuenta la historia de un estricto profesor que ante la noticia de que algunos de sus alumnos pasan las noches en un cabaret llamado El Ángel Azul, decide ir por su cuenta una noche para tratar de descubrir sus identidades. Lo que no se esperaba es que fuese seducido por la principal cantante del local, Lola-Lola, interpretada por Dietrich. 

Al poco tiempo el profesor ha de dejar su puesto ante la imposibilidad de ejercer como tal y tener una relación con una cantante de cabaret, lo que será el principio de su caída a un pozo de humillación y degradación.



Una auténtica joya no fácil de digerir, que me recuerda, por la temática y el desarrollo del personaje principal a otra joya de los años 20, The Crowd (Y el mundo marcha, King Vidor), aunque con un final un tanto distinto. Pero es que es un film alemán, un film europeo, no busca un final que haga sentir bien al espectador. Eso se lo podemos dejar al cine norteamericano, con contadas excepciones. La película nos arrastra en todo momento por un agobiante tour que nos permite experimentar de primera mano los sentimientos del profesor, junto a su angustia y agonía. Ha caído en una tela de araña de la que no puede escapar, únicamente pegarse más y más, hasta su caída final. 



La acción transcurre durante los años 20, haciendo una similitud de la propia historia con la de la República de Weimar (1919-1933), donde la personalidad de la gente se ha vuelto más dura, se han perdido muchos valores, y personas respetables y tradicionales como el profesor, pueden acabar sucumbiendo en esta locura de sistema. La actitud de la gente, la forma de actuar, la constante humillación hacia los débiles como medio de personificación de la fuerza... algo propio del ser humano, pero resaltado con acierto en la película.




(La mítica imagen de Dietrich) 

Como curiosidad, la película no estuvo exenta de polémica, además de por la propia historia, porque Marlene Dietrich aparecía con los muslos descubiertos, dando al cine una de esas imágenes que pasarán a la posteridad. De hecho recuerdo haber visto un grafiti de unos 15 metros en una estación de metro en Berlín con la imagen en cuestión. Seguramente de las películas germanas más importantes de la historia.
   


(*) Textos en cursiva tomados del blog de Mareva Mayo.
    
   


Tuesday, January 27, 2015

Hoy, Hezskha Lauzone aprende de otros. Hoy no se escribe su historia, aunque parte de su historia esté contenida aquí.

Hoy, Hezskha Lauzone aprende de otros.
Hoy no se escribe su historia, 
aunque parte de su historia esté contenida aquí.


“El orden de los Estados 
no tolera ya el desorden de los corazones”


“El orden de los Estados no tolera ya el desorden de los corazones” (La Historia de la Locura en la Época Clasica, Vol 1), decía el viejo maestro Michel Foucault, es que la Razón y Norma hegemónica vuelven su peor enemigo cualquier desvío de sus producciones de subjetividad, no se trata solo de no ser amigables con lo desviado y pervertido, sino de aplastar en nombre de la ciencia y de la cordura cualquier estallido impredecible de locura y principio de anormalidad, porque esta sociedad es de los sanos, de los normales y de los cuerdos, y en representación de ella se consume, se reprime o se normaliza la disidencia y diferencia a nivel de Deseo, entendido este como maquina productora de subjetividades.
Nuestra colectiva en su política de la singularidad hace un llamamiento a reivindicar y politizar las dolencias subjetivas en un sentido de resistencia a la sociedad de la normalización, no como depresiones u otros nombres patológicos que la psiquiatría inquisidora asigna para objetivar nuestros sufrimientos como enfermedades, sino como un rechazo subjetivo disidente y singular innato al estado de las cosas, sobre esto mismo el Comité Invisible decía: -“No estamos deprimidos, estamos en huelga. Para quien rechaza gestionarse, la “depresión” no es un estado, sino un pasaje, un hasta luego, un paso al lado hacia una desafiliación política.”- (La insurrección que viene)
Asumir una política antipsiquiátrica verdaderamente disidente no trata de reformas al DSM, ni menos de postulados disfrazados de “comunitario” o “social”, tampoco de solo criticas dispersas a la farmacología o a las historias de tortura del pasado, sino de asumirse en guerra contra lo que defiende y es policía la psiquiatría; en ofensiva de una sociedad espectacular, de control, y fármaco-pornográfica, no solo por la liberación de los locos y de los anormales, sino por la libertad total, en un sentido anárquico rizomatico. Se trata de encontrarnos en tertulias egoístas-stirnerianas, en revueltas que atenten contra la normalidad, en producir un devenir de locura subversiva. Hablamos de abolir la psiquiatría porque de antesala queremos quemar su sociedad, nos referimos a lanzar la bomba contra cualquier agente del disciplinamiento social, llámense psicólogos, psiquiatras o padres."

Colectiva Antipsiquiatría, Comunicado 2


“¿Que puede ser fatal, loco, desmedido? Quizás. Pero lo cierto es que en cuanto a la responsabilidad o a la irresponsabilidad, nada sabemos de tales nociones: se las dejamos a la policía y a los psiquiatras de los tribunales”
(Deleuze & Guattari, 1972)

 “Dejar de estar loco es aceptar ser obediente, poder ganarse la vida, reconocerse en la identidad biográfica que han forjado para uno, es dejar de extraer el placer de la locura.”
Foucault.


La locura no es identidad, 
ni condición, 
ni menos afección


“Estos hombres del deseo (o bien no existen todavía) son como Zaratustra. Conocen increíbles sufrimentos, vértigos y enfermedades. Tienen sus espectros. Deben reinventar cada gesto. Pero un hombre así se produce como hombre libre, irresponsable, solitario y gozoso, capaz, en una palabra, de decir y hacer algo simple en su propio nombre, sin pedir permiso, deseo que no carece de nada, flujo que franquea los obstáculos y los códigos, nombre que ya no designa ningún yo. Simplemente ha dejado de tener miedo de volverse loco.”


Deleuze y Guattari, El AntiEdipo (1972)


Monday, January 26, 2015

LA COMUNIDAD DEL DELIRIO (Cap. 1 EL maestro continuación)

LA COMUNIDAD DEL DELIRIO.






















 Comunidad Vigilia: La entidad del delirio.
    -A tan sólo un milímetro del cielo va y me derrota.
    Se va, me aleja y se me viene la pesadumbre.
    Silencio, rechazo, quietud.
    Solocausto caníbal bajo la lumbre. (Canta la niña).
    -Cuánto derroche de inconsecuencia traes, cabecita loca.
    Tú, que calzabas acracia, y de talla grande,
    hogaño, ondean las banderas,
    tus versos y librentrañas enjaezadas. (Responde la hermana).


Garazi Gorostiaga


   La lluvia se hincha, se deshincha, explota, se rompe, se alza, se desvanece y te pilla por sorpresa si eres uno de esos que suele confiarse muy de prisa con aquello de :"no, no,. ahora parará, hombre". ¿Te gusta que te crean valiente, no?. Y la lluvia te pilla por sorpresa, ¿cómo no?, y vuelve a burlarse de nosotros y nos abofetea la cara con toda libertad porque sabe que no tenemos ningún medio de defendernos, ni siquiera mediante esos absurdos paraguas de color negro, que se clavan en un jirón de nubes rasantes intentando, de forma infantil, hacer cosquillas al creador o, únicamente, en su defecto, a los ángeles,
   (ni hay nada como la magia)



   Y bajo la lluvia Hezskha se detiene y saca un viejo y arrugado librito de páginas amarillentas que le acompaña desde el inicio mismo de los tiempos: Comunidad Vigilia: La entidad del delirio. Y se dispone a reerlo bajo un pequeño tejadillo que impide al agua mezclarse con la celulosa en un comunión peligrosa. Es un libro escrito por Garazi Gorostiaga, una persona que vivió muchos años encerrada en una institución psiquiátrica y que encontró bajo una montaña de libros en una librería de anticuarios en el Raval de Barcelona. Cuando todo era coherente, cuando todo era emoción. Antes del momento justo en que le atrapó el fantasma de la melancolía.
   
Al alba, al alba, al alba mía,
quemé tu sueño en la boira.
Alborada, al alma alborotada,
deliriosa por tu boca.
Al Ángelus, al Ángelus, al Ángelus,
ahogaste los míos en el río.
Al Anboto, al Ángelus.
¡Al Anboto, a la brasa y al vicio!

Al bullicio del péndulo
oscilan la savia y el fin.
¡Que vengan las brujas!
Al bullicio duerme aquí.

Al rumor del péndulo
batallando requiebro y despedida.
¡Démonos prisa!
Al ungüento, al ungüento, mi vida.

Al gemir de los ojos, adiós,
adiós al crujir del dolor,
y al adiós, que adiós sea,
que así sea, amén, al adiós.




Agonía al uso,
el pan de cada día.
Abúsame, fóllame,
dispara tus balas agónicobsesionadas.

Muéstrame el paseo otoñal,
las flores húmedas,
las hojas lamiendo el suelo
y su purasangre al galopar.

Agonía, psicosis,
confusión visceral.
Espíritu eterno no existe,
preguntadle pues, a la carroña.

Agonía, el pan nuestro de cada día.
Un enjambre mudo
esperando a ser devuelto
al reino de los gusanos. 



 El vino aviva sus sueños,
y el infierno corona su ruina.
Sus ojos presagian tormenta.
¡Gloria al silencio nocturno!



 Me gusta cuando callas porque estás como muerto.

Efectos negativos sobre la salud derivados del abuso de la comunicación humana.
Deformación icónica y visual,
tumores acústicos,
conductas de riesgo, consumismo táctil
y confusión mímica irreversible.

Si considera que alguno de los efectos adversos que sufre es grave o si aprecia cualquier anomalía puede ser necesario que consulte a su médico o que acuda al hospital de inmediato.

 El vino aviva sus sueños
y el infierno corona su ruina.
Sus ojos presagian tormenta:
¡Gloria al silencio nocturno!



 CANTO I (Dante)
(...)Y como aquel que alegre se hace rico
y llega luego un tiempo en que se arruina,
y en todo pensamiento sufre y llora:

Tal la bestia me hacía sin dar tregua,
pues, viniendo hacia mí muy lentamente,
me empujaba hacia allí donde el sol calla.
Mientras que yo bajaba por la cuesta,
se me mostró delante de los ojos alguien que, en su silencio, creí muda(...)
   
   


Sunday, January 25, 2015

¿qUIÉNES FUERON LOS CABRONES QUE ASESINARON LA TERNURA? (cap.1 el maestro, continuación)

¿QUIÉNES FUERON LOS CABRONES QUE ASESINARON LA TERNURA?
 

  



















 Y luego lloran lágrimas sintéticas y se echan a reír histéricamente desde sus pedestales de plástico.
   Mientras tanto, la lluvia prosgue su vertigionoso descenso estrellándose contra la negrura artificial del pavimento, y sigue cayendo para golpear los cristales de las ventanas tras las que vuelven a ocultarse difusas siluetas grises de ojos expectantes,
   de ojos sombríos
   de ojos melancólicos
   de ojos soñadores
   y de cuencas vacías.
   El asfalto se estremece al quedar empapado de diminutas partículas de cielo y los árboles, nerviosos y excitados, se sacuden el agua de encima como si fuesen perros.
   

Inside a broken clock
Splashing the wine
With all the Rain Dogs
Taxi, we’d rather walk.
Huddle a doorway with the Rain Dogs
For I am a Rain Dog, too.
Oh, how we danced and we swallowed the night
For it was all ripe for dreamin
Oh, how we danced away
All of the lights
We’ve always been out of our minds.
The Rum pours strong and thin
Beat out the dustman
With the Rain Dogs
Aboard a shipwreck train
Give my umbrella to the Rain Dogs
For I am a Rain Dog, too.
Oh, how we danced with the
Rose of Tralee
Her long hair black as a raven
Oh, how we danced and you
Whispered to me
You’ll never be going back home,
You’ll never be going back home.
Oh, how we danced and we swallowed the night
For it was all ripe for dreamin
Oh, how we danced away
All of the lights
We’ve always been out of our minds.(1)

   La luna sigue ahí arriba, colgada de un hilo invisible de color negro, al igual que todas las estrellas restantes,
    ¡como siempre, como viene siendo habitual!
   pero hoy se parapeta detrás de un orgulloso nubarrón, quizá porque empieza a estar un poco harta de mostrar su pálida desnudez a espectadores Mediocres. Sí, es algo que le empieza a fastidiar.
   Es de noche y sigue tronando, relampagueando,
   (los perros se ocultan bajo las camas y los niños tienen pesadillas llenas de horripilantes fantasmas y brujas)
   la tormenta prosigue su caótico avance. ¿De dónde viene?. ¿Qué es?. ¿A dónde va?. Esa podría ser una de las claves que, al mismo tiempo, no interesan a nadie. Y, un niño, a lo lejos, se cae de una bicicleta imaginaria.
  Los hombres, enfundados en sus ropas de trabajo, corren empapados hacia sus casas o hacia sus coches o, tal vez, hacia algún lugar provisto de un pedazo de techo inestable bajo el cual guarecerse por unos instantes y no ponerse hasta el cuello de agua turbulenta. Las mujeres se ríen de ellos espiándoles desde detrás de las luces de las casas, mientras escuchan la radio, los gritos y los sollozos de los bebés en la habitación de al lado, o se entretienen en la ducha más de lo necesario. Bueno, no sólo las mujeres se entretienen en la ducha más de lo necesario.
   estamos bajo una ducha celestial
   
   VOZ EN OFF:  
   
   Somos seres extraños para los Otros y para nosotros mismos,
   jugamos a medias con el egoísmo como compañero de viaje,
   también la hipocresía y el orgullo,
   nos marcamos faroles porque necesitamos Ganar a culaquier precio,
   y ¡ay de los Otros si perdermos!
   ¿Y luego qué?
   ¡Qué?


   (1)Rain Dogs. Canción de Tom Waits.
   
Dentro de un reloj roto, haciendo salpicar el vino, con todos los perros de la lluvia. Taxi, mejor vamos caminando. Acurrucado en la entrada con los perros de la lluvia. Porque soy un perro de la lluvia también. Oh, como bailábamos, y nos tragábamos la noche.  Preparados para vivir un sueño. Oh, como bailábamos. Todas las luces, siempre estábamos locos. El ron entra fuerte, y ligero al ritmo que marca el barrendero. Con los perros de la lluvia. Subo a un tren desvencijado, le dejo el paraguas a los perros de la lluvia. Yo soy un perro de la lluvia también. Oh, como bailamos con la Rose of Tralee. Su pelo largo y negro como un cuervo. Oh, como bailamos y tu me susurraste “no volverás a casa”. “No volverás a casa”. Oh, como bailábamos, y nos tragábamos la noche. Preparados para vivir un sueño. Oh, como bailábamos. Todas las luces, siempre estábamos locos.

Thomas Alan Waits (Pomona, California, 7 de diciembre de 1949), más conocido como Tom Waits, es un músico, cantante, compositor y actor estadounidense, famoso por sus canciones de tono áspero, inspiradas en escritores como Charles Bukowski y algunos de la generación beat, en especial Jack Kerouac. Waits tiene una voz distintiva, descrita por el crítico musical Daniel Durchholz como «si Waits hubiese sido sumergido en un depósito de bourbon, ahumado durante unos meses, y luego llevado afuera y aplastado por un coche». Con su rugido vocal como marca, y la incorporación a sus canciones de música industrial y de estilos musicales previos a la era del rock, tales como el blues, el jazz y el vodevil, Waits ha conseguido construir un personaje musical singular. También ha trabajado como compositor de bandas sonoras y como actor en películas, tales como Bajo el peso de la ley , Drácula y The Imaginarium of Doctor Parnassus, y fue nominado al Óscar por la banda sonora de One from the Heart.
Líricamente, las canciones de Waits presentan complejos retratos de lugares y personajes muy variados, aunque también muestra cierta inclinación por baladas más convencionales. Dada su poca repercusión mediática en televisión y radio, algunas de sus canciones son más conocidas a través de versiones hechas por otros artistas: tal es el caso de «Jersey Girl», interpretada por Bruce Springsteen, «Ol' '55», por The Eagles, y «Downtown Train», por Rod Stewart, entre otros. En 2011, Waits ingresó como miembro del Salón de la Fama del Rock and Roll de manos de su compañero Neil Young.
Waits vive actualmente en Sonoma, California, con su esposa, Kathleen Brennan, y tiene tres hijos, Kellesimone, Casey y Sullivan.

  (Foto: Portada del disco Rain Dogs, de Tom Waits. Bio de Tom Waits tomada de Wikipedia)


(continuará)