Después vino lo de la tremenda presión en la garganta y la falta de aire en los pulmones.
Tuvo la certeza de que podía sentir la fina porosidad de las paredes y el tintineo de los filamentos del interior de la bombilla que oscilaba de forma siniestra por encima de su cabeza.
Y la falta de una presencia.
Abrió los ojos y comprobó que Fanny ya no estaba allí.
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